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miércoles, 19 de octubre de 2016

Los aviones de guerra vuelan bajo por Ujué.

¿Os imagináis un avión como éste pasando a toda pastilla a menos altura que las torres de Uxue?

Según parece, los pilotos de esos aparatos tienen prohibido volar por las proximidades de lugares habitados.
Pero a veces estos aviones pasan bramando por las cercanías de Ujué a menor altura que la que tiene el pueblo.
Esto comenzó a ser habitual cuando los cazabombarderos USA comenzaron a utilizar el polígono de tiro de las Bardenas. Los gringos estaban bombardeando Viet Nam desde 1955.
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Eramos unos mueticos cuando en Uxue vimos por primera vez pasar estos aviones sin tener que levantar la vista.

¿Os imagináis a unos aviones de guerra pasando por delante de las casas de más abajo de Ujué?

En el centro de la anterior foto, paralelo pero más abajo que el santuario, destacando en la última hilera de casas del pueblo, se distinguen las escuelas de Uxue. 
Edificio alargado de dos pisos, muro blanco con muchos ventanales y tejado rojo. Es donde se desarrollaron algunas de las vivencias que voy a contar hoy.
En la siguiente foto el edificio de las escuelas aparece en la margen inferior 


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Ujué años 50. Hubo un día en que estando en la escuela oímos un sonido infernal. Un rugido ensordecedor.
Algo así como un trueno largo, potente y cercano que hizo temblar el edificio y tintinear los cristales…
Todos los críos nos asomamos a los amplios ventanales de la escuela pero el avión que había producido aquel tremendo bramido ya estaba muy lejos…
Casi enseguida, vimos otro avión que parecía volar antes de su correspondiente ruido.. luego vino otro avión y otro….

Entre estupefactos y asustados comenzamos a chillar, pero nuestros gritos quedaron ahogados por el rugir de cada avión.
Aunque iban a una velocidad endiablada, pudimos verlos casi sin levantar la vista ya que pasaron a unos doscientos metros de nosotros a la par de las escuelas...

Ya habíamos visto antes este tipo de aviones pero volando a mucha más altura y soltando una estela blanca.
Ahora había sido a la altura de nuestra vista, en un vuelo encajado entre el pueblo y los cercanos montes de enfrente.
El resultado es que nos quedamos entre fascinados y amedrantados al haber presenciado tan de cerca el raudo y estruendoso vuelo de aquellos impresionantes reactores.

Luego, estando ya un poco más calmados, el maestro nos explicó que aquello que habíamos visto eran cazas, unos aviones que estaban diseñados para volar a mucha velocidad… a más velocidad que el mismo sonido… Que eran americanos de la base de Zaragoza y que desde hace poco tiempo venían a las Bardenas para hacer prácticas de vuelo, tirar bombas y ametrallar dianas, trincheras, siluetas de tanques...

La cosa es que el maestro acabó infundiéndonos más confusión, miedo y estupefacción al decirnos que aquellos aviones llevaban armamento y bombas de verdad...
Hasta hubo quien dijo en voz alta lo que algunos, o todos, estábamos pensando:"miá que si chocan contra el pueblo..."
¡Y encima, los de los aviones eran de un país de "mucho" lejos y andaban por aquí como Pedro por su casa!

Los estruendos al romper la barrera del sonido.
Otra vez, antes de entrar en la escuela, oímos el ruido lejano de uno de estos aviones y al mirar hacia el cielo comprobamos que volaba a buena altura ya que lo veíamos chiquitico.

De repente divisamos algo nunca visto: el avión cogió más velocidad, sacó una pompa rara detrás suya y enseguida nos llegó un sonoro estampido como si hubiera explotado… Tembló todo el pueblo. ¡Hasta los montes debieron temblar!

El maestro nos explicó que ese estampido era que el avión había roto la barrera del sonido, cosa que quiere decir que en ese momento comenzó a volar a más de 343 metros por segundo.

Lo del porqué de la pompa y del estampido no lo entendimos pero sí que la velocidad del sonido era de 343 metros por segundo..
O sea que en el tiempo de un abrir y cerrar de ojos el sonido es capaz de recorrer 343 metros... ¡y el avión todavía podía ser más rápido!

Así que sacamos cuentas: si después de ver aquella pompa, burbuja o humo raro que sacó el avión, hasta oír el estampido habían pasado cinco segundos… ¡el avión había roto la barrera del sonido a 1715 metros de distancia (o de más altura) de donde estábamos!
Anda que si el avión en vez de estar a 1715 metros rompe lo del sonido delante de la escuela... ¡nos hunde el pueblo solo con el estampido!
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(Más información sobre los efectos visual y sonoro al romper la barrera del sonido, pinchando aquí).
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Un vídeo donde se muestran varios aviones rompiendo la barrera del sonido: 
                        

Tengo que decir que los estampidos al romper la barrera del sonido que se aprecian en este vídeo están muy amortiguados y que en realidad son mucho más fuertes e impresionantes.
De eso somos testigo los habitantes de las zonas cercanas al polígono de tiro de las Bardenas.
A veces, y si el acelerón de rebasar la barrera del sonido lo hacen a kilómetros de altura, el estampido se puede oír en muchos km a la redonda.
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Día si y día también, los cazas volaban bajo por las proximidades de Ujué.
Los vuelos de los cazabombarderos se convirtieron en cosa cotidiana. Dicen que venían de otras bases americanas de Europa a practicar en las Bardenas…
Los aviones pasaban casi a diario. Se metían entre monte y monte siguiendo los barrancos. Iban y venían por donde les daba la gana...
Y a lo lejos, más allá de Santacara y Murillo el Fruto, se oían las explosiones de las bombas... .
Y cuando menos lo esperábamos, los estampidos de lo de la barrera del sonido nos sobresaltaban tanto o más que la primera vez.

Años 50 y 60. Los vuelos de los cazabombarderos no caían bien a la gente.

La gente del pueblo no estaba nada contenta. Todo quisque se sobresaltaba por el repentino y atronador ruido de los aviones que pasaban a una velocidad endiablada.
Gallinas, patos y animales de corral se ponían a correr despavoridos… los perros ladraban con saña.... los mulos se espantaban en plena faena de labrar ... las imprecaciones de la gente brotaban furiosas, rotundas...

Por aquel entonces nos empezaron a dar en la escuela una leche y un queso que habían traído los americanos. Leche y queso que a muchos nos producía "firrisguís" (diarrea) y a los demás no les gustaba nada de nada...

Pero eran tiempos de Franco. Las autoridades decían que los americanos estaban "pa defendernos", que Rusia había puesto aviones con bombas atómicas en media Europa, Cuba y en no sé cuántos sitios más… así que... ¡a estarse calladicos delante de los mandamases!

A mediados de los 60 ya había protestas en Navarra.
Y en los años 70 se protestó clara y enérgicamente contra los aviones USA que eran los que prácticamente y en solitario utilizaban el campo de tiro.
Rememorando aquellos tiempos en que los americanos machacaban Vietnam a bombazo limpio, me vienen a la memoria aquellas coplas que el cantautor Fermín Valencia popularizó:
(Nota: el audio no es muy bueno pero vale para recordar la música y poder cantar lo que sigue)
                                                                                                         

Llegan los americanos
A las Bardenas Reales
A practicar en el tiro
Con sus aviones mortales.
Asustan a los ganados
Con sus ruidos infernales
¿Quién me asegura que un día
No harán fuego en los hogares?

Llegan los americanos
Con centrales nucleares
A convertir los sembrados
En baldíos lodazales.
Que no nos quemen el trigo
Que maduren los tomates
Que hagan casas y hospitales
Que se lleven las centrales.

Llegan los americanos
A Chile a Palestina
A Nicaragua a Corea
A Vietnam a Indotxina
Siempre metidos en guerras
Matando  gente sencilla
No queremos esas paces
A costa de tantas vidas.

Que se lleven las centrales
No queremos su energía
Si no hay luz pondremos velas
Como mi abuela lo hacia.
Que nos dejen las Bardenas
Que así quedo Hiroshima
Allí antes de morir un niño
“Yanquis a casa” decía.
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¿Ha cambiado algo?
Los americanos se fueron de las base que tenían en Zaragoza. Era 1991. Pero seguimos igual.
El ejercito español es el que utiliza el polígono de tiro.... y los ejércitos de la OTAN en Europa... por lo que se puede decir que seguimos igual... 

De vez en cuando nos enteramos de algún que otro incidente ocasionado en sus maniobras... 
Ha habido pilotos muertos, aviones estrellados... caída de bombas y objetos fuera del polígono... el piloto de uno de esos aviones cayó en término de Uxue allá por 1980...

Munición radiactiva.
 Antes de que Occidente invadiera por la primera vez Irak, nos enteramos que los aviones de la OTAN se entrenaron en las Bardenas haciendo pruebas de tiro con municiones de uranio empobrecido, pero radiactivo, que aquí se queda.

Los EE. UU. han utilizando munición de uranio empobrecido en los ataques que llevaron a cabo contra Yugoslavia e Irak. 
Se dice que contra Libia también utilizaron este tipo de munición. (ver aquí)

El poligono de tiro de las Bardenas se sigue utilizando actualmente.
Los malpensados dicen que tras unas maniobras con muchos aviones en el polígono de tiro de las Bardenas se avecina algún "fregau" en el que tomarán parte.

A día de hoy seguimos viendo y oyendo pasar a los cazabombarderos muy cerca de nuestro pueblo. Tanto de día como de noche.
Y de vez en cuando (la última vez la semana pasada) oímos el estruendo de alguno de ellos rebasando la barrera del sonido... 
¡A ver si desmantelan el polígono de tiro de una puñetera vez!
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Después de lo leído.. ¿Qué os parece que la luz de aviso de riesgo para la navegación aérea que instalaron en la torre de Uxue no funcione desde el 2009? Pinchad en este enlace para enteraros.
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NOTA FINAL.
Os recomiendo pinchar en los siguientes enlaces para repasar la historia del polígono de tiro de las Bardenas Reales:
- Wikipedia

- Ecologistas en acción
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jueves, 25 de diciembre de 2014

Ujué. Nostalgias navideñas. Nochebuena en el corral.

