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martes, 22 de noviembre de 2016

Un secuestro en Olite y otro en Pitillas en 1882. Tras el de Pitillas detuvieron a tres uxuetarras.

En otros capítulos de este blog hemos hablado de muertes y actos de bandidaje protagonizados por gente de Uxue a la vez que mencionábamos el contexto social de la época en que sucedieron.

El siglo XIX fue desastroso para la economía de los municipios navarros. Primero fue la francesada, luego vino la guerra realista de 1823, más tarde la primera guerra carlista de 1832. Luego otra guerra carlista, la de 1872...
En todas y cada una de estas guerras los ayuntamientos y vecinos de cada pueblo se vieron obligados por los de un bando y por los del otro a alimentar a los ejércitos que como de costumbre vivían de lo que pedían, requisaban o encontraban allá por donde pasaban.

Pronto llegó la bancarrota a las haciendas locales, pero guerra a guerra los bandos contendientes seguían haciendo continuas demandas de raciones, ropas y caballerías que el vecindario era incapaz de atender por sus propios medios. 
El resultado fue que una importante masa de bienes comunales fueron vendidos a gente adinerada para así poder satisfacer las demandas de los ejércitos, partidas, guerrillas y contraguerrillas en litigio. 
El resultado fue que las clases populares al volver de las guerras vieron que los comunales de donde anteriormente obtenían su sustento estaban en manos privadas. 

A causa del descontento, en muchas localidades hubo incendios y sabotajes clandestinos contra  los bienes de los compradores del comunal y contra los de los cargos municipales que habían consentido las ventas.

La indigencia de los más pobres llevó a unos cuantos de ellos al bandolerismo y como veremos en lo que os voy a contar, incluso al secuestro de gente adinerada.

La emigración se convirtió en alternativa para intentar mejorar el modo de vida y salir de la miseria. 
Solamente en el periodo de entre 1900 y 1930 más de sesenta mil navarros (de una población de unos 300.000) emigraron preferentemente hacia América.

Para entender esta época de entre finales del siglo XIX  hasta 1930 es muy aconsejable la lectura del libro del melidés Jose Miguel Gastón titulado ¡Vivan los comunes! cuya portada reproducimos en la foto de al lado.
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Entremos en el tema de hoy. 
Era el año 1882. Hacia seis años que había finalizado la última guerra carlista.

DOS SECUESTROS CERCA DE UXUE.
Aquí os cuento dos secuestros llevados a cabo con similares modos de actuar y en pueblos muy cercanos. 
El primero ocurrió en Olite en febrero de 1882 y el otro en Pitillas dos meses más tarde. 

En ambos se pidieron importantes sumas de dinero cosa que delata que las victimas eran de clase alta y, según leemos en las crónicas, poseedores de tierras.
La noticia de ambos sucesos las encontramos por medio del Portal de Prensa Histórica que nos envió al periódico Lauburu de aquellas fechas.




FEBRERO DE 1882. 
SECUESTRO EN LA CELADA DE OLITE
El periódico Lau-buru relata el secuestro ocurrido en el sendero que conduce a Uxue, término del Portllo de La Celada de Olite, tal como lo copio a continuacion:

EL CRIMEN DE OLITE.
Lauburu  año 1 numero 4 - 1882 febrero 19.
En cartas que hemos recibido de esta ciudad, se nos dan mucho y muy curiosos detalles acerca del secuestro de D. Juan Antonio Iturralde, verificado anteayer según dimos cuenta en nuestro último número.
Se nos dice, entre otras cosas principales que el hecho aconteció a las once y media del día, cuando dicho señor entretenido en recorrer una finca de su propiedad se disponía a montar a caballo para regresar a la población.
Llegaron al Sr Iturralde dos desconocidos que venían de la parte de Beire y otros dos por la de San Martín de Unx y le obligaron a escribir con lápiz sobre papel algunas líneas en que pedía a su familia la suma de dos mil duros; mandaron con esta misiva a un criado del victima previniéndole que volviese con la cantidad al Portillo de la Celada pero solo, pues de venir acompañado por cualquiera asesinarían al amo.
El criado regresó.-Ignoramos si con la suma o con parte de ella- y poco tiempo después el secuestrado entraba en su casa en el estado de ánimo que cualquiera puede imaginarse.
El inspector de orden público S. Olalde y el Sr Laborderia padre político de Iturralde se pusieron en movimiento para dirigir la persecución que por informe que tenemos podía haber sido mejor organizada.
A las cinco de la tarde volvían los municipales Artega y Marticorena trayendo detenido un individuo que dijo ser de Gallipienzo y que estaba en un caserío de aquellas inmediaciones.
Otro individuo que sirvió en una contraguerrilla muy nombrada hace algunos años estaba trabajando cerca del Portillo y aseguró que en efecto había visto pasar por allí a cuatro sugetos.
La Guardia Civil de Tafalla salió por la parte de  San Martin con dirección a Ujué y la de Caparroso por las Bardenas sin que pudiera asegurarse nada pues algunas confidencias que se recogían eran contradictorias.
 No hemos de terminar esta narración sin dejar de recordar a todas las autoridades la justicia y la conveniencia que entraña para los pueblos de esta parte de Navarra el aumento de las fuerzas de la Guardia Civil con la que habrían de evitarse crímenes inauditos como el de que nos ocupamos para cuyos autores pedimos todo el peso de la ley más dura y rigurosa.
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Este mismo periódico informaba el 9 de marzo de ese mismo año que habían detenido en Villava a un individuo que relacionaban con el caso y que hacía poco había conseguido trabajo en la fábrica de papel "La Navarra" de aquella localidad. 

