La Esperanza (Madrid) 17/7/1872, página 2.
De varios presos de Ujué que había en la cárcel de Tafalla esperando hace ya tiempo la sentencia de la última pena en garrote vil, por homicidio alevoso y heridas graves a dos hermanos, se fugó ayer uno de ellos limando los grillos que le sujetaban y serrando la puerta del calabozo en que estaba, y saliendo por tres puertas más tan sereno.Lo más gracioso del hecho es que en la puerta del juzgado y cárcel prestaban guardia los Voluntarios de la Libertad y nadie le dijo nada; fue sin duda porque no llevaba boina encarnada.Este sujeto había estado condenado a presidio por otro homicidio y fue indultado por la revolución, después estuvo seis meses herido grave, más habiéndose curado de la herida, cometieron un robo (en Ezprogui) de consideración, en el que se creía estaba comprendido éste y dos hermanos convecinos suyos, o cuando menos estos sabían alguna cosa del robo, quienes según se dice trataban de declarar el hecho; pero uno fue muerto de un tiro y el otro con una gran cuchillada en el cuello ha estado muy mal herido, estando en la cama los dos hermanos.Para esta gente ha venido bien la revolución y la libertad: si hubiese estado preso por carlista ya le hubiesen cazado o le hubiesen pegado antes algunos tiros hasta concluir con él, como varias veces ha sucedido.Su amigo seguro servidor Q. B. S. M.
Un Carlista
……….
Al leer la carta vemos que por la fecha, estábamos al inicio de la última guerra carlista.
Que buena parte de Navarra
estuviera por el pretendiente no quiere
decir que durante la guerra no funcionara el sistema
centralizador liberal. Estaba vigente y se hacía respetar con su ejército, fuerzas de
orden público y tribunales.
La Navarra del sur del Pirineo, trescientos años después de ser invadida por los
ejércitos castellanos, perdió su calidad de reino en 1841 y ya era
administrativamente una provincia más del estado español aunque se le
reconocían restos de autonomía administrativa.
El movimiento carlista trataba de recuperar la foralidad, es decir la manera propia de gobernarse de Navarra y las
provincias vascongadas. El pretendiente decía respetar esas aspiraciones.
Volviendo al escrito, en la carta se queja de que un asaltador de caminos y presunto asesino condenado a muerte se fugara con tanta facilidad.
El redactor de la carta cuenta que los guardianes de la cárcel de Tafalla eran Voluntarios
de la Libertad.
Esta milicia de voluntarios se creó en 1868 al inicio del Sexenio Revolucionario, tiempo comprendido entre el
triunfo de la revolución de septiembre de 1868, reinado de Amadeo de Saboya,
primera república española, y la vuelta de los Borbones en 1874.
Estos voluntarios eran civiles de ideología liberal que pretendían salvaguardar el orden público contra las demás fuerzas políticas.
Cárcel de Tafalla.
Ningún guardián, ningún Voluntario de la Libertad se dio cuenta de que se estaba fugando un
preso.
¡Y que preso!
Cometió un homicidio pero la revolución del 1868 lo
indultó. Ahora estaba preso por el robo en Ezprogui (la Vizcaya, zona montañosa
entre Sada y la Valdorba) y por haber atentado contra dos hermanos que presuntamente lo habían delatado matado a uno de un tiro y por haber
casi degollado al otro.
Según dice el redactor pudo escapar tan tranquilo porque no
llevaba la boina roja.. ya que… “si
hubiese estado preso por carlista ya le hubiesen cazado o le hubiesen pegado
antes algunos tiros hasta concluir con él, como varias veces ha sucedido”.
Esta última frase es suficiente para apercibirnos de la cruel guerra sin cuartel que estos “Voluntarios” hacían contra el bando carlista.
Si no supiéramos la tendencia carlista del periódico "La Esperanza" nos bastaría saber la procedencia de la noticia ya que es patente por su firma la filiación carlista del comunicante.
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Nota final:
El bando carlista, en cuanto a crueldad, tampoco se andaba con chiquitas. También cometieron linchamientos de enemigos en varias ocasiones.
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