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lunes, 20 de enero de 2014

Versiones foráneas sobre el rito de echar piedras en el aljibe de Ujué.

Todo vino a causa de leer en una interesante novela una mención del rito de pedir descendencia en el santuario de Ujué que apenas concuerda con nuestra tradición.
Luego traté de informarme sobre si existen más versiones foráneas sobre la costumbre de echar piedras al "pozo de la Virgen" para tener hijos.
Al final aporto el siguiente escrito rebatiendo las versiones "erróneas" que he encontrado, a la vez que reivindico -¡faltaría más!- que la versión ujuetarra es la auténtica.
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Versión foránea aparecida en una interesante novela editada el año 2013.
A poco de publicarse, leí la novela "El Guardián Invisible" de Dolores Redondo. La novela me enganchó desde el principio y la seguí hasta el final con suma avidez.

Dolores Redondo escribe muy bien y ha sabido tejer una intrigante historia detectivesca, reflejando magistralmente los sentimientos de las protagonistas y las creencias mitológicas de más de un personaje de la novela, ambientando la mayor parte de la acción en Elizondo, el valle de Baztán, su río y sus bosques.

En el capítulo 16, página 132 de ese libro hay un pasaje referente a Ujué. Es una conversación entre dos protagonistas de la novela, Amaia y su hermana Ros, en la que entre otras cosas se dice que:
 ..... “Hay una iglesia en el sur de Navarra, en Ujué, a la que las mujeres que quieren ser madres peregrinan con una piedra que llevan desde su casa; allá la depositan sobre un montón de guijarros y le rezan a la Virgen del lugar, pues el hecho es que hay datos de que las mujeres ya peregrinaban a ese mismo lugar antes de levantarse la ermita y por aquel entonces arrojaban la piedra a una gruta natural, una especie de pozo o mina muy profunda”
A cualquier ujuetarra le resulta extraño leer que alguien que busca tener descendencia venga con una piedra desde casa para depositarla en un determinado montón de guijarros que no conocemos ni hemos oído que haya existido jamás.
En cambio, si que hemos visto echar piedras al agua del aljibe que hay detrás de la iglesia. Tantas como hijos se desean.

Eso de tener que traer a Ujué un pedrusco desde casa también nos extraña, ya que si algo abunda en nuestro pueblo eso son las piedras.
Es evidente que Dolores Redondo no ha hablado con ningún uxuetarra. También se deduce que cuando escribió esta novela todavía no había  estado en nuestro pueblo, pues en ese mismo párrafo llama ermita a la imponente iglesia fortaleza que aquí tenemos.
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Otra versión rara: La que transmiten José María Iribarren, la Enciclopedia Auñamendi y La Gran Enciclopedia Navarra.
- José María Iribarren en su libro "De Pascuas a Ramos" publicado en 1946 contaba que
"En cuanto a la virtud prolífica, la buscaban y la siguen buscando muchas mujeres en Ujué. Según una piadosa cuanto sencilla tradición, basta, para conseguir descendencia, con ir a Ujué, llevando al hombro una piedra que luego hay que arrojar en el pozo del Santuario".

- La  Enciclopedia Auñamendi se empezó a editar en papel en 1969. En la versión digital de Internet leemos que en Ujué: 
…. “hay un gran aljibe que contiene agua. Ha existido la creencia de que la mujer que, llevando al hombro una piedra, la arroje en el aljibe, logrará descendencia. La misma práctica y creencia existen en cuanto a una cisterna del castillo de Javier”.
(ver aquí)

- La Gran Enciclopedia Navarra, editada el año 1980 por la Caja de Ahorros de Navarra, en la entrada titulada  "Esterilidad" repite la misma información. Entre otras cosas podemos leer que: 
.... “Las estériles tenían también por costumbre peregrinar a Ujué llevando al hombro una piedra, que luego arrojaban al aljibe del Santuario, o al Castillo de Javier en cuyo pozo tiraban tantas piedras como hijos quisieran tener”.
 (ver aquí)

Ese detalle de que la piedra había que traerla al hombro puede sugestionar al lector haciéndole creer que tal piedra era grande y de mucho peso... Pero… lo que generalmente hemos visto en Ujué es que los peticionarios echaban al aljibe unas simples zaborricas (piedras pequeñas) de las que se aprovisionaban en cualquier sitio cercano. 
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La versión ujuetarra y de los pueblos que vienen en romería.
Tanto en Ujué  como en todos los pueblos que vienen en romería, el rito se cuenta de la misma manera:
“Que para tener descendencia hay que echar en el aljibe de detrás de la iglesia tantas piedras como hijos se deseen tener."
Así de sencillo. Nada de echarlas sobre un montón de guijarros. Nada de traerlas desde casa. Las piedras se recogen de donde bien parece y se echan al pozo mientras se hace la petición. Y punto.

He podido escuchar a varias personas diferentes contar una variante según la cual la cantidad de ondas que se produzcan al echar la piedra será la de los hijos que vendrán. 

Otra persona  de Uxue, seguidora de este blog, me contó que si se cuentan los segundos que pasan desde que se tira la piedra y toca en agua, cada uno de esos segundos es advertencia de los hijos que tendrá el matrimonio...
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Mis recuerdos, testimonio de primera mano.


El aljibe estuvo cubierto hasta 1982. Para asomarse al brocal, había una ventana con una portezuela metálica que se cerraba con un gran candado.
Había una bomba de agua que en tiempos debió funcionar a manivela. Pero, como el mecanismo estaba averiado desde no sé cuando, el agua se sacaba por medio de una carroncha (polea) colgada del techo del aljibe, una soga y un pozal.