Como vemos, la cantidad que se exige por la libertad del secuestrado delata la posición social del mismo. Mil duros (cincomil pesetas) era una importante cantidad en aquella época.

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ABRIL DE 1882. 
SECUESTRO EN PITILLAS.
Si el secuestro de Olite fue en febrero, este otro, ocurrido en Pitillas, fue en abril del mismo año. 
Fueron detenidas y acusadas por tal hecho tres personas naturales de Ujué.
Veamos como relataba este nuevo secuestro el periódico Lauburu:

EL SECUESTRO  EN PITILLAS DE D VALENTÍN SAGARDOY
PITILLAS 18 DE ABRIL DE 1882.
Sr. Director de LAU-BURU
Muy Señor mío y apreciable correligionario 
Ayer antes del mediodía comenzó a circular por esta pueblo la noticia de que D. Valentín Sagardoy (a) Pozuelo, había sido secuestrado en el término de Dolomondos por cuatro desconocidos armados de trabucos y llevado en dirección a Santo Domingo.
Un hermano del secuestrado que con él se hallaba trabajando en aquel término después de facilitarles cuatro duros, única cantidad que llevaba consigo, fue comisionado por los secuestradores para pedir a su familia 600 duros como precio del rescate del hermano que quedaba en rehenes, bajo la amenaza de asesinarle de no cumplir con el encargo. 
Tan pronto como la noticia se hizo pública, el pueblo en masa, unos a pie y otros a caballo se lanzaron en dirección al punto en que tuvo lugar el hecho. Y los secuestradores viendo la actitud tan decidida de todo un pueblo y frustradas las esperanzas de obtener un rescate, emprendieron precipitadamente la huida en dirección de las Arreas, dejando en libertad y sin causarle el menor daño al secuestrado Sr. Sagardoy. 
La familia de este se había apresurado a reunir la cantidad exigida por los secuestradores sin que afortunadamente se hubiese dado lugar a su entrega. 
Como presuntos autores fueron detenidos dos sujetos vecinos de Ujué y traídos a la cárcel de este pueblo.
La precipitación con que escribo estas líneas me impiden hacer las consideraciones a que el hecho se presta, falta que espero subsanará con ventaja la dirección de ese ilustrado periódico.
Soy de Vd. afectísimo S. S. El Corresponsal.

 Meses mas tarde, en el Lau-buru del 7 de junio se decía que la Guardia Civil de Olite había detenido a otro sujeto de Ujué por ser uno de los autores del secuestro del señor Sagardoy.

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EPILOGO
Al analizar estos dos secuestros podemos intuir que las victimas fueron de la clase adinerada y que por ende, quizás ambos dos fueron de los que compraron tierras del comunal en dichos pueblos.
Los secuestradores seguramente no reivindicaban nada sino que intentaron sacar provecho secuestrando a quienes podían pagar buen rescate.
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Los conflictos corraliceros, ya de cariz organizado y reivindicativo, tuvieron amargos desenlaces para los que reclamaban la reversión del comunal al pueblo:  
 
Los días 30 de abril y 1 de mayo de 1869 el coronel Lagunero provocó una escabechina en Tafalla con muchos heridos y muertos.
El año 1884 la represión ejercida en Olite causó cuatro muertos. 

Las movilizaciones por el comunal también tuvieron suma importancia unos años después en Tafalla.

Olite sufrió la muerte de otros tres vecinos en las movilizaciones de 1914. 
En Miranda de Arga hubo otros cuatro muertos. 

Estos movimientos populares estaban impulsados por Sociedades Obreras “comuneras”, que promovían la roturación ilegal de fincas y ejercía presión sobre sus propios Ayuntamientos para que comunes y corralizas volvieran a los pueblos.
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lunes, 27 de enero de 2014

Bandoleros ujuetarras. Asaltacaminos.

PROLEGÓMENO
Por los años 1880-1890 Uxue contaba con unos 1500 habitantes. Navarra no pasaba de los 300.000 y ciudades como Tafalla no llegaban a los 3000.

La población de Navarra era eminentemente rural. Habían pasado unos pocos años  d esde queterminó del final la guerra carlista de entre1872 a 1876, que en muchos pueblos fue civil.
Los ayuntamientos para hacer frente a los gastos de tanta guerra vendieron los comunales.

Los antiguos combatientes al volver a sus pueblos se encontraron con que la tierra del comunal estaba en manos de la gente pudiente sin que la gente humilde, como la mayoría de ellos, tuviera ya derecho a utilizarlos.  
La desaparición de los viñedos por la filoxera arruinó a muchos propietarios. La peste del cólera castigó la población en 1855 y en 1885. 

La clase humilde no contaba para nada: Para ejercer los derechos de representación y voto había que ser propietario por lo que la mayor parte de la población quedaba totalmente alejada de los órganos de decisión.
- Para poder ser elector, primeramente se debía saber leer y escribir. Y ser propietario.
- Dentro de los propietarios no todos podían llegar a la condición de electores o votantes pues se tenía en cuenta las rentas y nivel contributivo de cada uno. A este tipo de sufragio se le llamó "sufragio censitario"
- La población femenina estaba totalmente excluida
(mas información pinchando aquí)

Ejército y Guardia Civil (en Ujué desde 1875) se encargaban de reprimir alborotos y de que aquel orden de cosas se respetase.

Es fácil deducir que tras la última guerra carlista (1872-1876) la miseria y el desequilibrio social trajeran conflictividad. 
Tanta, que incluso hubo gente que llegó a salir a los caminos a atracar a los viandantes, no para hacerse rico, sino para sobrevivir. 