A los que desde hace años peinamos canas, se nos agolpan los recuerdos nostálgicos en Navidad. 

Recuerdo aquellas navidades, siendo yo un muetico y años antes de que mi progenitor comenzase a ejercer de sacristán.  

Mi padre en cuanto hombre del campo, sacaba el sustento trabajando para "otri" como peón para quien lo pidiese (podando, injertando, segando, vendimiando...  de sepulturero cuando alguien fallecía, de peón de albañil y retejador de mas de un tejado) compaginándolo todo con la huertica de Basandia, la viña de Aliaga y lo que sembraba en las pocas piezas que tenia a su nombre.

Se acercaba la Nochebuena y en casa no había ni un duro. Mi padre me envió a cierta casa grande del pueblo a ver si le pagaban unos jornales que le debían desde octubre, por la vendimia...
Los de aquella casa, que se las daban de señorones, vinieron a saldar lo que le debían justo el día veinticuatro de diciembre y pudimos comprar un conejo, turrón y castañas para cenar.

Recuerdo aquellas otras navidades de 1983 en que mi tía, la que me crió desde que murió mi madre, pasó su última y fatal enfermedad en el hospital...  Murió el 28 de enero y la enterramos al día siguiente, víspera de mi cumpleaños...

Y recuerdo la nochebuena de 1984, mi padre y yo cenando solos, acordándonos de la tía... Cierro los ojos y todavía creo escuchar el soliloquio de mi padre rememorando navidades aciagas...  
Entre las peores, aquellas que pasó en las trincheras cuando la guerra...  y el recuerdo de lo alto que tiró la lata de sardinas, única y esmirriada cena que les dieron en la noche de Navidad...

También recuerdo con pena y tristeza las últimas navidades de mi padre, decrépito y enfermo, y aquel día de Reyes del año 2001 en que murió...

                                         .................................

LAS NAVIDADES EN EL CAMPO.
Todos hemos oído a nuestros mayores como tuvieron que quedarse en el campo alguna que otra noche de Navidad.
En una charla con el también ujuetarra Gaudencio Remón, estuvimos recordando la costumbre de guardar fuego en la noche de Navidad para que se calentara el Niño. 
(Ver aquí mi articulo sobre subilaros y porrondocos que trata de esa costumbre)

Gaudencio recordó una poesía suya publicada en el libro "El Romancero del Campo" el año 2001 en que se recuerda una nochebuena pasada en el corral junto a un pastor.... 
Casi al final del poema se menciona la hoguera "para que seque la Virgen los pañales del Meón"

No me resisto a copiar el poema, que recomiendo leer con atención. 
Refleja la manera en que vivían los ujuetarras en todos y cada uno de los más de doscientos corrales que había por el término municipal.

El relato de la circunstancia, y de lo cenado en esta nochebuena que Remón versifica, es muy parecido a los que muchos de nuestros antepasados nos contaban diciendo que alguna vez, y en estas fechas, tuvieron que quedarse en el corral, sin poder venir al pueblo.

UJUÉ. NOCHEBUENA EN EL CORRAL. 
Gaudencio Remón Berrade.

Belén nos trajo la nieve
Y nos asustó la voz.
Amaneció el veinticuatro
Blanco como un camisón,
La Virgen se fue de picos
El Romancero del campo
dedicado a Ujué.
Y el Niño nos la jugó.
¡Qué a destiempo la nevada!
¡Qué blanca desilusión!
En el corral nos quedamos
Todo quisque y el pastor.

Nochebuena, cenabuena,
Sobre candil y fogón,
Se arrinconaron tristuras
Y nadie la perdonó.
Sopas de leche de cabra,
Migas de sebo y sabor,
Culestro con miel ¿y vino?
¡Vuelta al aire el garrafón!.
Almendrucos para postre,
Y entre tragos de arrebol,
La noche nos fue cubriendo
Con pesebre de mantón.

Dulce música de nieve
La luna del ruiseñor.
La paja vela los sueños:
Grandes hogueras de sol
Para que seque la Virgen
Los pañales del Meón.

Nochebuena, cenabuena
De cabrero y labrador.
El Niño que ya se duerme,
El Niño ya se durmió.
................

Otros artículos sobre estas fechas navideñas que reflejan antiguas creencias precristianas.
Pinchad en cada enlace para acceder a ellos:

- Solsticio de invierno. El Sol Invictus o Nuevo Sol, Eguberria: tradiciones que vienen de muy antiguo.

- Ur goiena, ur barrena: Un rito tradicional de Navarra para comenzar el nuevo año.

lunes, 10 de noviembre de 2014

Funerales, tiempo de duelo, día de difuntos y novena a las almas del Purgatorio.

Propiciado por estos primeros días de noviembre dedicados a la memoria de nuestros difuntos y a la costumbre de visitar el cementerio, me viene a la memoria aquellos tiempos de cuando niño.

Interior del cementerio de Ujué
No sé por dónde empezar mi relato. Si contando lo que era la novena a las almas del Purgatorio o por lo relativo a lo que recuerdo de las defunciones y funerales que ocurrían durante todo el año.
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El Viático.
Ya adivinábamos que algo no iba bien cuando oíamos tocar a Viático. Y es que el Viático se administraba a los moribundos.

Viático. Cuadro de Javier Ciga.

Previo toque de campanas se avisaba al vecindario y el cura acudía revestido a casa del enfermo portando la comunión y los santos óleos.
Abría la comitiva un monaguillo tocando una campanilla y al cura le seguía la feligresía.
Llegados a casa de la persona enferma se le confesaba, se le daba la comunión y se le daba la extremaunción,

El cura solía volver cuando el enfermo entraba en agonía a rezarle las recomendaciones del alma como ayuda para el buen morir.

La defunción.
Con solo oír que las campanas tocaban a muerto (treinta y tres si el difunto era un hombre, treinta y dos si era mujer) ya sabíamos que se había producido una defunción
Cuando ocurría algún mortichuelo (la muerte de algún niño o niña de corta edad) era el tañido de dos de las campanas chiquitas el que nos ponía la piel de gallina.

La mandaresa. La gobernanta.
Así se le llamaba en Ujué a la mujer del pueblo que en representación de la familia mediaba con el ayuntamiento, juzgado y parroquia para que el papeleo y las ceremonias del funeral y entierro transcurrieran debidamente.
La mandaresa también recogía la limosna que daban los vecinos en cada caso de defunción para invertirla en misas.

Mientras la mandaresa hacia su labor, los familiares más directos de la persona fallecida podían hacerse cargo de que en casa transcurriera todo bien: desde atender a la gente que acudía a dar el pésame y a rezar en el velatorio, hasta la preparación de comida y cama a los familiares que pudieran venir de otros pueblos.

Las últimas mandaresas o gobernantas que ejercieron en Uxue fueron la Jesús y la Avelina. personas que también fueron conocidas por mantener en sus casas sendas "escuelicas" o guarderías infantiles en donde se enseñaban canciones religiosas y distintos rezos.

 La vigilia o velatorio.
 Velatorio. Cuadro de Julio Romero de Torres
Tras la defunción de alguien, el vecindario pasaba la noche en vela en casa del difunto y se rezaban ante el cadáver rosario tras rosario y más y más oraciones por la salvación de su alma.
Como ayuda para pasar la noche en vela, la familia solía sacar café, pastas y algún licor.

La procesión fúnebre.
El funeral y entierro eran por las mañanas. El traslado desde el domicilio del difunto a la iglesia se realizaba en ordenada procesión en la que participaba todo el pueblo.
El ataúd, y los cirios que le acompañaban, era llevado por hombres de la familia de la persona fallecida.
Mientras el traslado del cadáver a la iglesia -párroco con capa negra, cánticos del clero en latín- las campanas tocaban especial.. muy lúgubres.. como llorando…
Si el difunto era cofrade de la Hermandad de la Vera Cruz, una persona llevaba delante del ataúd la bandera negra de dicha Cofradía.

El funeral.
Los funerales eran algo tremendo. Creo recordar que allá por los años 50 el cadáver se quedaba en el atrio de la iglesia pero mis recuerdos son de cuando colocaban al difunto dentro de la iglesia, encima de un catafalco, rodeado de enormes candelabros con gruesos cirios encendidos.

Antes de la misa el coro cantaba un largo repertorio en latín… … 
Según quien era el difunto (y el dispendio que la familia podía sufragar) el funeral era de primera, segunda o tercera…
En los funerales de primera además del celebrante principal oficiaban también un diacono y un subdiácono y el coro pasaba más tiempo cantando...

Luego de misa, el féretro era llevado al cementerio a hombros de los hombres de la familia utilizando para ello un ballarte (parihuela). En tiempos hubo carro de difuntos.

Inhumación.
Ya en el camposanto, más rezos y antes de descender el cadáver a la fosa se retiraba el Santocristo del ataúd para dárselo a la familia.
Hay casas en que se guardan seis, ocho y más crucifijos de ataúd: El del abuelo, el de la abuela, el del padre, la madre.. etc

Refección.
Hubo una época en que, tras el entierro, el clero, vecinos y familiares del difunto iban a comer a casa del fallecido.
Aunque la palabra refección significa "alimento moderado para reparar fuerzas", la refección del día del funeral suponía un gran gasto para las familias.

Recordatorios.
Tras el día de las exequias, algo que quedaba por hacer era lo del recordatorio; Una estampica  con un texto recordando al difunto, una foto por un lado y una oración por el otro, que se entregaba a los familiares y allegados sin olvidarse de nadie..

El tiempo de duelo. Ir de luto.
Los familiares directos de la persona fallecida debían de guardar duelo. Estar de duelo impedía ir al bar, al baile.... y salir en fiestas.

