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miércoles, 31 de agosto de 2011

Ujué, aquellas fiestas de cuando muete. El baile de la plaza y el de casa Zubiri.

Los recuerdos que guardo de mi primera infancia sobre las fiestas de Ujué y del baile de casa Zubiri son difusos pero permanentes. 
Ujué tenía por esas fechas unos mil trescientos habitantes y en fiestas todas las calles bullían de animación.

Los mozos se organizaban por cuadrillas que se reunían en sus pipotes, lugares donde el refresco principal era el zurracapote (vino al que se le echa melocotón en trozos y azúcar).
Muchos de estos mozos ni aparecían por casa en todas las fiestas ya que dormían por los pajares.

La vida en el pipote giraba en torno a la sartén, la parrilla y al garrafón de vino.
Los guisos mas recurridos para comer en cuadrilla:  el calderete y las migas.

La carne mas común tanto para asar, como para el rancho, la de los conejos que cazaban por el campo.
Luego era la calle, la juerga, las jotas, ir de rondas por bares y demás pipotes, jugar desafíos de pelota a "mano desnuda" en el frontón, e ir al baile.

Las mozas, en cambio, quietas en casa … o luciendo vestido nuevo en la plaza junto a las amigas para pasar el rato bailando con ellas y ver si algún guapo les pedía vez..

Funcionaban como bar el Círculo Carlista, casa Tomás, casa la Julia y casa Zubiri. Todavía no existía el Centro Parroquial ni se conocía la televisión.

Mis recuerdos de las fiestas de esa época son casi todos referentes a la Plaza Mayor que era el lugar común para casi todos los actos festivos: el baile, las apuestas de hachas.. la sokatira… los juegos de romper los pucheros colgados de una cuerda… las carreras de sacos… las ruedas de fuegos artificiales…

Recuerdo que los músicos que contrataba el ayuntamiento eran de Tafalla. Su trabajo empezaba de mañana tocando las dianas por todo el pueblo (recuerdo al Paje, a Ciprés, a Lorenzo Alamán, Ramón Esquíroz... )

Mozos de Ujue posan en la Plaza Mayor acabada la ronda. Años 50.

También era impresionante la ronda que los músicos y todos los mozos del pueblo daban a la tarde por todas las calles, aunque no estoy seguro si eso era todos los días de fiestas o solo el día en que el ayuntamiento daba carne de cordero asada en los hornos de las panaderías de Benito Sanmartin y la de Felix Pena que eran llevaban en grandes bandejas a la plaza.


Lo que no me explico es que hacían varios mozos a caballo de sus mulos en una ronda eminentemente lúdico-musical de correcalles, tal como lo atestiguan estas dos fotos.
 
La de arriba está sacada en la placeta y la de abajo en la plaza donde se ven cinco jinetes cada uno con su guapa moza a la grupa de cada caballería. 

Recuerdo que también había unas carreras pedestres que se celebraban desde casa Benigno y la Eusebia hasta la Cruz. ¡Ir y volver eran más de dos kilómetros!





Había otras carreras en que la gente participaba cabalgando los burros y los machos (mulos) que había en cada casa…

En el frontón, mañana y tarde siempre lleno, había feroces y continuos desafíos a la pelota entre los mozos del pueblo y a veces contra algún forastero.

Dos orquestas, dos bailes, dos ambientes distintos.
Como he dicho, la plaza mayor era el centro de las fiestas. 
Nosotros, criajos de cinco o seis años, correteábamos entre la gente que bailaba.
En el carrico de Rufino Berrade solíamos comprar chuches, regaliz y mistos de porrompompón, esos que en cuanto los encendías reventaban en un sinfín de tiros y que nos gustaba hacer estallar entre las nuevas parejas de novios que estaban bailando…

En el carrico de Rufino también se vendían las entradas para el cine que se proyectaba a la tarde en el salón de actos del ayuntamiento.

De mueticos solo teníamos vetado un sitio: El baile de casa Zubiri. Tratábamos de asomarnos a la puerta pero si nos veía Amalio Alcuaz, portero y cobrador, teníamos que salir pitando.

Y es que en el baile de casa Zubiri había una orquesta propia… era gente de Ujué que había aprendido música en la banda municipal que en tiempos hubo en el pueblo. 
Tocaban por las tardes hasta más de las diez de la noche y luego, según decían, hasta "mucho tarde", hasta casi el amanecer.

El ambiente de la plaza
En la plaza actuaba la orquesta contratada por el ayuntamiento. Tenían que tocar al mediodía, de doce a dos, desde el “tablau” instalado en el rincón de casa la Sixta con casa Porta. 
A la tarde había otra sesión, de ocho a diez, y la tercera desde las doce de la noche hasta por lo menos las dos de la madrugada.