BANDOLEROS UJUETARRAS
Los bandoleros son gente que enmascarados o no, actuaban a la vista del perjudicado como los asalta-caminos, los que asaltaban viviendas intimidando a sus moradores y los secuestradores que capturaban gente para pedir rescate. 

Claro que también existió gente que actuaba a escondidas aprovechando la ausencia de propietarios para hurtar dinero, grano o reses en corrales, apriscos, viviendas o fincas; pero a estos se les llama ladrones y rateros.
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En un anterior capitulo ya hablé de un uxuetarra condenado a muerte que se escapó de la cárcel de Tafalla y que según la crónica había protagonizado un asalto en Ezprogui. (Ver aquí)

En el de hoy mencionaré otros tres casos de asaltos en caminos, en los que en unos casos los delincuentes y en otros las víctimas son de Ujué.
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El Tradicionalista: diario de Pamplona Año II Número 228 – 1887. Agosto 5.
En el camino de Tafalla a Ujué fue sorprendido por la Guardia Civil el lunes un hombre que, armado de un trabuco, parecía intentaba robar o causar algún daño a una mujer que se dirigía a dicha villa.

Comentario: En la noticia no se dice de donde era el asaltante ni en que término municipal ocurrió tal suceso ya que pudo suceder en el término municipal de Tafalla o en el  de San Martín de Unx, ni de donde era el bandolero. Solo que la víctima iba a Ujué que es villa.
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Otro atraco que nos lleva a la carretera de Sangüesa. La víctima es una mujer de Uxue:
El Aralar: diario católico-fuerista Año II Número 535 - 1895 noviembre 28
El 29 de septiembre último, entre los kilómetros 36 y 37 de la carretera de Sangüesa, un hombre desconocido robó a la vecina de Ujué Nicolasa Jurío 16 pesetas, todo el dinero que llevaba.
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Asaltan a un vecino de Beire
En la siguiente noticia parece que los bandoleros eran ujuetarras y la victima de Beire.
Fijaros bien en que consistió el botín: Algo que escasamente les pudo servir para calmar el hambre del día:

El Eco de Navarra: (antes de Pamplona.). Periódico liberal y defensor de los intereses de la misma Año XXIII Número 6263 - 1897 diciembre 8
La guardia civil de Ujué ha capturado y puesto a disposición del juzgado correspondiente a los vecinos de aquella villa Julio Tiberio, Pedro López y Elías Lorente, los cuales robaron hace pocos días a un vecino de Beire unas alforjas con pan, vino y otros artículos alimenticios.
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OTRO CASO DONDE HUBO MUERTOS.


Los protagonistas del siguiente y tremebundo caso que comentamos a continuación eran de Uxue aunque el lugar de los hechos estuvo lejos de nuestro pueblo, en el camino de Lumbier a Aibar:
Un periódico de Madrid en dos números diferentes de 1881 informó del suceso. Según las crónicas, en él intervinieron tres ujuetarras. 
Ponemos seguido la información que dieron en los números Nº 8.590 y 8.592 de La Correspondencia de España: Diario universal de Noticias.
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Un lamentable suceso ha acaecido anteayer, 26 de septiembre de 1.881, en el camino de Lumbier a Aibar (Navarra) y que ha preocupado hondamente a los moradores de aquellos contornos.

Un carretero que partió de Lumbier, con dirección a Aibar, pidió protección a la pareja de la guardia civil, manifestando que conducía valores importantes; la pareja se introdujo en dos comportas que se llevaban en el carro y al llegar junto a la alcantarilla de la carretera, se vio que eran fundados los temores del carretero.
Un individuo armado saltó al camino y echó el alto al carretero, que principió a defenderse; el aparecido disparó el arma que llevaba, e inmediatamente se presentaron otros dos sujetos, también armados, uno por cada lado del camino; pero entonces los guardias salieron de su escondite, y comenzó un ligero tiroteo. 

El individuo que intimó primeramente al carretero huyó a todo correr; el segundo fue herido en el vientre y de bastante gravedad por uno de los guardias, pero la herida no le impidió ganar el bosque denominado “Los pinares”; y el tercero, menos afortunado que sus camaradas, fue alcanzado por dos proyectiles que le produjeron la muerte.

Comenzadas las primeras diligencias, se ha venido en averiguación de que el muerto era de Ujué, por cuyo dato se debe suponer que es probable la captura de los otros criminales.

Posteriormente también se supo que el herido se presentó a unos labradores a quienes dijo que le prestaran una caballería, pues no podía continuar caminando por habérsele disparado el revólver. Se le dejó una borriquilla, pero entrando en sospechas de algún suceso grave, dos de los referidos labradores entregaron al sujeto a la guardia civil del puesto de Nardués. En esta localidad continúa el herido, pero de tanta gravedad, que ya se le confesó hace dos días.

El tercer criminal, que emprendió la fuga y que no pudo ser hallado, lo ha sido después en Ujué, donde se encontraba acostado y con toda la tranquilidad del mundo. Los tres malhechores eran de Ujué, habiendo desde este punto hasta el que se cometió el crimen seis leguas y de aquí a Nardués aproximadamente dos.
La Correspondencia de España: diario universal de noticias. Nº 8.590 y 8.592

EL DE BANDOLERO, OFICIO DE ANDARINES.
Si habéis leído con atención este último suceso, os habréis dado cuenta que los asaltantes no tenían ni siquiera caballerías.  
Armados con su trabuco acudieron al punto del atraco que está a seis leguas de Ujué. 
Siendo el punto del atraco tan lejano de nuestro pueblo cabe pensar que tenían noticia del transporte, quizás porque tenían informadores en aquella zona.
Si miráis en el siguiente mapa podréis haceros a la idea de cual es el recorrido desde Uxue hasta el punto del asalto. 