En cuanto al vestir había que ir de luto. Las mujeres iban de riguroso negro… mientras que los hombres llevaban un brazalete negro cosido a la chaqueta, jersey o al gabán,  Últimamente valía con ponerse un botón forrado de negro en la solapa.

La duración del duelo y del luto dependía del grado de parentesco que se tenía con el difunto.
Si el parentesco era de primer grado, el periodo de luto era de tres años... Pasados dos años ya se permitía aliviar el luto, es decir combinar el negro con los colores blanco, lila o el morado, ..... aunque hubo viudas que vistieron totalmente de negro toda su vida..


Una persona demostraba estar de luto hasta al enviar una carta a alguien: Los sobres y el papel para el texto tenían una orla negra alrededor..


Misas y rosarios en sufragio de los difuntos.
Tras el día del funeral venia la costumbre de ir por las tardes a casa del difunto durante los siguientes nueve días para rezar el rosario.

Había casas pudientes que cuando moría alguien de su familia solía encargar 30 misas (una al día durante un mes) para lograr la salvación eterna de la persona fallecida.

Pero en Uxue lo más normal era que, tras el funeral y entierro, la familia del difunto encargase una misa cada mes hasta cumplirse el año del deceso, momento en que se decía otra misa solemne de aniversario.
Por lo general eran las mujeres de la casa las que se encargaban de hablar con el cura para estos menesteres.

Nadie osaba romper esta tradición: ¿Qué dirían si después del funeral de tu mujer o marido, padre o madre no les dices una misa cada mes del primer año?
Y es que era notorio para quien había sido la misa por la presencia de quien la había encargado junto al cura cuando éste rezaba los responsos.

Además, la que había encargado la misa avisaba previamente a la parentela: Que la misa de mañana es p´al padre, pa la madre... etc

Ni que decir tiene que por cada funeral, aniversario y misa que se encargaba había que pagar al cura un estipendio.

Aparte de las misas mensuales y la del aniversario de la muerte de un familiar, las buenas feligresas solían pasar por la sacristía para encargar una misa por cualquier motivo: para el día en que su familiar cumplía los años o para el día en que sus difuntos padres se casaron.... sin importar que hubieran pasado años y años de la muerte del difunto recomendado.

Los responsos de después de misa.
Tras cada misa celebrada en favor del alma de alguien, el cura celebrante se ponía a rezar responsos dentro del presbiterio, en la columna de entre el ábside principal y el de la izquierda, mientras los fieles iban echando unas monedicas al cepillo que un monaguillo sostenía…
Si los familiares (casi siempre mujeres) comenzaban una nueva ronda echando más monedas, el cura seguía con sus responsos…

Esta costumbre de los responsos acabó cuando lo del Concilio Vaticano II. Pero lo de encargar misas (con el sabido estipendio) todavía pervive….
Menos mal que, según la Iglesia, Cristo murió una sola vez y por todos….

EL MIEDO A SER CASTIGADO EN EL MÁS ALLÁ. LA NOVENA A LAS ALMAS DEL PURGATORIO.
Recuerdo que cuando teníamos cinco o seis años ya recibíamos lecciones de catecismo. 
Mas o menos a esa edad empezaron a decirnos lo que era el pecado mortal… a advertirnos del riesgo de morirse en pecado mortal… y de las terribles penas que pasaban los condenados al infierno…

También nos dijeron que existía el Purgatorio donde los que habían muerto con pecadillos de poca monta debían pasar un tiempo hasta purificarse… 
Decían que, al igual que en el infierno, allá en el Purgatorio también se sufría el calor de unas terribles llamas hasta que las almas quedaban purificadas…

Y en ese terrible lugar, unos difuntos debían pasar más tiempo que otros dependiendo de cuantos pecados veniales había cometido cada uno..

Por si fuera poco, era creencia que si cometías tres pecados veniales se convertían en uno mortal por lo que más de un niño pasó noches sin pegar ojo por miedo a morirse e ir al infierno..

Desasosiegos de huérfano: ¿Mi madre estaba en el Cielo o en el Purgatorio?
Una fatídica tarde de julio de 1956, cuando yo tenía tres años, noté un revuelo especial a mi alrededor.  
A mi madre le pasaba algo…  y a nuestra casa acudieron médico, practicante, parientes, vecinos… 
En medio de aquel barullo la tía Joaquina, hermana de mi padre, me agarró de la mano y me llevó a su casa. 
A los días de estar con la tía me dijeron que mi mamá se había ido al Cielo y que no la iba a volver a ver más…
Había tenido dos hermanicas pero solo una sobrevivió al nacimiento y mi mamá también murió al traerlas al mundo…

Mi padre viajó unas cuantas veces a Pamplona a visitar a la hermanica sobreviviente pero ella también murió en la Maternidad …
Cada año, llegado el día de Todos los Santos, mi padre viajaba a Pamplona para visitar la tumba de mi madre.. y la de mis hermanicas….

Creo que mi infancia no fue muy distinta a la de mis coetáneos, salvo que yo era consciente que ellos tenían mamá y yo no … aunque siempre tuve a mi lado a la tía Joaquina que dedicó toda su vida a cuidarme, desviviéndose por mi…

Ya con siete años, a punto de recibir la primera comunión, recuerdo que me dijeron que debía rezar por mi madre..
Y se encendió en mí una terrible incertidumbre: ¿Es que mi madre estaba en el Purgatorio?
Fue la tía Joaquina quien me sacó de dudas: No debía rezar por mi madre, sino a mi madre ya que ella estaba en el Cielo…con mis hermanicas…



FOTO: La Virgen del Carmen en los Cielos y dos ángeles que rescatan almas del Purgatorio.

Según los carmelitas, tener devoción a la Virgen del Carmen y llevar su escapulario en la hora de la muerte es garantía de una corta estancia en el Purgatorio.
Ver aquí



DÍA DE DIFUNTOS Y NOVENA A LAS ALMAS DEL PURGATORIO
Cuando llegaba noviembre y el día de difuntos, aunque niños, también íbamos al cementerio de Ujué… donde veíamos a gente llorando… pero como ni mi madre ni mis hermanicas estaban en ese cementerio…

Luego, a las tardes y hasta el 10 de noviembre, se celebraba en la iglesia (y se sigue celebrando) la novena a las Benditas almas del Purgatorio.
Allá detrás de los bancos y delante del coro plantaban el catafalco que era un túmulo en el que se representaba un negro ataúd encima de un estrado revestido de telas negras, rodeado de tremendos candelabros de color negro..

En las lecturas de la novena se relataban los padecimientos que pasaban las almas del purgatorio y nos decían que con nuestros rezos podíamos aliviar y acortar su estancia en aquel lugar…

Los cánticos que se entonaban eran tétricos, sobre todo uno que llamaban "los lamentos de las almas del purgatorio". El responso final en latín encogía el ánimo..

Y en nuestra alma infantil quedaba la impresión de que había que ser muy pero que muy santo para no tener que pasar por el purgatorio… ya que por cualquier pecado venial….. allá podías ir tú también.
Así que, había que rezar.. rezar mucho pa librarse del Purgatorio.. y pa que los que allá estaban pudieran subir enseguida al Cielo...
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Enlaces para saber mas: 
- Sobre las misas por los difuntos   
- Sobre la práctica funeraria - Gran Enciclopedia Navarra-
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domingo, 26 de octubre de 2014

Mes de Octubre en Ujué. Recuerdos de niñez.

Octubre en Ujué. 
En esta noche del ultimo sábado de octubre en que al atrasar los relojes, tenemos una hora más, decido dedicarla a recordar y escribir sobre como se vivía este mes en Ujué, allá cuando éramos muetes, hace más de cincuenta años.

Recuerdos que me hacen revivir aquellas fiestas pequeñas de Octubre que se celebraban el día 15 y siguientes rememorando aquel milagro de que la la imagen de la Virgen de Uxue se salvara de un incendio que destruyó su altar allá en 1616.

Recuerdos de aquel escándalo que se armó cuando un alcalde se atrevió a trasladar las fiestas chiquitas al 15 de mayo porque octubre era tiempo de vendimia... ¡Sin consultarlo con el cura!

Claro que aquel alcalde ya había empezado algo antes a dar permisos para trabajar en domingo, cosa reservada al párroco… (Si exhibías ese permiso la Guarda Civil no te multaba por trabajar en domingo)

Mes de octubre en el que todo buen cristiano madrugaba para asistir a la procesión del rosario que durante todos los días del mes, y antes de que saliese el sol, se hacía por las calles del pueblo….

Aquellas avemarías cantadas al unisono por los procesionantes. Aquellos cánticos de "Viva Maria, viva el Rosario"..,  que hacían despertar a los muy niños, a los muy ancianos y a los indolentes que que ni madrugaban ni querían asistir al Rosario de la Aurora.
Ya advertía de esta tentación una de las letrillas. "el demonio a la oreja/ te esta diciendo/ no vayas al rosario/ sigue durmiendo..."

Mes de octubre, mes de vendimia. Un mes en el que en la escuela se producía un notable absentismo… Hasta los más pequeños -terrera y hocete, cuerpos encorvados- debían ir a vendimiar…

Atardeceres de octubre cuando nos acercábamos a las inmediaciones de la bodega cooperativa para ver cómo se traía a lomos de las caballerías -machos, mulas, yeguas, caballos, asnos y burras- aquellos cuévanos llenos de uvas…

¡Que animación! ... Reatas, carros, arrieros… ¡Qué de voces!: ¡arre, so!.. ¡Qué de relinchos las caballerías! ¡Qué de rebuznos los pollinos al detectar burricas en celo!..

Mes de octubre en el que también se recogían los almendrucos, las nueces… los higos.. la miel..
¡Y qué rica esa miel recién destilada de su panal!..  ¡Y qué arrope más rico cociendo el aguamiel!… ¡Y qué mostillos tras cocer el mosto de las uvas!