Cuando los músicos tocaban jotas, música regional y piezas de “revolvedera” (de pachanga que diríamos hoy en día) todo el mundo participaba, mientras que cuando lo que tocaban eran piezas de “agarrau” los que se quedaban bailando solían ser mujeres, matrimonios y parejicas de novios declarados por lo que aquello no causaba morbo ni escándalo alguno entre los mirones.

Sobra decir que entonces se desconocía el baile suelto tal como se conoce hoy y que el “agarrau” era el modo más serio (y deseado) de baile entre un hombre y una mujer, pese a que desde los púlpitos solían decir que bailar así era muy pecaminoso.
 
Total que en la plaza se veían muchos matrimonios bailando. Y mozas que bailaban juntas. 
Los bailes de “agarrau”, entre mozo y moza duraban poco. A lo más dos o tres piezas (tangos, boleros, pasodobles).
 
Si alguna pareja joven aguantaba varias piezas seguidas bailando agarrados, podía dar a entender que eran casi novios. Más les valía que fuera así porque si no… ¡Qué habladurías iban a tener que aguantar!

Y es que el baile de la plaza levantaba gran expectación.
Allí estaban todas las fuerzas vivas de Ujué mirando:
En cada ventana, en cada balcón había algún espectador. A pie de calle, gente formando un gran corro en torno a la zona de baile. Bartolomé Iriarte, que era juez de Paz, vigilando desde su casa.
 
Sentados en los trancos abuelos, abuelas, el alcalde… viandantes que iban de paso de un bar a otro, mozos que venían o iban a los pipotes y un permanente tumulto de gente que se arremolinaba para beber el vino gratis que el Ayuntamiento repartía bajo el kiosco de madera donde tocaban los músicos y que se instalaba en el rincón de entre Casa Porta y Casa la Sixta.
 
En una esquina se podía ver a la Guardia Civil y había veces que… !Hasta el cura estaba observando!
 
Así que la alternativa de los mozos ante tanto mirón era quedar con las mozas en casa Zubiri, comprar una entrada p’al baile y hale… ¡p’a dentro!

El baile a puerta cerrada de casa Zubiri.
El café bar de Jesús Zubiri ha sido referencia en Ujué por muchos años. 
Café a donde iban los llamados "oficiales": El médico, el practicante, el maestro, los notables a echar la partida. Para ellos tenían reservado un habitáculo conocido como “el cuartico”
En este café se celebraron los banquetes de boda de mucha gente. Los domingos y en fiestas también se daban meriendas que la dueña, la Seña Marcela, guisaba muy bien.

En la planta baja de su establecimiento Jesús Zubiri tenía el local destinado para baile, unos cien metros cuadrados de salón equipado con una barra de bar, bancos de madera en todo el perímetro y un escenario para cinco o seis músicos.
 
Era lugar muy apropiado para el baile de las bodas y para el baile a puerta cerrada de los domingos y las fiestas patronales.

En casa Zubiri, aparte del baile también se daba en fiestas algo muy peculiar y selecto para su distinguida clientela: 
El concierto.
Era a la hora del café. Se daba arriba, en el salón del café-bar a donde se subían los trastos de la orquesta directamente desde el escenario del baile a través de una trapa.

En los conciertos actuaba la orquesta propia de la casa acompañando a algún otro artista contratado en Pamplona o Tafalla. 
Los clientes escuchaban las actuaciones mientras tomaban su café, su copica y fumaban su purico en sus mesas de siempre.
Acabado el concierto, piano, batería y los demás objetos musicales se volvían a devolver al escenario del baile por medio de la trapa del suelo del salón del café.

Requisitos para entrar durante fiestas en el baile de casa Zubiri.
Por lo que he sabido había dos modalidades de pago: Pagar una entrada por cada sesión o tener un abono para todas las fiestas. 

Las mujeres no pagaban entrada. Pero tenían que atenerse a las consecuencias:
Según cuenta José María Iribarren en su libro “Burlas y chanzas” (1951) en el baile de casa Zubiri hubo un cartel de aviso que decía:
“Se prohíbe bailar a las señoritas solas y aquella que se niegue a bailar con un caballero será expulsada”
Había otro en el que, según Iribarren, se anunciaba que en honor de las mujeres se echaría “pajuz” al suelo. 