Como en la crónica se habla de seis leguas de distancia, lo primero es saber qué era una legua.
¿Cuánto mide una legua?
 La legua es una antigua unidad de longitud que expresa la distancia que una persona, a pie, o en cabalgadura, puede andar durante una hora.
Según la Enciclopedia Auñamendi la distancia de una legua navarra equivalía a 5.572 metros y 7 decímetros.

Así que tomando en cuenta que el lugar de los hechos que se cuentan estaba a seis leguas (seis horas de camino) de Ujué podemos decir que son unos 35 km de distancia siendo muchos tramos de monte a través como el de Uxue a Gallipienzo.

Un bandolero andarín: El campanero  de Ujué.
En estas historias de bandoleros que se suelen contar y donde lo que abunda es la leyenda, se dice que hubo un campanero en Uxue tan ágil tan ágil, que tras dar el toque de oración del anochecer tuvo tiempo de ir andando hasta el alto de Aibar, cometer un atraco y volver a Ujué para dar el toque del alba.

Un veterano asaltacaminos inicia a su hijo en el "oficio"
También se dice por ahí que un ujuetarra llevó a su hijo a iniciarlo en el oficio de atraca-caminos.
Al punto de la mañana ya estaban apostados en un recodo del camino que une Murillo el Fruto con Gallipienzo, por la orilla derecha del río Aragón.

Enseguida divisaron a un caminante. En cuanto lo tuvieron cerca, el padre, sin decirle ni palabra, le descerrajó un trabucazo. Se acercó al caído, lo registró y le encontró una peseta.

El hijo asustado le dijo al padre:
Miá que matarlo por una peseta..
A lo que el padre, dicen que contestó:
- Calla hijo, que si hoy pasan diez, diez pesetas.
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Volviendo a hablar en serio, en otro capítulo conté dos o tres casos más, que podríamos calificar de secuestros en los que los raptores fueron ujuetarras. 
(Para leer lo que escribí sobre estos secuestros pinchad aquí)

De todas formas, en la prensa antigua y referente a Ujué, los casos de asaltos en caminos y los secuestros de gente pudiente, son excepción.
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jueves, 12 de diciembre de 2013

Un uxuetarra condenado a muerte se fuga de la cárcel de Tafalla.


Hurgando en la prensa del año en que se inició la ultima guerra carlista (1872-1876) nos topamos con la siguiente carta: 

La Esperanza (Madrid) 17/7/1872, página 2.
De varios presos de Ujué que había en la cárcel de Tafalla esperando hace ya tiempo la sentencia de la última pena en garrote vil, por homicidio alevoso y heridas graves a dos hermanos, se fugó ayer uno de ellos limando los grillos que le sujetaban y serrando la puerta del calabozo en que estaba, y saliendo por tres puertas más tan sereno.
Lo más gracioso del hecho es que en la puerta del juzgado y cárcel prestaban guardia los Voluntarios de la Libertad y nadie le dijo nada; fue sin duda porque no llevaba boina encarnada.

Este sujeto había estado condenado a presidio por otro homicidio y fue indultado por la revolución, después estuvo seis meses herido grave, más habiéndose curado de la herida, cometieron un robo (en Ezprogui) de consideración, en el que se creía estaba comprendido éste y dos hermanos convecinos suyos, o cuando menos estos sabían alguna cosa del robo, quienes según se dice trataban de declarar el hecho; pero uno fue muerto de un tiro y el otro con una gran cuchillada en el cuello ha estado muy mal herido, estando en la cama los dos hermanos.

Para esta gente ha venido bien la revolución y la libertad: si hubiese estado preso por carlista ya le hubiesen cazado o le hubiesen pegado antes algunos tiros hasta concluir con él, como varias veces ha sucedido.
Su amigo seguro servidor Q. B. S. M.
Un Carlista
……….

Al leer la carta vemos que por la fecha, estábamos al inicio de la última guerra carlista. 
Que buena parte de Navarra estuviera por el pretendiente no quiere decir que durante la guerra no funcionara el sistema centralizador liberal. Estaba vigente y se hacía respetar con su ejército, fuerzas de orden público y tribunales.

La Navarra del sur del Pirineo, trescientos años después de ser invadida por los ejércitos castellanos, perdió su calidad de reino en 1841 y ya era administrativamente una provincia más del estado español aunque se le reconocían restos de autonomía administrativa.

El movimiento carlista trataba de recuperar la foralidad, es decir la manera propia de gobernarse de Navarra y las provincias vascongadas. El pretendiente decía respetar esas aspiraciones. 

Volviendo al escrito, en la carta se queja de que un asaltador de caminos y presunto asesino condenado a muerte se fugara con tanta facilidad. 

El redactor de la carta cuenta que los guardianes de la cárcel de Tafalla eran Voluntarios de la Libertad
Esta milicia de voluntarios se creó en 1868 al inicio del Sexenio Revolucionario, tiempo comprendido entre el triunfo de la revolución de septiembre de 1868, reinado de Amadeo de Saboya, primera república española, y la vuelta de los Borbones en 1874. 
Estos voluntarios eran civiles de ideología liberal que pretendían salvaguardar el orden público contra las demás fuerzas políticas.

Cárcel de Tafalla
Ningún guardián, ningún Voluntario de la Libertad se dio cuenta de que se estaba fugando un preso. 
¡Y que preso! 
Cometió un homicidio pero la revolución del 1868 lo indultó. Ahora estaba preso por el robo en Ezprogui (la Vizcaya, zona montañosa entre Sada y la Valdorba) y por haber atentado contra dos hermanos que presuntamente lo habían delatado matado a uno de un tiro y por haber casi degollado al otro. 