Finales de octubre en que se constataba que los días eran cada vez más cortos y frescos...
Melancólica estampa de chopos amarillentos, de robles que se ponen rojos... de árboles que ya sueltan sus hojas…

Y en ventanas y balcones ristras rojas de pimientos puestas al sol... En las cocinas trajín artesano para triturar el tomate y meterlo por el estrecho cuello de las botellas...
Hilos de uvas colgando de las maderas de las falsas.. Higos puestos a secar... Tinajillas llenas de aquel delicioso dulce de higos que luego comeríamos extendido en grandes rebanadas de pan.....

Mes de octubre en el que las lluvias y las primeras boiras, las primeras nieblas, hacían (y hacen) su presencia… 
Tiempo de labranza, mula y arado. Cuadrillas de sembradores, a pie por los labrados saco en ristre, echando a voleo las semillas con sus manos .. 
La leña para pasar el invierno apilada en cada casa…

Tiempo en que si llueve y hace buena temperatura hay setas, de ilarraka, de hondón de chopo.. de cardo....

Mes en el que los cazadores, escopeta en ristre, salían al campo para traer colgando de la cintura algún que otro conejo, alguna perdiz o paloma....
Las grullas volando hacia el sur huyendo del frío que se avecina...

Mes de octubre en que se reavivan las nostalgias… Prueba de ello son los renglones que acabas de leer.. escritos en la noche larga del cambio a horario invernal...
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lunes, 3 de octubre de 2011

El toque de “téntere nublo” en Ujué.

El día 23 de setiembre del 2011 hubo en Pamplona un evento muy especial para celebrar la finalización de las obras de restauración en la fachada de la catedral: Un concierto en el que tomó parte la capilla de música de la catedral y sonaron todas las campanas.
El acto congregó una gran cantidad de gente en el atrio y calles adyacentes

Estuve presente entre todo aquel gentío. Y al oír los toques de difuntos y sobre todo el de "téntere nublo" que interpretaron los campaneros, no pude menos que acordarme de mi padre que fue sacristán y campanero en Ujué.
En esa concatenación de ideas recordé que el día anterior se mencionaba en la prensa que en las torres de la catedral de Pamplona “algunos campaneros murieron fulminados" a causa de los rayos.
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FOTO: Torre campanario de Uxue.

El campanero de Ujué y las tormentas.
Los nubláus en Ujué suelen ser espectaculares. Cuando vivíamos en la casa del sacristán apegada al torreón grande, observé infinidad de veces cómo se formaban las tormentas allá lejos en la Ribera y como poco a poco se iban acercando…
Vi muchas veces aquellos tremendos nubarrones cargados de ruidosa electricidad y oí el chasquido resplandeciente y ensordecedor de más de un rayo chocando contra el pararrayos de la torre sito a quince metros sobre mi cabeza haciéndome sentir pequeño, ínfimo, insignificante ante el poder de la naturaleza.

Pero sin lugar a dudas los nubláus más terroríficos que he vivido son los que pasé cuando era un mocé de cinco o siete años.
Era cuando todavía vivía en casa de la tía Joaquina, que me cuidó desde que murió mi madre.
¡Qué miedo y terror cuando el estampido del rayo, el resplandor de los relámpagos, los truenos, la fúrbula (viento huracanado) el pedrisco y el diluviar se enseñoreaban de todo!

Desde la ventana de casa la tía Joaquina se veía el campanario de Ujué y allá, en lo más furibundo de la tormenta a Fausto, el sacristán de entonces. intentando que las campanas se oyeran en medio de aquel espanto de destellos y estruendos. 
Con las dos grandes hacía sonar el "tente nublo". A veces hacia voltear una de ellas....
¡Creían que con las ondas sonoras de estas campanas se podía romper y disipar las malas nubes!

Yo, asustado por el continuo fragor de relámpagos, truenos, viento y agua solía correr a refugiarme en el regazo de la tía Joaquina.
En tales momentos, ella me abrazaba y se ponía a rezar fervientemente aquello de “Santo Dios, santo fuerte santo inmortal, líbranos Señor de todo mal” con lo que, al verla tan angustiada, mi espanto aumentaba todavía más.
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De cuando mi padre se negó a tocar a "nubláu".
Llegó el año 1964. Un buen día mi padre, José Miguel, aceptó el cargo de sacristán y campanero y nos trasladamos a vivir allá, a la casa de en lo más alto del pueblo quince metros debajo del campanario.

El trabajo de sacristán consistía en abrir y cerrar la iglesia, atender la sacristía y todos los oficios religiosos, tener todo limpio y en orden y atender a los devotos y visitantes que llegaban cada día.

En lo que a campanero se refiere: dar cuerda al reloj de la torre todos los días, dar los toques del alba, del ángelus al mediodía y el del anochecer...  Dar los toques previos a todas las misas y tocar a “sagra” en el momento de la Consagración de la Misa mayor, "pa que se oyera por t´ol pueblo"....

Había que tocar las campanas grandes en la víspera de los domingos y a la vez se bandeaban las pequeñas si el día de fiesta era de suma importancia.
Con las campanas pequeñas se tocaba a Viático cuando había que llevar la comunión y la extremaunción a un enfermo.
Cuando alguien moría había varios toques diferenciando si era hombre o mujer. Si el muerto era un niño había un repique llamado de “mortichuelo” con dos de las campanas pequeñas.
Mientras se trasladaba al difunto hacia la iglesia para hacerle el funeral también había otro toque muy triste y parsimonioso tañendo las cinco campanas…

En caso de incendio se tocaba a rebato con las dos campanas grandes.
En las bodas al salir los novios de la iglesia también había un repique especial con las grandes.
En los toques y repiques a misa también se diferenciaba los de entre semana y los dominicales, los de a misa Mayor y los de a misa normal.
Por la tarde se daban los tres toques para el Rosario.
También se volteaban las campanas en bandeo durante las procesiones.

Y también existía el toque de “téntere nublo” que según creencia popular servía para disipar las tormentas.
Aquí es donde a mi padre se le trabó lo de ser campanero.
Admitía que las campanas grandes podían romper las malas nubes pero el temor a las tormentas (que también eran cosa de Dios) era mayor que su creencia en toques y campanas.

Así que, nada mas empezar de sacristán, se le ponían los pelos de punta sabiendo que llegaría el día en que habría tormenta y debería tocar "a nublau”.
Solo la idea de tener que subir al campanario en medio de una tormenta lo paralizaba de terror.

Llegó el verano y los primeros truenos.
La excusa, a puro de rumiarla durante meses, resultó fácil: El toque de téntere nublo era un toque de servicio público. Por lo tanto -según mi padre- debería ser sufragado por el ayuntamiento.

Y como cuando empezó de sacristán y habló de las condiciones con el cura, no se mencionó la obligación de tocar a “nublau” y dado que tal cosa no estaba escrita ni estipulada en ningún sitio, era fácil negarse.
Y se negó a tocar "a nublau". Y rezó para que ni al ayuntamiento ni a la parroquia se les ocurriese instituir una paga que le obligase a ello.

Llegó el primer nublau. Y las campanas se mantuvieron mudas.
Fueron tremendas las críticas que recibió el bueno de José Miguel. Y las puyas que me lanzaron los demás muetes de la escuela a causa de que mi padre no tocara a nubláu, fueron de aúpa.
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En medio de aquella situación ocurrió algo que vino en la prensa y que dijeron en la "arradio": Un campanero murió fulminado cuando tocaba el tente nublo en un pueblo de Zaragoza.

-¿Que queréis que se toque a nublau? Pues subir vosotros a la torre. ¡Hale!, Ya os dejo las llaves -decía mi padre - Mirar lo que le ha pasáu al campanero de ese pueblo -proseguía- .
Ni que decir tiene que nadie se atrevía a subir al campanario tras oír semejantes razones.

El yoduro de plata.
Justo en aquellos tiempos llegó al pueblo un nuevo adelanto, un milagro de la ciencia:
A Sabino el guarda se le trajo una estufa, carbón y un mineral que llamaban yoduro de plata.
Le dijeron que estuviese atento a la radio a tal hora y si el locutor avisaba que había riesgo de tormenta con granizo, que encendiera la estufa en el Castillazo y que echara yoduro al fuego... y con el humillo resultante, pues que ya no habría pedrisco.

La gente llana del pueblo quedó confusa: ¡Querían hacer desaparecer las tormentas con una estufa!.... ¡Ni que fueran dioses!…

Mi padre encantado. Si apedreaba ya no era responsabilidad suya por no tocar las campanas…

Al parecer la gente no debía tener mucha fe en lo de las campanas.
O quizás a causa de que ya no se tocaba a nubláu conservaban en uso otros métodos para protegerse de las tormentas y del pedrisco:
En la ventana de cada casa, y a veces hasta en los sembrados, lucía el ramo bendecido de la procesión del domingo de ramos...
Y en cuanto empezaba a tronar se volvía a encender el cacho de vela que había sobrado tras arder ante el Santísimo en jueves y viernes santo.

Claro que en Ujué también había algún descreído que ya empezaba a pagar seguros agrícolas diciendo que con ramos o sin ramos, con campanas o sin campanas, con yoduro o sin él siempre apedreaba.
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NOTA FINAL
Allá por 1987, veintitrés años más tarde de que mi padre empezase como sacristán y campanero, llegó a nuestras manos un trabajo de Jose Mª Jimeno Jurio titulado "Ritos de primavera y verano".

En él se menciona la costumbre de tocar a téntere nublo y los siete muertos que hubo en Corella cuando volteaban las campanas durante un nublau... lo de otro muerto tocando a téntere nublo en la torre de Lerga... otro en la de Aibar... un muerto estando tocando a nubláu en Petilla de Aragón en tiempos de Ramón y Cajal...

Mi padre se lamentó por no haber tenido antes ese librico, ya que años atrás podía haberle sido de gran utilidad a la hora de argumentar su pavor y su negativa a subir a la torre a tocar a nubláu.
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jueves, 8 de septiembre de 2011

El pré que me daban en fiestas y los métodos para conseguir unas ochenas más.