Lo que para evitar lisotones se solía echar, era serrín a fin de absorber las bebidas que los bailantes derramaban al pavimento.
Yo creo que al señor Iribarren no le gustábamos demasiado los de Ujué ya que las veces que nos menciona en sus libros no aparecemos bien parados…

Las orquestas de casa Zubiri: Los Guayabos. Los Iris.
Jesús Zubiri tenía dos hijos y los dos fueron músicos: José y Argimiro. El mayor tocaba el piano, el acordeón, batería... era un buen músico. Durante muchos años y hasta su muerte fue el organista de la parroquia de Ujué.
Argimiro era un buen trompetista. Según dicen, de lo mejor que había en Navarra por aquellos años.

Los hermanos Zubiri junto a otros músicos de Ujué formaron un quinteto que llamaron "LOS GUAYABOS". 
Ellos se encargaban de amenizar el baile de casa Zubiri todos los domingos. Tocaban muy bien y también fueron requeridos para amenizar las fiestas de muchos pueblos del entorno. Ahí los vemos en la foto.



El primero por la izquierda, el más joven de todos: Valen Sola Zubiri a la batería. 
El segundo Genaro Barasoain Salinas, de Tafalla (el único folastero) tocando la pandereta aunque fue un magnifico acordeonista. 
En tercer lugar Argimiro Zubiri con su trompeta al lado de su hermano José al acordeón. 
Nicanor Sola Berrade y José Mari Berrade Ayesa, saxofones, cierran el quinteto.

Hace años murió José, hace muy poco tiempo perdimos a Nicanor y Argimiro. Hace unas pocas semanas (año 2011) murió Genaro Barasoain. Solo quedan en vida Valen Sola y José María Berrade que nos podrían contar muchas cosas de aquellos tiempos.

Al pasar el tiempo, finales de los 50, en la comarca se formó una nueva orquesta llamada Iris que acogía a varios antiguos componentes de Los Guayabos.
Durante muchos años la orquesta Iris actuó en Ujué sobre todo en las fiestas grandes de septiembre, en las chiquitas de octubre y muchos domingos.
En la foto Jesús Zubiri rodeado por varios componentes de la orquesta Iris entre los cuales está su hijo Argimiro.

Argimiro emigró a Pamplona. Allá fue miembro de la orquesta Los Rich. También tocó con la Alegría, con las peñas en San Fermín e incluso con la banda del Maestro Bravo en la plaza de toros.

Valen Sola también tuvo que emigrar. Acompañó con su batería a muchos músicos en infinidad de bodas y fiestas patronales de los pueblos.
Una orquesta en la tomó parte fue la de "LOS TABOGA" la cual en tiempos en que Amalio Sola, hermano de Valen, fue alcalde de Ujué vino contratada varias veces por el ayuntamiento.

Declive del baile de Casa Zubiri.
A causa de la imparable emigración de la gente de Ujué hacia Pamplona el baile de casa Zubiri fue decayendo en continua merma de músicos y de clientela.
En esta época en que Ujué iba disminuyendo (1965-70) recuerdo a Valen y José Zubiri ambos primos carnales, tocando en fiestas en el baile, batería y acordeón mano a mano….
Genaro Barasoain también subió más de una vez con su acordeón a tocar en fiestas acompañado a la batería unas veces por Valen y otras por Juanjo Zubiri también primo de Valen y de José y Argimiro.

A finales de los años sesenta el baile de casa Zubiri se resistía a morir. 
Funcionó entre año con la música grabada en un magnetofón de aquellos grandotes de dos ruedas y cinta kilométrica. 

Parejas actuales que ya andan por los sesenta-setenta años (en el año 2011) se encariñaron al son del magnetofón de casa Zubiri.
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Los tiempos fueron cambiando. 
Allá por los años setenta el bar de casa Zubiri se transformó en una sociedad donde se apuntó casi todo el pueblo y que hoy en día aún funciona con mucha gente joven socia. 
Ya hablé de esta sociedad en este otro capítulo en que menciono otras fiestas de antaño.

El antiguo baile de Zubiri, se ha transformado en “el Gaztetxe”, local que regenta la juventud del pueblo y organiza actividades lúdico-musicales en las fiestas de Uxué.
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Epilogo
El amigo Iñaki Zulet me ha comunicado en un atento mail que Jesús Román Ecay, famoso acordeonista de Pamplona, también tocó en Ujué en muchas ocasiones: fiestas, bodas... y que incluso formó parte de las orquestas que se gestaban en el baile de Zubiri, acompañado a la batería por Valen y Juanjo (sobrinos de Jesús Zubiri) Después se dedicó más al mundo de la jota actuando en muchos puntos de España y en el extranjero.

El amigo Zulet, coetáneo mío, me recuerda que además de Amalio Alcuaz, por la década de los 50 también estuvieron de porteros en el baile de casa Zubiri Amalio Sola y Damián Sola Osés (el hijo de la Santacareja).

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