Según dice el redactor pudo escapar tan tranquilo porque no llevaba la boina roja.. ya que… si hubiese estado preso por carlista ya le hubiesen cazado o le hubiesen pegado antes algunos tiros hasta concluir con él, como varias veces ha sucedido”.

Esta última frase es suficiente para apercibirnos de la cruel guerra sin cuartel que estos “Voluntarios” hacían contra el bando carlista.
Si no supiéramos la tendencia carlista del periódico "La Esperanza" nos bastaría saber la procedencia de la noticia ya que es patente por su firma la filiación carlista del comunicante. 
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Nota final: 
El bando carlista, en cuanto a crueldad, tampoco se andaba con chiquitas. También cometieron linchamientos de enemigos en varias ocasiones.
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martes, 26 de noviembre de 2013

Ujué, el pueblo del trabuco. Nuestro pueblo a finales del siglo XIX.

Una carta leída en la prensa de 1885, motivo de este capítulo.
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A MODO DE PROLEGÓMENO.
Uno de los sobrenombres que los pueblos de la comarca dan a Uxue es el de "el pueblo del trabuco" que más que ser cosa cierta, entra dentro de esas "simpáticas cantinelas peyorativas" con las que nos solemos obsequiar entre pueblos vecinos.

Pero, aunque me enfado con quienes aún emplean para con nosotros ese calificativo, tengo que confesar que parece que hay algo de cierto en lo que dicen. 
Me lo ha hecho recordar una carta que leí en un numero del periódico Lauburu del año 1885 y las reflexiones que he tenido luego al repasar lo que fue aquella época en nuestro pueblo:

El siglo XIX fue un siglo de guerras
El siglo XIX fue desastroso para la economía de los municipios navarros. 
Primero fue la francesada (1808 -1814), luego vino la guerra realista de 1823, más tarde la primera guerra carlista de 1832. Luego otra guerra carlista, la de 1872..
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En todas y cada una de estas guerras los ayuntamientos y vecinos de cada pueblo se vieron obligados por los de un bando y por los del otro a alimentar a los ejércitos que como de costumbre vivían de lo que pedían, requisaban o encontraban allá por donde pasaban.

Reflexionemos sobre el ultimo cuarto del siglo XIX.
- Uxue tenía por aquel entonces unas 1200 personas. Navarra 300.000.
La carta que leeremos luego es del año 1885. Hacía algo más de nueve años que había acabado la última guerra carlista. 

Ni Navarra ni las otras tres provincias habían conseguido recuperar el estatus perdido en 1839.
Ese mismo año de 1885 la filoxera acabó con las viñas. Una peste de cólera hizo estragos por los pueblos.

El orden público.
- En cuanto a la pasada guerra de entre1872 a1876, había gente en Uxue que había peleado en el bando carlista y también gente que se había alistado con los "peseteros", grupo armado a sueldo propiciado por el Gobierno central y la Diputación para combatir a los carlistas.

- En la prensa histórica de aquellos años hay referencias a varias muertes violentas ocurridas en nuestra villa. Podemos decir que al menos dos de ellas ocurrieron como ajuste de cuentas entre excombatientes de uno y otro bando..

José María Iribarren cuenta en uno de sus libros (Entre Burlas y Chanzas, pagina 126) que terminada aquella guerra civil se formó en Ujué un serio foco de criminalidad que tardó mucho en extinguirse ya que el pueblo estaba lleno de matones y jácaros (fanfarrones) procedentes de las disueltas partidas liberales.

Las bravuconadas de los fanfarrones, sobre todo si son del bando ganador de una guerra, ya sabéis como sientan en los vencidos.
Y os podéis imaginar qué es lo que podía ocurrir si además unos y otros poseían armas de fuego (cosa muy frecuente por aquellos tempos).

FOTO: Trabuco y cuerno para la pólvora

Panorama social a finales del siglo XIX.
Mientras duró la guerra, tanto la gente llana de nuestros pueblos como los ayuntamientos de toda Navarra tuvieron serios problemas económicos al tener que entregar víveres, caballerías (los mulos y caballos también morían en combate) ropas y enseres a los bandos contendientes.
Los de ambos bandos entraban con sus tropas en los pueblos y pedían que se les avituallase.

La cosa no cambió al terminar la guerra.
Tras la guerra hubo que entregar víveres de todo tipo a los retenes del ejército vencedor que estuvo acantonado en Navarra por mucho tiempo. El Estado tardó mucho en dar compensaciones.

La venta de los comunales.

Un método que emplearon los ayuntamientos para obtener liquidez monetaria fue vender los comunales.
Los excombatientes al regresar a sus pueblos se encontraron con corralizas y comunales en manos ajenas, comprados por los pudientes de cada lugar o por gente adinerada de afuera.

A causa del descontento, en muchas localidades hubo incendios y sabotajes clandestinos contra  los bienes de los compradores del comunal y contra los de los cargos municipales que habían consentido las ventas.

La peste del cólera de 1885 castigó la población, una plaga de filoxera hizo estragos y acabó con los viñedos. 
La gente más humilde dependía de los jornales que a veces eran imposible de conseguir...
Muchos se dedicaron a la caza furtiva... que era la única manera de llevarse algo a la boca.. pese a las prohibiciones y las multas de la autoridad..

Para no pasar hambre ni tampoco ir al servicio militar... ¡emigrar a América!
Por si fuera poco, una nueva obligación había recaído sobre los navarros, alaveses, guipuzcoanos y vizcaínos: La del servicio militar que era esquivado por los ricos pagando a sustitutos para que fueran en vez de ellos.