El pré. Así se le llamaba en Ujué a la paga que nos daban nuestros padres los domingos y días de fiesta. Esta palabra es, o era usual, en los pueblos de la comarca. 
De ahí una coplilla que dicen que cantaba un mocico de Beire:
"Que negro que viene
El nublau por Ujué
Así pone mi madre la cara
Cuando le pido el pré".

Pero remontémonos al Ujué de mi infancia. A cuando yo teniay cinco o seis años.
Tras quedarme huérfano de madre vivía en casa de la tía Joaquina, hermana de mi padre que todavía no era sacristán.
No teníamos muchas tierras que sembrar. Mi padre pasaba más tiempo trabajando “pautri” (para otros) que en las piezas de su propiedad.

Cuando yo eray el mocé que veis en la foto, en casa pasábamos necesidad, pero lo que se dice hambre hambre... puedo decir que no pasé nunca hambre.
Si había que llenar el estómago siempre había algo que llevarse a la boca. ¡Hasta ancinas (bellotas) llegué a comer, que bien ricas que eran crudas o asadas al rescoldo del hogaril!

En casa no se veía un céntimo. La cosa era parecida en tol pueblo. El dinero en efectivo escaseaba.

En nuestra casa, y hasta en muchas que andaban mejor que en la nuestra, se recurría al trueque para conseguir muchos alimentos básicos:
Algún pollo, o algún pichón, o unos huevos se cambiaban en las tiendas por azúcar o garbanzos; la caza (conejos, perdices) por patatas, o por lentejas, o por bisaltos… o por dinero pa poder comprar ropa.
La miel se cambiaba entre vecinos por aceite o por alubias...

En las fiestas de septiembre no faltaban cosas buenas que comer:
El caldo del cocido con fideos, los garbanzos con berza, la carne del cocido aliñada con tomate y pimentos... Pollo asau… que no comíamos uno en tol año pero alguno se guardaba pa fiestas... Ensalada y costillas de cordero al sarmiento....

La carne que se comía en fiestas era la que te daba el carnicero a cambio del cabrito que todos los años se criaba en casa.
Casi todas las familias tenían una o dos cabras que se llevaban a diario a la cabrería municipal pa que Manolo el del Currillo las sacara al campo a pastar... 
Aquella leche, aquellas natillas…. ¡ ay que ricas!…

Aquellas madalenas que le daban las vecinas a la tía Joaquina a cambio de dejarles cocer unas docenas al horno cuando hacíamos pan en casa… aquellas cascarañas...
Los tomates, el melón, la sandia, los melocotones de la huerta de Basandía... los higos de Astuciaga... Sobre el pan de las meriendas dulce de higos, mostillo, arrope, miel, dulce de membrillo...

En fiestas, los críos como yo, con el buche lleno y con unas ochenas de pré teníamos más que suficiente. 
(A los jóvenes que me leéis os diré que  la moneda de ochena equivalía a diez céntimos de peseta. 
A una ochena también le llamábamos un ocho. 
También había otra moneda más chiquitica, de cinco céntimos que se llamaba cuatrena o un cuatro.)


Moneda de diez céntimos. Ochena.

Por supuesto que aparte de los ochos y de los cuatros que nos daban en casa esperábamos que alguno de nuestros tíos o tías del pueblo tuviera un momento de dadivosidad y nos diera también el pré, que al fin y al cabo eran fiestas.
Con los centimicos que nos daban corríamos al carrico de Rufino o a casa la Basi y casi siempre comprábamos lo mismo: Uno o dos caramelos aquellos de marca Lobi, una zara (regaliz )... o aquellas gaseosicas en polvo que venían en unos sobres y que echabas en la mano pa chuparlas con la lengua…

Una manera de conseguir algún cuatro o algún ocho de más era estar en el frontón y cuando a algún jugador se le escapaba la pelota furrustra abajo por la aldabea, salir corriendo tras ella que igual cuando la devolvías te daban alguna moneda. Y como en fiestas todos los días y a todas las horas había partidos en el frontón…
Los pelotaris también podían mandarte a casa Zubiri a que les trajeras un porrón de cerveza con gaseosa… y también te solían dar algo: algún cuatro, algún ocho...

Otra manera de conseguir incluso hasta alguna pesetica era participar en los juegos de la plaza. 
Uno de ellos consistía en que ponían una soga entre el balcón de casa Bartolo y la ventana de casa la Julia que están cara a cara y de esa soga colgaban pucheros. Pucheros de barro.
¿Y que había en los pucheros? Pues en unos dinero, en otros caramelos y en otros.. ¡Solo agua!

Te tapaban los ojos, te hacían dar unas vueltas pa desorientarte y te ponían una estaca en la mano pa ver si le dabas a algún puchero…
El puñetero aguacil, o alguno de los que estaban organizando movían la soga de los pucheros parriba y pabajo… y tú tratabas de acertar…

La cosa era no perder la calma e ir despacio intentando encontrar un puchero con la estaca así bonicamente, con suavidad, y si lo localizabas y nadie movía la soga pues intentabas dar un golpe fuerte y ¡zas!… ¡puchero roto!
Ya podías andar rápido porque entre que soltabas el garrote, te quitabas el pañuelo que te tapaba los ojos y te querías fijar por donde andaba el botín, los demás muetes y muetas ya estaban recogiendo lo que tú habías conseguido…

Era más seguro el premio del juego de los barreños. 
Ahí íbamos de uno en uno intentando recoger con la boca las pesetas que echaban en un barreño lleno de agua. ¡Y mira que es difícil coger con los morros una moneda plana sobre el fondo plano de un barreño!...
Pues nada, te hacían poner los brazos tras la espalda y hale.. ¡A meter toda la cabeza!.
Si conseguías coger una moneda podías pasar al siguiente juego que era parecido… Pero ¡en un barreño lleno de harina!

¡Qué risotadas soltaba el personal! Metías la cabeza toavía mojada en la harina buscando desesperadamente esa peseta con la que te podías comprar hasta una botellica de gaseosa en Casa la Julia o en Casa Tomás y…. te quedabas con toda la harina apegada que luego no podías ni abrir los ojos… ¡Ah! Eso sí: La gente se reía mucho.

Otros juegos con premio eran los de la carrera de sacos... o el de ir con una cuchara en la boca y en la cuchara un huevo… o la de correr a la chánguila (a la pata coja) toda la plaza..


Menos mal que no necesitábamos mucho pré pa pasarlo bien. 
Lo nuestro era jugar y correr. Ir con los músicos en las dianas de la mañana… ver el ambiente de la plaza, del frontón… ver las carreras que hacían hasta la Cruz, estar en la ronda de los músicos y los mozos por la tarde…
Ver qué hacían “los borrachos” que así les llamábamos a los mozos de los pipotes cuando hacían cosas raras en la ronda y en la plaza... los campeonatos de sogatira que hacían los mayores... participar en los juegos que hacían pa nosotros...
Total que pa las diez de la noche estábamos rendidos de cansancio y sueño y nos íbamos a la cama.

Pero alguna noche había fuegos artificiales y yo llegué a salir, acompañado de mi padre, pa verlos. 
En la plaza, las luces apagadas, ponían dos postes y en cada uno una rueda que cuando las cebaban (encendían) daban vueltas y vueltas haciendo muchos carronchos de fuego y echando chindas de muchos colorines pa tó los laus…
 
La plaza se llenaba de humo de pólvora quemada. 
Los estampidos que pegaban los fuegos al acabarse eran de mucho estruendo y pa remate encendían una traca mu larga que iba colgada de un lau pautro de la plaza, de una casa pautra, de otra pa otra.. haciendo zetas y muchas revueltas.

¡Madre mía, qué de tiros y qué de bombazos!:
Al acabar todo, yo me quedabay sordo, espantau y requeteasustau por tanta chinda (chispa) que saltaba por cualquier lau, tanto humo, tanto tiro, tanto petardazo y tanto fogonazo.

Ah, los mueticos y mueticas de mi edad también jugábamos a bailar mirando y remedando a los mayores… 
Y una vez, una mueta que era mucho maja y tenía un poco más edad que yo y que me gustaba mucho, me sacó a bailar en la plaza... 
Ay… ¡Aquellas fiestas cuando yo teníay cinco o seis años! …
¿Que quién era la mueta? 
Ah, no, no. No os lo diré, que me puede estar leyendo y se puede poner colorada.
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miércoles, 31 de agosto de 2011

Ujué, aquellas fiestas de cuando muete. El baile de la plaza y el de casa Zubiri.

Los recuerdos que guardo de mi primera infancia sobre las fiestas de Ujué y del baile de casa Zubiri son difusos pero permanentes. 
Ujué tenía por esas fechas unos mil trescientos habitantes y en fiestas todas las calles bullían de animación.

Los mozos se organizaban por cuadrillas que se reunían en sus pipotes, lugares donde el refresco principal era el zurracapote (vino al que se le echa melocotón en trozos y azúcar).
Muchos de estos mozos ni aparecían por casa en todas las fiestas ya que dormían por los pajares.

La vida en el pipote giraba en torno a la sartén, la parrilla y al garrafón de vino.
Los guisos mas recurridos para comer en cuadrilla:  el calderete y las migas.

La carne mas común tanto para asar, como para el rancho, la de los conejos que cazaban por el campo.
Luego era la calle, la juerga, las jotas, ir de rondas por bares y demás pipotes, jugar desafíos de pelota a "mano desnuda" en el frontón, e ir al baile.

Las mozas, en cambio, quietas en casa … o luciendo vestido nuevo en la plaza junto a las amigas para pasar el rato bailando con ellas y ver si algún guapo les pedía vez..

Funcionaban como bar el Círculo Carlista, casa Tomás, casa la Julia y casa Zubiri. Todavía no existía el Centro Parroquial ni se conocía la televisión.