El aljibe permaneció cerrado desde 1952 en que el agua corriente llegó a todos los domicilios de Ujué.
El rito pervivió ya que había visitantes y gente del pueblo que venían a casa (mi padre era el sacristán) y a la vez que nos pedían abrir las verjas para poder llegar hasta la Virgen, también nos pedían llevar la llave del pozo.

Al cura no le gustaba que se practicara eso de echar piedricas al agua. Pero nosotros transigíamos ya que el hacerlo reportaba alguna que otra propinica más. 
Así que, puedo decir que he sido testigo de tan ancestral costumbre en unas cuantas ocasiones. 
A veces, las personas que venían a echar las piedricas eran mujeres casadas que llegaban en solitario o acompañadas por sus madres.
Pero en casi todos los casos vi a matrimonios que de común acuerdo echaban una o más piedras. Había quienes arrojaban una teja o un ladrillo para especificar que se quería hija o hijo.

Allá por los años 70 aprecié una curiosa variante del ritual acostumbrado: Una pareja ujuetarra con varios años de matrimonio me pidió que les abriera el pozo.
Echaron una piedra cada uno (para despertar el agua, según dijeron), luego, polea y pozal, cogieron de esa agua (ya despierta y activa al parecer) y bebieron los dos. Tuvieron descendencia.
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Versión foránea escrita hace más de 170 años y que coincide con la tradición de Ujué.
Habéis leído las versiones de Iribarren, La Gran Enciclopedia Navarra y la Enciclopedia Auñamendi.

En cuanto a “El Guardián Invisible” Dolores Redondo explica al final del libro que le fueron indispensables las publicaciones del Padre José Miguel de Barandiarán (1889 Atáun 1991) a la hora de novelar todo lo relativo a seres, leyendas  y ritos mitológicos que aparecen en el relato.

Pues bien, seguidamente os ofrezco una versión foránea que coincide totalmente con la que pervive en Uxue y que se escribió el año 1844, cuarenta y cinco años antes de que naciera el padre Barandiarán y sesenta y dos años antes de que naciera José María Iribarren.

Es de un periódico de Madrid y la manda su corresponsal en Tafalla. Resulta que ésta es la mención más antigua que yo he leído sobre el rito de echar piedricas en el aljibe de Ujué.
Ahí va la crónica en su totalidad ya que contiene varios datos costumbristas más que a buen seguro os gustarán:

La Posdata (Madrid). 4/5/1844, página 2.
Tafalla 28.
Del depósito de Artajona han salido seis oficiales con pasaporte, a disposición de otros tantos jefes de distrito.
Hoy a las nueve y media de la mañana hay misa solemne y Te-Deum por el regreso a España de S. M. la Reina Madre. Este regreso ha sido un consuelo para los liberales; en cuanto a los carlistas lo miran con indiferencia.

Mañana domingo si el tiempo lo permite, se celebrará una procesión de penitencia que desde tiempo inmemorial, se hace de aquí a la Villa de Ujué.
Trescientos entunicados con su cruz a cuestas, y la mayor parte a pie, descalzos y en ayuno natural, saldrán a las tres de la mañana de la parroquia de Santa María, e irán tres leguas de mal camino hasta la iglesia de Ujué, donde tomarán comunión.

Por supuesto esta romería es como todas las del mundo; en concluyendo la misa mayor todos se entregan a la alegría hasta la hora de volver, lo cual hacen como la ida, menos venir en ayunas. A esta procesión va todo el cabildo eclesiástico y el ayuntamiento.

También es notable esta romería por otra cosa. Todos los recién casados buscan su caballería y llevan sus mujeres a la grupa, siendo su primer cuidado en llegando al pueblo ir al pozo de la Virgen a pedirle los hijos que desean. Éstos se obtienen lanzando piedras dentro; de cada una, uno.

En cuanto a los amantes, van de víspera para disponer un baile por la noche y disfrutarlo. Si el baile no se arregla, nunca falta una guitarra, un violín y una bandurria con que acompañar cuatro canciones a la ventana de su dama. Algunos de estos también visitan el pozo de la Virgen; el objeto que llevan en visitarlo ellos lo saben.

A la tarde vuelven delante de la procesión para lucir, cada uno lo que puede entre la multitud que sale a esperarlos. Los penitentes no entran en Tafalla hasta oscurecer. Algunas particularidades más tiene esta romería, que no puedo describir por el poco lugar. 
(Corresponsal).
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Unas breves notas para terminar. 

 Foto: ¿Pidiendo más niños?

Desde que en 1982 se quitó la pared exterior que ocultaba los arcos del atrio norte, el aljibe de Uxue está sin la techumbre y el cierre que tuvo hasta entonces.
Por aquellas fechas se le hizo un nuevo brocal al pozo y se le colocó encima la rueda de la antigua bomba. Una manguera de goma saca agua del pozo para regar por inercia el jardín que hay en las cercanías.

La boca del aljibe quedó cerrada con una especie de celosía de hierro a modo de tapa que además tiene una red metálica por la que solo pueden pasar objetos del grosor de un dedo.

Desde 1982, el que quiere seguir con la antigua fórmula de pedir descendencia, debe conformarse con echar piedrecillas de no más diámetro que un dedal; pero puede efectuar el rito en cualquier momento, con más intimidad, sin tener que pedir la llave del pozo a nadie y sin que nadie se entere.
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Nota para quien quiera saber más.
Los ritos relacionados con la fertilidad acudiendo al agua de fuentes y pozos vienen de muy antiguo.
Por ello quizás os interese lo que escribí en este blog pinchando en Lacubegi dios precristiano propio de Uxue.

También hablé de otros usos, otros ritos con otras aguas en el termino municipal de Uxue. Podéis leerlo si pincháis en este enlace

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Nota final: Una versión más reducida de este post fue enviada a la prensa de Navarra para su publicación.
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