Los que iban a la mili tenían que pasar años en el ejército y a veces eran enviados a Puerto Rico, Cuba y Filipinas para pelear contra los insurgentes de aquellas colonias.
En los periódicos de aquella época aparecen noticias de ujuetarras que desertaron y de otros que fueron llevados a ultramar y que fallecieron en aquellas lejanas tierras...

Emigrar a otros países
La emigración en busca de mejor vida y más seguro sustento iba en aumento sobre todo hacia los países recién independizados de América donde nadie les iba a perseguir por sus ideas o por ser prófugos del servicio militar español.
Fueron muchos los uxuetarras que emigraron (sobre todo a Argentina) durante los últimos veinte años del siglo XIX.
Si eran prófugos del servicio militar pasaban clandestinamente los Pirineos y se embarcaban en San Juan de Luz...
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Nota: Vamos a leer una carta del año 1885. 
Al año siguiente (1886) se celebró por todo lo alto en Uxue el milenario de la aparición de la Virgen a la que acudieron unas cuarenta mil personas de toda Navarra en el transcurso de un mes (Ver aquí)

EL TEMA DE HOY
Una carta al director del periódico Lau-Buru.
Un ujuetarra que vivía fuera mandó una impresionante carta al periódico pamplonés "Lau-buru" titulada "El Ujué civilizado" donde se cuenta la trágica e incivilizada etapa que le había tocado vivir a Uxue y el profundo cambio que se había dado en pocos años

Adivinad vosotros a quienes se refiere el remitente de la carta al mencionar a los "incivilizados"
Allá va el texto de la misiva:



Lauburu domingo 18 de octubre de 1885
El Ujué civilizado.
15 octubre de 1885.
Sr. Director del Lauburu.
Muy Sr mío: Principio por decir que los hijos y habitantes de Ujué, que no se resientan por el título con que encabezo esta carta, pues no quiero con ello dar a entender que haya dejado de tener civilización como todo pueblo culto; pero no hallo término más adecuado para hacer una brevísima reseña de lo que fue y lo que es. 
Me vanaglorio de ser hijo del mismo, y de haber asistido durante mi niñez a su escuela donde recibí los primeros rudimentos de la instrucción. 
Hoy sin embargo de que mi vecindad es otra, puedo decir que ya desapareció el Ujué de ayer, donde parecía que al entrar se cubría el cielo de nubes y el sol se avergonzaba de prestarle su clarísima luz, a causa de que abundaban tanto los asesinatos como los robos y suicidios.
Todo era desolación, y causaba temor pisar los umbrales del infortunado Ujué. A todos infundía respeto hasta el hablar de esta desgraciada villa; y sus honrados habitantes, que siempre han sido muchos, estuvieron por largo espacio de años consternados. 
Hoy, repito, ha desaparecido aquel Ujué y el de ahora es muy diferente.
Al penetrar en esta tan infortunada villa como desgraciada lo ha sido, siente uno todos los efectos contrarios.
Antes se veían en su mayor parte tanto en hombres como en mujeres rostros sombríos, y sus expresiones eran tan duras, que parecía querían demostrar estaban familiarizados con el crimen, y hoy solo se ven semblantes risueños, y su amabilidad excede a toda ponderación.
¿Cómo explicar tamaño cambio? 
Muy fácilmente. Ujué posee un tesoro inestimable, y este es la Virgen que en su magnífica Iglesia se venera bajo la advocación del nombre de la villa. Solamente María Santísima es la que ha podido hacerlo, para que hoy podamos todos sus hijos pronunciar con alegría "Ujué se ha civilizado". 
En mi corta edad he visto desobedecer gravemente dentro del templo a los dignos sacerdotes, y no guardar la compostura debida: y hoy ¿Qué he visto? Todo lo contrario.
He visto y eso dice muchísimo en pro de los habitantes de Ujué, respetar a los ministros de Dios según se merece; pero con tanta humildad, que basta que uno falte los más mínimo en el templo, para que un sacerdote le reprenda, y reconociendo su falta, reciba hasta con agrado la reprensión. 
Este es el fruto que se recoge de la simiente sembrada por los incansables PP Franciscos del Convento de Olite que tantas veces han dirigido la palabra divina a los fieles desde la Cátedra del Espíritu Santo, y este será sin duda el que se recogerá en adelante por la que hoy les dirigen los PP Artola y Cipriano de la Compañía de Jesús. 
Aquí concluiría  esta carta que va haciéndose demasiado larga; pero no lo haré sin decir algo del sermón que ayer por la noche predicó el P Artola, y del que salimos todos conmovidos.
Tan admirablemente como acostumbra, hizo la descripción  del Juicio Final, que principió diciendo estas o parecidas palabras: 
 "El día que Dios nuestro Señor llame a Juicio, allá irán los asesinos y sus víctimas: allá irán los blasfemos y los que alaban a Dios: allá irán los adúlteros: allá irán los que profanan el día de fiesta y los que lo honran según se merece: allá irán los pobres y ricos: allá irán los escritores impíos y los que con sus obras defienden la Iglesia: allá, en fin, irán todos sin excepción.
Continuó haciendo reseña de cuanto ha de suceder; pero con tal unción, que sus palabras resonaban en los oídos de los oyentes como si fueran toques de terrible trompeta que nos ha de llamar.
De lo demás, Señor Director, puede que haya quien se encargue de comunicarlo porque yo me he hecho demasiado molesto.
Y ahora ¿Qué diréis?
- Que tengo razón para encabezar estos renglones como lo he hecho y que Ujué está civilizado.
Si merecen ocupar un espacio en el periódico que con tanto acierto dirige, puede concedérselo, y por ello  le da las gracias anticipadas su aten.mo SS q.b.s.m.
AUXENCIO ARBONIES.
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Uxue. Unas muestras de crónica negra en años de guerra y posguerra (1872 - 1880 - 1890)
-1872. Un reo de Uxue condenado a muerte se escapa de la cárcel de Tafalla. Para mas información Pinchad aquí