Mis recuerdos de las fiestas de esa época son casi todos referentes a la Plaza Mayor que era el lugar común para casi todos los actos festivos: el baile, las apuestas de hachas.. la sokatira… los juegos de romper los pucheros colgados de una cuerda… las carreras de sacos… las ruedas de fuegos artificiales…

Recuerdo que los músicos que contrataba el ayuntamiento eran de Tafalla. Su trabajo empezaba de mañana tocando las dianas por todo el pueblo (recuerdo al Paje, a Ciprés, a Lorenzo Alamán, Ramón Esquíroz... )

Mozos de Ujue posan en la Plaza Mayor acabada la ronda. Años 50.

También era impresionante la ronda que los músicos y todos los mozos del pueblo daban a la tarde por todas las calles, aunque no estoy seguro si eso era todos los días de fiestas o solo el día en que el ayuntamiento daba carne de cordero asada en los hornos de las panaderías de Benito Sanmartin y la de Felix Pena que eran llevaban en grandes bandejas a la plaza.


Lo que no me explico es que hacían varios mozos a caballo de sus mulos en una ronda eminentemente lúdico-musical de correcalles, tal como lo atestiguan estas dos fotos.
 
La de arriba está sacada en la placeta y la de abajo en la plaza donde se ven cinco jinetes cada uno con su guapa moza a la grupa de cada caballería. 

Recuerdo que también había unas carreras pedestres que se celebraban desde casa Benigno y la Eusebia hasta la Cruz. ¡Ir y volver eran más de dos kilómetros!





Había otras carreras en que la gente participaba cabalgando los burros y los machos (mulos) que había en cada casa…

En el frontón, mañana y tarde siempre lleno, había feroces y continuos desafíos a la pelota entre los mozos del pueblo y a veces contra algún forastero.

Dos orquestas, dos bailes, dos ambientes distintos.
Como he dicho, la plaza mayor era el centro de las fiestas. 
Nosotros, criajos de cinco o seis años, correteábamos entre la gente que bailaba.
En el carrico de Rufino Berrade solíamos comprar chuches, regaliz y mistos de porrompompón, esos que en cuanto los encendías reventaban en un sinfín de tiros y que nos gustaba hacer estallar entre las nuevas parejas de novios que estaban bailando…

En el carrico de Rufino también se vendían las entradas para el cine que se proyectaba a la tarde en el salón de actos del ayuntamiento.

De mueticos solo teníamos vetado un sitio: El baile de casa Zubiri. Tratábamos de asomarnos a la puerta pero si nos veía Amalio Alcuaz, portero y cobrador, teníamos que salir pitando.

Y es que en el baile de casa Zubiri había una orquesta propia… era gente de Ujué que había aprendido música en la banda municipal que en tiempos hubo en el pueblo. 
Tocaban por las tardes hasta más de las diez de la noche y luego, según decían, hasta "mucho tarde", hasta casi el amanecer.

El ambiente de la plaza
En la plaza actuaba la orquesta contratada por el ayuntamiento. Tenían que tocar al mediodía, de doce a dos, desde el “tablau” instalado en el rincón de casa la Sixta con casa Porta. 
A la tarde había otra sesión, de ocho a diez, y la tercera desde las doce de la noche hasta por lo menos las dos de la madrugada.

Cuando los músicos tocaban jotas, música regional y piezas de “revolvedera” (de pachanga que diríamos hoy en día) todo el mundo participaba, mientras que cuando lo que tocaban eran piezas de “agarrau” los que se quedaban bailando solían ser mujeres, matrimonios y parejicas de novios declarados por lo que aquello no causaba morbo ni escándalo alguno entre los mirones.

Sobra decir que entonces se desconocía el baile suelto tal como se conoce hoy y que el “agarrau” era el modo más serio (y deseado) de baile entre un hombre y una mujer, pese a que desde los púlpitos solían decir que bailar así era muy pecaminoso.
 
Total que en la plaza se veían muchos matrimonios bailando. Y mozas que bailaban juntas. 
Los bailes de “agarrau”, entre mozo y moza duraban poco. A lo más dos o tres piezas (tangos, boleros, pasodobles).
 
Si alguna pareja joven aguantaba varias piezas seguidas bailando agarrados, podía dar a entender que eran casi novios. Más les valía que fuera así porque si no… ¡Qué habladurías iban a tener que aguantar!

Y es que el baile de la plaza levantaba gran expectación.
Allí estaban todas las fuerzas vivas de Ujué mirando:
En cada ventana, en cada balcón había algún espectador. A pie de calle, gente formando un gran corro en torno a la zona de baile. Bartolomé Iriarte, que era juez de Paz, vigilando desde su casa.
 
Sentados en los trancos abuelos, abuelas, el alcalde… viandantes que iban de paso de un bar a otro, mozos que venían o iban a los pipotes y un permanente tumulto de gente que se arremolinaba para beber el vino gratis que el Ayuntamiento repartía bajo el kiosco de madera donde tocaban los músicos y que se instalaba en el rincón de entre Casa Porta y Casa la Sixta.
 
En una esquina se podía ver a la Guardia Civil y había veces que… !Hasta el cura estaba observando!
 
Así que la alternativa de los mozos ante tanto mirón era quedar con las mozas en casa Zubiri, comprar una entrada p’al baile y hale… ¡p’a dentro!

El baile a puerta cerrada de casa Zubiri.
El café bar de Jesús Zubiri ha sido referencia en Ujué por muchos años. 
Café a donde iban los llamados "oficiales": El médico, el practicante, el maestro, los notables a echar la partida. Para ellos tenían reservado un habitáculo conocido como “el cuartico”
En este café se celebraron los banquetes de boda de mucha gente. Los domingos y en fiestas también se daban meriendas que la dueña, la Seña Marcela, guisaba muy bien.

En la planta baja de su establecimiento Jesús Zubiri tenía el local destinado para baile, unos cien metros cuadrados de salón equipado con una barra de bar, bancos de madera en todo el perímetro y un escenario para cinco o seis músicos.
 
Era lugar muy apropiado para el baile de las bodas y para el baile a puerta cerrada de los domingos y las fiestas patronales.

En casa Zubiri, aparte del baile también se daba en fiestas algo muy peculiar y selecto para su distinguida clientela: 
El concierto.
Era a la hora del café. Se daba arriba, en el salón del café-bar a donde se subían los trastos de la orquesta directamente desde el escenario del baile a través de una trapa.

En los conciertos actuaba la orquesta propia de la casa acompañando a algún otro artista contratado en Pamplona o Tafalla. 
Los clientes escuchaban las actuaciones mientras tomaban su café, su copica y fumaban su purico en sus mesas de siempre.
Acabado el concierto, piano, batería y los demás objetos musicales se volvían a devolver al escenario del baile por medio de la trapa del suelo del salón del café.

Requisitos para entrar durante fiestas en el baile de casa Zubiri.
Por lo que he sabido había dos modalidades de pago: Pagar una entrada por cada sesión o tener un abono para todas las fiestas. 

Las mujeres no pagaban entrada. Pero tenían que atenerse a las consecuencias:
Según cuenta José María Iribarren en su libro “Burlas y chanzas” (1951) en el baile de casa Zubiri hubo un cartel de aviso que decía:
“Se prohíbe bailar a las señoritas solas y aquella que se niegue a bailar con un caballero será expulsada”
Había otro en el que, según Iribarren, se anunciaba que en honor de las mujeres se echaría “pajuz” al suelo. 

Lo que para evitar lisotones se solía echar, era serrín a fin de absorber las bebidas que los bailantes derramaban al pavimento.
Yo creo que al señor Iribarren no le gustábamos demasiado los de Ujué ya que las veces que nos menciona en sus libros no aparecemos bien parados…

Las orquestas de casa Zubiri: Los Guayabos. Los Iris.
Jesús Zubiri tenía dos hijos y los dos fueron músicos: José y Argimiro. El mayor tocaba el piano, el acordeón, batería... era un buen músico. Durante muchos años y hasta su muerte fue el organista de la parroquia de Ujué.
Argimiro era un buen trompetista. Según dicen, de lo mejor que había en Navarra por aquellos años.

Los hermanos Zubiri junto a otros músicos de Ujué formaron un quinteto que llamaron "LOS GUAYABOS". 
Ellos se encargaban de amenizar el baile de casa Zubiri todos los domingos. Tocaban muy bien y también fueron requeridos para amenizar las fiestas de muchos pueblos del entorno. Ahí los vemos en la foto.



El primero por la izquierda, el más joven de todos: Valen Sola Zubiri a la batería. 
El segundo Genaro Barasoain Salinas, de Tafalla (el único folastero) tocando la pandereta aunque fue un magnifico acordeonista. 
En tercer lugar Argimiro Zubiri con su trompeta al lado de su hermano José al acordeón. 
Nicanor Sola Berrade y José Mari Berrade Ayesa, saxofones, cierran el quinteto.

Hace años murió José, hace muy poco tiempo perdimos a Nicanor y Argimiro. Hace unas pocas semanas (año 2011) murió Genaro Barasoain. Solo quedan en vida Valen Sola y José María Berrade que nos podrían contar muchas cosas de aquellos tiempos.

Al pasar el tiempo, finales de los 50, en la comarca se formó una nueva orquesta llamada Iris que acogía a varios antiguos componentes de Los Guayabos.
Durante muchos años la orquesta Iris actuó en Ujué sobre todo en las fiestas grandes de septiembre, en las chiquitas de octubre y muchos domingos.
En la foto Jesús Zubiri rodeado por varios componentes de la orquesta Iris entre los cuales está su hijo Argimiro.

Argimiro emigró a Pamplona. Allá fue miembro de la orquesta Los Rich. También tocó con la Alegría, con las peñas en San Fermín e incluso con la banda del Maestro Bravo en la plaza de toros.

Valen Sola también tuvo que emigrar. Acompañó con su batería a muchos músicos en infinidad de bodas y fiestas patronales de los pueblos.
Una orquesta en la tomó parte fue la de "LOS TABOGA" la cual en tiempos en que Amalio Sola, hermano de Valen, fue alcalde de Ujué vino contratada varias veces por el ayuntamiento.