-1876. Octubre. Un excombatiente carlista y otro excombatiente de la guerrilla anticarlista muertos por arma de fuego en Ujué. En Uxue todavía quedaba una compañía de soldados del ejército ganador (unos cien hombres) cubriendo funciones de "orden público" tanto en la villa como en los campos. Para más información Pinchad aquí

-1882. Secuestro en Olite. Otro en Pitillas. Tras el de Pitillas detuvieron a tres uxuetarras. Para más información pinchad aquí.

A pesar de lo que don Auxencio Arboniés dijo en su carta de 1885, a pesar de la celebración del milenario de la Virgen de Ujué el año 1886, comprobamos que en la prensa de años posteriores hubo más noticias relacionadas con el orden publico en la que se vieron envueltos vecinos de nuestro pueblo.

- Varios casos de bandolerismo protagonizado por uxuetarras entre 1881 y 1890. Más información pinchando aquí
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NOTA FINAL
SEIS CONSIDERACIONES A TENER EN CUENTA:
 1- Por aquellos años Ujué no era ni mejor ni peor que los demás pueblos de Navarra.
Ni que decir tiene que aquellos años eran de tiempos revueltos y todavía seguían abiertas las heridas de la pasada guerra carlista (1872-1876) en la que los carlistas de Radica y por otro lado los del Cojo de Cirauqui que les perseguía entraron a abastecerse en nuestro pueblo. 
Los ejércitos españoles anduvieron entrando y saliendo de nuestra villa en numerosas ocasiones.                                             ----------

2- Al leer la prensa de aquella época debemos tener en cuenta que los hechos de la misma guerra, según qué periódico diera la noticia las reflejaban como heróicas acciones bélicas si las había cometido un bando y como criminales actos de bandidaje si los autores eran del otro.
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3- Habéis visto que en la carta que Auxencio Arboniés mandó al periódico Lauburu se dice que gracias a la predicación de franciscanos y jesuitas había desaparecido la criminalidad en nuestra villa.
No podemos decir  lo mismo tras consultar la prensa histórica de los años posteriores a la carta de don Auxencio.
                                            
4- En los periódicos de la época, y durante años, se siguieron publicando noticias de riñas, hurtos, incendios intencionados, asaltos en los caminos, robos de ganado, algún secuestro e incluso varias muertes violentas en Uxue, o fuera de Uxue, cometidas por paisanos de nuestro pueblo.
                                            
5- Sin embargo las noticias más habituales que aparecen en aquellos periódicos en cuarto al orden publico en nuestra villa, están relacionadas con la represión de juegos prohibidos, furtivismo en la caza, accidentes con armas de fuego...  Y noticias sobre las frecuentes requisas por parte de la Guardia Civil de cepos, lazos, redes, hurones, escopetas, trabucos, revólveres, pistolas, armas contundentes, bastones con estoques ocultos, puñales, machetes, navajas, cuchillos y toda clase de objetos punzantes y cortantes.

6- Noticias parecidas encontramos si buscamos en las hemerotecas lo que ocurría respecto al orden público en cualquier otro pueblo de Navarra (y de fuera de Navarra).
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NOTA:
Un buen portal para buscar y encontrar noticias de antaño es el de la Biblioteca Virtual de la Prensa Histórica al que accederéis punchando aquí
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lunes, 21 de octubre de 2013

Ujué siete meses después de acabar la última guerra carlista.

Nuestro pueblo visto por un forastero que vino a cazar en 1876.
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De vez en cuando suelo hurgar en el portal de la Biblioteca Virtual de Prensa Histórica (enlace aquí) buscando cosas relativas a Ujué, nuestro pueblo.
Esta vez he encontrado en “El Eco de Navarra” una sabrosa carta al director entre las página 2 y 3 de la edición del día 25 de octubre de 1876.
Habían pasado siete meses del final de la guerra
Carta que me ha hecho recordar lo que José María Iribarren cuenta en uno de sus libros (Entre Burlas y Chanzas, pagina 126) :

"que terminada la segunda guerra civil se formó en Ujué un serio foco de criminalidad que tardó mucho en extinguirse ya que el pueblo estaba lleno de matones y jácaros (fanfarrones) procedentes de las disueltas partidas liberales".
Las bravuconadas de los fanfarrones (sobre todo si son los ganadores de una guerra) ya sabéis como sientan en los vencidos y qué puede ocurrir si además tener un arma de fuego era cosa más que frecuente.

Otro apunte histórico antes de que leáis la carta:
El medio donde se difunde es el "Eco de Navarra" que se define a sí mismo como "liberal".
Para entender en qué ambiente se escribe dicha misiva, diré que no hacía ni un año que en Navarra y Vascongadas se había dado por terminada la última guerra carlista (noviembre de 1875).
En Uxue todavía quedaba una compañía de soldados del ejército ganador (unos cien hombres) cubriendo funciones de orden público tanto en la villa como en los campos.

No se sabe en qué proporción, pero la población de Ujué se hallaba dividida entre ganadores y vencidos.
Lo dice el remitente de la carta:
"Pocos días antes de que llegara a nuestro pueblo, murió de un tiro un joven que había luchado por el pretendiente carlista  y poco antes había muerto de la misma forma otro mozo que había luchado en "la contra guerrilla"
 (Parece que este primer muerto era de los llamados "peseteros" fuerzas auspiciadas y pagadas por la diputación y el gobierno central) .

Se ve que el escritor de la carta era forastero pero que conocía bien el pueblo y sus gentes.
Era cazador, Y amante del nuevo orden de cosas, del ejército español y de la guardia civil.
Y quejoso de que los vecinos de Ujué cazaran furtivamente (a lazo y con hurón) y no dejaran ni perdices ni conejos en los campos, en perjuicio de forasteros como él, que venían a ejercer su afición y se quedaban a dos velas.

Recordad que la caza furtiva fue en Uxue un recurso de supervivencia de las clases pobres y esquilmadas para poderse llevar algo a la boca en el duro día a día. 

Seguidamente reproduzco la carta. Leedla con atención. 
El autor demuestra ser de clase instruida y acomodada. Su manera de escribir es brillante.
Aparte de descubrirnos su punto de vista respecto al orden público en nuestras calles, destila sorna e hiriente humor al hablar de los pocos días que llevaba en el pueblo.



Sr Director de EL ECO DE NAVARRA.
Ujué 23 de Octubre de 1876.
Muy Sr. mío y estimado amigo:
Como V. no habrá estado en este pueblo y es muy probable que no piense venir por aquí, bueno será que le diga el aspecto que presenta.
Ujué visto desde Olite, tan cerca se encuentra del cielo que parece un negro nubarrón de esos que adquieren formas caprichosas.
Observando de los barrancos que le rodean se asemeja a un inmenso nido de águilas, y mirando de las montañas vecinas y desde los puntos en que se dibujan las siluetas de los edificios, hace el mismo efecto que un castillo formado con fichas de dominó sobre un gran pilón de azúcar. 
Desde el momento que el viajero penetra dentro de él se encuentra casi con los mismos edificios, las mismas calles y las mismas personas que en la mayor parte de los pueblos de la Ribera que tienen una situación geográfica parecida. 
Ujué, sin embargo, tiene algo que no poseen los pueblos que se le asemejan. Ese algo es una Virgen a la que profesan gran devoción, no solo los vecinos de esta localidad sino los de los pueblos inmediatos, y es tal el fervor y tantos y tales los milagros que de la Virgen se refieren, que se hacen promesas y se cumplen viniendo descalzos los devotos hasta el Santuario, y a veces andando de rodillas distancias fabulosas sobre un camino que, más que tal, parece una heredad sembrada por zapateros según las piedras que en el trayecto encuentran.

Los vecinos de Ujué están ya calificados; y por consiguiente inútil que le explique a V. cuales son sus inclinaciones. Sin embargo, esta gente al separarse de las próximas montañas que rodean su pueblo, rezan fervorosamente una salve para que nada malo les suceda en la expedición. 
En el pueblo hay cuatro cuadrillas de mozos, y no sé si para contener a éstas en caso de que salgan de las prescripciones legales, o para restablecer el orden si el vecindario quisiera alterarlo, está acantonada una compañía del regimiento de Valencia, cuyo jefe cumplirá fiel y estrictamente su misión, pues me consta que es hombre enérgico, pero estoy convencido que más que esta fuerza se necesita en pueblos de esta naturaleza, media docena de guardias civiles, pues ejercen mayor influencia moral y son mas temidos y por consiguiente respetados que la tropa de línea. 
El lunes fue muerto de un  tiro un muchacho que había servido en las filas del pretendiente; hace algún tiempo mataron a otro de las extinguidas contra-guerrillas.
Como los muertos violentamente son todos guapos e infelices, éste era infeliz y guapo según me han dicho. 
No he querido preguntar la causa del asesinato, primero porque no me la habían de decir, y segundo porque conozco a esta familia y sé que pegan un trabucazo porque sí.
Creo que V. señor Director habrá oído decir que en Ujué hay mucha perdiz, que es el paraíso de los cazadores: pues bien, yo le aseguro que lo que hay es mucho lacero que a ciencia y paciencia de la autoridad, según me dicen, están aniquilando la caza como creo que están extinguiendo la pesca del río de Pamplona a los pescadores de profesión con redes de mallas no permitidas por la ley.  
Creo que hemos llegado a la época de cortar estos abusos y me figuro que no estaría de más el que nuestra autoridad superior civil pasara un "recadito" de atención al señor Alcalde de este pueblo, exigiéndole bajo su más estricta responsabilidad el que no se cacen las perdices con lazo ni conejos con bicho  y que igual encargo se hiciera al capitán, pues estoy seguro que cumplirá bien su cometido. 
Los días que llevo de estancia en este pueblo han sido desabridos y malos, pues un fuerte y violento viento nos impide salir de caza durante el día, y por la noche no es posible recorrer las calles, primero porque el capitán de la compañía prohíbe transitar sin farol y yo no tengo, y segundo porque si lo tuviera temería andar a farolazos. 
Fuera de la muerte del lunes y de que recibe un tiro el que transita sin farol; de que dos cuadrillas son en un pueblo una calamidad y aquí hay cuatro, y de los instintos de parte del vecindario; fuera de esto, repito, Ujué es el pueblo mejor, y mas tranquilo del mundo y por el que se puede pasear el forastero sin cuidado alguno.
Suyo X,
El escrito aparece a caballo entre las páginas 2 y 3 de "El Eco de Navarra" del miércoles 25 de octubre de 1876. 
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En este otro enlace se reproduce otra carta sobre Ujué escrita por otro señor y publicada nueve años más tarde en el "Lau-buru" (otro periódico de Pamplona) en la que se habla de que "comparando con lo de antes" se notaba un ostensible cambio "para bien" en la población.
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