Declive del baile de Casa Zubiri.
A causa de la imparable emigración de la gente de Ujué hacia Pamplona el baile de casa Zubiri fue decayendo en continua merma de músicos y de clientela.
En esta época en que Ujué iba disminuyendo (1965-70) recuerdo a Valen y José Zubiri ambos primos carnales, tocando en fiestas en el baile, batería y acordeón mano a mano….
Genaro Barasoain también subió más de una vez con su acordeón a tocar en fiestas acompañado a la batería unas veces por Valen y otras por Juanjo Zubiri también primo de Valen y de José y Argimiro.

A finales de los años sesenta el baile de casa Zubiri se resistía a morir. 
Funcionó entre año con la música grabada en un magnetofón de aquellos grandotes de dos ruedas y cinta kilométrica. 

Parejas actuales que ya andan por los sesenta-setenta años (en el año 2011) se encariñaron al son del magnetofón de casa Zubiri.
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Los tiempos fueron cambiando. 
Allá por los años setenta el bar de casa Zubiri se transformó en una sociedad donde se apuntó casi todo el pueblo y que hoy en día aún funciona con mucha gente joven socia. 
Ya hablé de esta sociedad en este otro capítulo en que menciono otras fiestas de antaño.

El antiguo baile de Zubiri, se ha transformado en “el Gaztetxe”, local que regenta la juventud del pueblo y organiza actividades lúdico-musicales en las fiestas de Uxué.
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Epilogo
El amigo Iñaki Zulet me ha comunicado en un atento mail que Jesús Román Ecay, famoso acordeonista de Pamplona, también tocó en Ujué en muchas ocasiones: fiestas, bodas... y que incluso formó parte de las orquestas que se gestaban en el baile de Zubiri, acompañado a la batería por Valen y Juanjo (sobrinos de Jesús Zubiri) Después se dedicó más al mundo de la jota actuando en muchos puntos de España y en el extranjero.

El amigo Zulet, coetáneo mío, me recuerda que además de Amalio Alcuaz, por la década de los 50 también estuvieron de porteros en el baile de casa Zubiri Amalio Sola y Damián Sola Osés (el hijo de la Santacareja).

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jueves, 25 de agosto de 2011

De cuando comencé como guía en Ujué: Meteduras de pata y aprendizaje.

En este capítulo os hablo en primer lugar de mis inicios como guía del santuario de Santa María la Real de Uxue allá por los años 1964 y 1965.

En la segunda parte del artículo hago unas reflexiones sobre la debida formación y experiencia que debería tener hoy en día quien se dedique a acompañar y explicar a los visitantes un conjunto monumental como el nuestro.

Vaya de antemano la información de que hace años que no ejerzo como guía, aunque es algo que me gusta enormemente.

A mis muchos años, y aunque todo el conjunto monumental está ya en condiciones de ser visitado, no pretendo postularme como guía del mismo, estando como estoy aquejado por unos cuantos achaques que me jubilaron por enfermedad.

Lo que sé y sigo aprendiendo lo vuelco en los artículos que publico en este blog y con ello me siento satisfecho.

Foto: El que esto escribe a sus quince años
 junto a un turista en la torre mayor de Uxue.
Otro turista es el que sacó la fotografía.

MIS INICIOS ACOMPAÑANDO A LAS VISITAS.
Era el año 1964. Era párroco de Ujué Francisco Lizarraga y sacristán Fausto Ayesa.
Por desavenencias entre ambos, Fausto tuvo que marcharse.
Al poco tiempo mi padre, José Miguel. fue llamado para cubrir ese puesto.

Enseguida nos trasladamos a vivir a la casa del sacristán sita dentro del conjunto monumental de la iglesia fortaleza.
 
El de las llaves.
A mis once años, fuera de las horas escolares, comencé a ayudar a mi padre en su deber de guardián del santuario acompañando a las visitas que lo pedían, abriendo y cerrando puertas ya que salvo la nave gótica todo lo demás siempre estaba cerrado.

Enseguida vimos que con las propinas que nos daban por hacer ese servicio se podía sacar un pequeño sobresueldo.

De modo que cuando desde el balcón de casa veíamos que llegaba un coche a la placeta, bajábamos al atrio de la iglesia para recibir a los viajeros. 
Tras saludarlos les preguntábamos si querían que les abriésemos las puertas.
Se podia entrar en la iglesia, pero para ir a la parte románica, al coro, torres y paseo de ronda necesitaban que les abriera puertas.

Al entrar a la zona interior de los ábsides la siguiente pregunta era si querían que les explicásemos algo. Nunca se pedía nada a cambio, sino que esperábamos lo que voluntariamente nos podían dar al finalizar.

Mis deficiencias de principiante al explicar.
Ahí, en esa faceta de dar explicaciones es donde dí mis primeros tropezones: 
Mis recursos eran escasos y me limitaba a repetir cual lorito que aquí la iglesia era románica y allá gótica, que éste era el corazón de Carlos II y que aquello de allá arriba era el coro.

FOTO:
Mi padre y yo hacia 1968 

Al pasear por el templo mi bagaje explicativo era tan pobre que en aquellos principios me limitaba a contar poco más que las leyendas y fábulas que conocíamos desde críos: la leyenda de la paloma y la aparición, mostrar la supuesta sangre del “moro” que disparó a la Virgen o mostrar el osario y contar que, según decían, era un túnel que iba hasta la ermita de San Miguel...

Enseguida tuve que recurrir a los libros que escribió el Padre Claveria sobre Ujué (el ultimo en 1953) en el que se describe el arte e historia del santuario, la historia del Uxue medieval, algo sobre las romerías y la devoción a la Virgen...

Recibí severas correcciones.
Recuerdo aquella mi primera etapa de cicerone, años 64-66.
Si me atrevía a hablar a los siempre desconocidos visitantes, cometía constantes meteduras de pata.
Por ello recibí severas correcciones de más de uno de ellos advirtiéndome de los disparates y equivocaciones que cometía..

Todavía recuerdo la lección de historia que me dio el gran estudioso tafallés José Cabezudo Astrain tras algo incorrecto que dije sobre la época de Sancho Ramírez y la construcción de los ábsides románicos.

Todos esos coscorrones que iba recibiendo me fueron espabilando y me hicieron ser mejor seguidor de los libros del mencionado P. Jacinto Claveria. 

Y me fui dando cuenta de la imperiosa necesidad de estar instruido en todo lo referente a Ujué estuviese en aquel libro o no.

Había que estar más preparado que lo que yo estaba.
Se hacía necesario saber más… Los turistas preguntaban mucho: 
A cuántos metros sobre el mar estábamos...  
De qué épocas eran las diferentes partes de la iglesia.... 
Qué altura tenia una torre y la otra... si hubo más torres...

Querían que les explicara lo de la Universidad que se quiso hacer en Uxue de la que yo apenas había leído algo en el libro del padre Claveria... 

Querían saber qué reyes eran aquellos que mandaron construir el edificio…
Querían saber cuántos habitantes tenía Uxue, de qué vivían... 
Porqué le llamaron "El Malo" al rey del corazón que se guarda junto a la Virgen…. 
Cuándo fue la primera vez que apareció Uxue en los papeles… 

Cuando les decía que en la parte de atrás de la iglesia hubo un castillazo querían saber porqué lo derribaron… porqué no ha llegado a nuestros días...

Al ver la sillería del coro con tantos asientos preguntaban que cuántos curas hubo aquí...

Preguntaban en qué sitio se alojaban los reyes de Navarra cuando venían de visita a la Virgen…
Querían saber sobre las romerías de vienen a Ujué más que lo que yo sabía...
¡Querían hasta que les dijera, uno por uno, el nombre de los pueblos y de los montes que se ven desde el Losau o desde la torre!

Así que se me hizo indispensable saberme de memoria lo que decía el Padre Claveria (sus padres eran de Ujué) en su libro y apuntar en una libreta lo que tenia que explicar en cada parte del santuario.. 

Y cómo orientar a los turistas en la torre explicándoles qué picos del Pirineo se ven...  la zona mugante con Aragón... la Bardena, la Ribera de Navarra y los pueblos que se ven... el Moncayo, Urbión, Montejurra, Codés.. Izaga, la Higa de Monreal...

Escuchando a los que de veras sabían más, comencé a aprender.
El cargo de abrir y cerrar puertas me fue de gran ayuda, sobre todo cuando el párroco atendía a visitas de importancia. Escuchar sus explicaciones fue una manera de adquirir conocimientos que a veces ni venían en el libro del P. Clavería.

A veces venían visitas de la incipiente Universidad de Navarra en las que un tal A. Martín Duque se explicaba muy bien... y además citando datos nuevos...

Venían excursiones de colegios en las que siempre había alguien que explicaba cosas de mucho interés sobre Navarra, nuestra iglesia y sobre nuestro pueblo... 
En estos casos, yo me limitaba a abrir las puertas, estar atento, escuchar y aprender. ¡Siempre aprendía alguna cosa nueva!

Abrí puertas y escuché bastantes veces a Alfonso Iriarte, el secretario de Ujué, explicando toda la iglesia a conocidos suyos.

Tuve ocasión de abrir puertas y escuchar al arquitecto Ochoa de Oiza que solía traer gente a conocer Uxue y a explicarles singularidades de la arquitectura de nuestra iglesia...

Atendí y escuché un montón de veces al Señor Cabezudo Astrain, a los señores de la Institución Príncipe de Viana cuando venían a ver como se desarrollaban las obras en el paseo de Ronda o simplemente con sus amistades a enseñarles Ujué...

Recuerdo haber escuchado explicaciones de Florencio Idoate, de los hermanos Uranga, de haber oído como explicaba Uxue el señor Martinena, jefe del Archivo General de Navarra, o los Zubiaur de San Martín de Unx… 
Señores todos que investigaban en el archivo de Navarra y que solían descubrir en él más cosas sobre Uxue y Navarra...

Leí el folleto sobre Ujué que escribió José María Jimeno Jurío... Le acompañé cuando venía con alguien para enseñarle Ujué o a buscar testimonios para sus investigaciones. También aprendi de él algo nuevo pues a Jimeno Jurio le encantaba contar sus descubrimientos acerca de nuestro pueblo y de Navarra.

También fueron muchos los visitantes anónimos que me aportaron conocimientos en las charlas que mantuvimos durante las visitas…

Leer cosas sobre la historia de Ujué y Navarra y sobre arquitectura románica y gótica fue imprescindible.
Se hicieron inseparables de mí los libros del padre Jacinto Clavería sobre la historia de la Virgen, del Santuario y de la Villa de Ujué, exprimí al máximo sus contenidos para poderlos contar…

En la escuela tomé un libro sobre historia de Navarra que nunca jamás nos lo repartieron para estudiar...
Gracias a ese libro me fui enterando de los sucesivos reyes que tuvimos... del cómo y el cuándo de Navarra como reino...

Leí mil veces el folletico de Jimeno Jurío sobre Ujué. Leí el “Navarre romane” de Lojendio a quien abrí puertas cuando estaba preparando este libro allá por 1966...

En unos libros de bachillerato que me prestaron leí nociones sobre románico, gótico e historia universal.

Compré, leí y releí la Historia de Navarra de Carlos Clavería Arza.
Me sumergí con interés en la historia de Navarra del profesor Lacarra que repartió la Caja de Ahorros de Navarra...
Así me enteré de muchas cosas, por ejemplo del porqué del derribo de muchos castillos de Navarra allá por 1512, incluido el de Uxue...

Y así, poco a poco con el transcurso del tiempo, tras escuchar a los que sabían más que yo y leer todo lo que había sobre Uxue y Navarra fui adquiriendo un mejor nivel de conocimientos.

Cuantos más datos aprendía, cuantos más datos podía manejar, más seguro me encontraba al hablar con los visitantes.

Tener más formación y más experiencia fue dando sus frutos.
El nivel que iba adquiriendo lo iba comprobando con un progresivo descenso de reprimendas, menos cuchicheos y menos risitas malignas a mis espaldas y un notable aumento en las propinas que recibía como pago tras cada visita.

Con los catorce o quince años cumplidos estuve mirando cosas del archivo parroquial junto a Don Alfonso Bronte, al nuevo párroco. 

El secretario del ayuntamiento me hizo leer (y transcribir) en el archivo municipal varios legajos antiguos de doña Leonor, de otro del rey Francisco Febo confirmando los fueros que dio Doña Leonor, leí unos informes sobre las guerras de 1714 y de 1808...

Pasaron los años y en agosto de 1970 (ya tenía 17 años y seis de experiencias de todo tipo) ¡recaudé casi diez mil pesetas en propinas!

Mi padre, mi tía y yo, Años 60.

Cada día de agosto era normal que entre mi padre, mi tía y yo diéramos más de veinte visitas guiadas.
Veinticinco coches con visitantes: veinticinco visitas diarias. 
En cada visita: dos, tres, cinco personas.

Entre los tres conseguimos treinta mil pesetas aquel mes de 1970.
Calculamos que en ese mes habíamos asistido a unos mil grupos con un promedio de tres o cuatro personas por grupo.

Lo del mes de agosto probaba que el oficio de guía turístico daba sus dividendos en temporada alta: verano, semana santa, domingos…

Aprendí idiomas.
Por aquellas fechas o quizás un poco más tarde, hice mis pinitos explicando la iglesia en francés (entre varios compramos un curso de francés por discos que seguíamos en casa de otro nuevo parroco (Don Fermin Gurpegui).
Lo de enseñar en euskara fue algo que no conseguí hasta 1976 o 1977.

La formación es algo continuo e inacabable.
Mi formación en todo lo referente a Uxue no ha acabado y eso que ya estoy entrado en años: Siempre salen datos nuevos que hay que tener en cuenta.

Un ejemplo de ello es que no se puede explicar Uxue sin mencionar los datos que han aportado los hallazgos arqueológicos y documentales de estos últimos años (2009-2010)

Importantes los datos sobre el euskera en nuestra villa encontrados gracias a la tesis doctoral de nuestro paisano Patxi Salaberri y a otros datos hallados gracias a Internet.

Hay que aprender a comunicar lo que uno sabe.
Con el tiempo me di cuenta que aparte de saber todo lo posible sobre lo que se está mostrando al turista, hay que saberlo comunicar.
 
Comprendí que no todos los visitantes tiene el mismo nivel cultural. 
Había que estar preparado para que el discurso fuese entendible por la gente sencilla y por los visitantes que venían por primera vez a Ujué.

Y comprendí que hay que estar preparado para aportar más conocimientos si los visitantes ya han estado anteriormente y conocen lo más básico sobre el monumento y nuestra historia.

Vosotros, lectores de este blog, sois como esos turistas que han visitado Uxue mil veces. 
Sabéis lo más básico sobre nuestro pueblo. Y queréis saber más.

Por eso me alegro enormemente cuando me decís que habéis aprendido cosas nuevas al leer alguno de mis artículos.
¡Ojalá que eso también fuera prueba de que sigo mejorando como comunicador!
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Foto en la que aparece el que esto escribe. 
El fotógrafo: José Cabezudo Astrain, conocido escritor y divulgador tafallés, 
Don José estaba convencido que ese Cristo es obra del escultor Juan de Anchieta.
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¿QUE SE LE DEBE EXIGIR ACTUALMENTE A UN GUÍA? 

REFLEXIONES DESDE MI EXPERIENCIA.
Todos hemos sido turistas alguna vez.
Han pasado muchas décadas desde aquellos tiempos de mi pubertad y primera juventud.

Ahora se viaja más. Ahora se hace mucho más turismo cultural. El nivel de conocimientos que tiene la gente es más elevado.
Por eso es normal que cuando vamos a una ciudad o a un monumento sea habitual ir a una visita guiada para conocer mejor lo que visitamos.

Qué se espera de un guía.
Tras pagar un ticket esperamos recibir un servicio en el que el guía demuestre conocer lo que explica. Esperamos que el guía posea un discurso ameno que transmita seguridad y credibilidad.

Un discurso inseguro no es creíble.
Si el guía, está nervioso y balbucea, si tiene dudas al hablar, puede que aunque lo que vaya explicando sea cierto no resulte creíble.

La seguridad en el discurso, el aplomo, la credibilidad, solo se consiguen con formación y experiencia en el oficio.

Estudios necesarios para ser guía profesional.
En la actualidad es normal que cualquier empresa de turismo exija que sus guías tengan la carrera de Turismo o la licenciatura en Historia e Historia del Arte.
O que sus trabajadores tengan el título que puede pedir la correspondiente comunidad autónoma.

El objetivo: tener trabajadores con un nivel de conocimientos alto que les permita aprender con facilidad el devenir histórico y artístico del monumento o ciudad que estén obligados a enseñar.

Hay comunidades autónomas que conceden los títulos de guía turístico en los niveles autonómico y local si los aspirantes demuestran haber cursado la carrera de Técnico de Empresas y Actividades Turísticas (TEAT) o si ha superado los exámenes que suelen convocar las respectivas consejerías. Ver aquí.

En los sitios que no son rentables por tener poca afluencia de visitantes, se suele confiar la labor de guía en gente sabedora de la historia de cada monumento (tengan título universitario o no) a sabiendas de que esas personas tienen conocimientos académicos sobre arte e historia.

Aptitud de los guías locales.
Desde mi propia experiencia (ya os he contado los coscorrones que recibí de muete) pienso que es impensable que mozalbetes de corta edad tengan capacidad de dar un buen servicio.

El turismo que viene a la Zona Media de Navarra busca conocer nuestra historia, arte y cultura. 
Y el visitante paga por ver nuestros monumentos y para que se los expliquen correctamente.

Por lo tanto, si en un monumento no hay profesionales al cargo de las visitas, es necesario que al menos haya personas experimentadas que conozcan y sepan explicar con eficacia todo lo concerniente a él.

Que la labor del guía agrade o no al visitante es esencial para que luego se hable bien o mal de nuestra gente, de nuestros pueblos y de los monumentos visitados.

Pasos necesarios para que un joven sea un cicerone local aceptable.
Es primordial que los jóvenes que sientan vocación de enseñar un monumento de su pueblo, sepan entre otras cosas su historia y las peculiaridades arquitectónicas y artísticas de su construcción.

En segundo lugar sería necesario que sus primeros pasos fueran observando como imparte las visitas un adulto cualificado.
 
Finalmente el adulto debería ir dejando que el neófito pudiera dirigirse a los visitantes en pequeñas intervenciones.
Así los futuros guías podrían ir adquiriendo conocimientos, experiencia, reflejos, firmeza y capacidad comunicativa antes de ejercer en solitario.

Para acabar, unos deseos y una nota final:
Ojalá que todos los muchachos y muchachas de lugares como Uxue supieran lo suficiente tanto en historia general, de Navarra y en historia local.

Ojalá que todos ellos tuvieran ya los mínimos conocimientos para ser capaces de enseñar con éxito nuestros monumentos.

Ojalá que pudieran estar capacitados para poder contestar satisfactoriamente las preguntas que en cualquier visita suelen surgir.

Allá donde se esté trabajando en el sentido que apunto, vayan mis felicitaciones y mis deseos de aciertos y buen hacer.

Nota final
Las audioguías nunca pueden sustituir del todo la conveniencia de tener una persona que te explique lo que ves y que pueda responder las preguntas del visitante. 
Hoy en día se han generalizado el uso de audioguías, de textos en folleto o en texto explicativo vía Internet como ayuda al turista en su visita a un monumento.

Son de ayuda y se agradece... pero nunca podrán sustituir a una persona que te explique un monumento y te pueda resolver dudas a las que no encontrarás respuesta en una guía escrita o en una audioguía.
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Dos textos guías que publiqué en este blog:
- Texto guía para visitar el conjunto monumental de la iglesia-fortaleza de Uxue pinchando aquí

- Texto guía para pasear por las calles de Uxue pinchando aquí.
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