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lunes, 28 de octubre de 2013

Un corralicero de Beire multado por cazar en el término municipal de Ujué.

PREÁMBULO.
Durante el siglo XIX tiene lugar la enajenación de las corralizas y comunales en muchas localidades de Navarra.
Tras las primera guerra carlista muchos combatientes volvieron a sus pueblos y se encontraron con los comunales privatizados en manos de unos pocos potentados.
Desde esa época y hasta 1936, fue muy tirante la convivencia entre los nuevos propietarios y la gente más humilde que siempre pidió la reversión del comunal a su estado anterior.

En muchos sitios, a los nuevos propietarios del antiguo comunal se les llama corraliceros pues comenzaron comprando el derecho a pastar en las corralizas y acabaron dueños de la tierra.
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1891. Ujué acota su termino municipal para la caza.
Hoy en día no le extraña a nadie que el término municipal de un pueblo esté acotado para la caza, la pesca e incluso para la recogida de setas.

El caso es que leyendo El Liberal Navarro nos enteramos que en 1891 se acotó todo el término municipal de Ujué incluidos sus comunales y que, pasado el tiempo, tres vecinos de Beire fueron abordados por el guarda por cazar dentro del coto. 
Solamente fue multado uno de ellos con la elevada cantidad de quince pesetas.

Así sin más, la cosa nos puede parecer anecdótica. Después de leer otro reportaje más tardano del mismo periódico nos enteramos de los nombres de los tres presuntos furtivos: Vicente Lerga, Antonio Flamarique y el multado José Jaurrieta Jiménez, pero no se informa nada sobre la condición social de los mismos.

La cosa gana interés cuando tras rastrear por Internet nos enteramos de que Vicente Lerga y el señor José Jaurrieta Jiménez no eran unos don nadie sino ....¡Importantes corraliceros de Beire!.

Podéis comprobar este dato en la página 18 del trabajo titulado “Beire, 1800-1931: Distribución de la renta y conflictividad rural en Navarra” de José Miguel Gastón Aguas profesor de la Universidad Pública de Navarra. Basta con pinchar  aquí para tenerlo en formato PDF

Volvamos al asunto. Leed lo que he encontrado hurgando en la Biblioteca de Prensa Histórica  en dos fechas distintas de El Liberal Navarro, periódico correligionario de don José Jaurrieta, que pone a caer de un burro al alcalde de Ujué.
Ya me diréis si el autor de la primera crónica saca las cosas de quicio o no, y si a la postre la sentencia sobre la multa al señor Jaurrieta está bien o mal.


El Liberal Navarro 12 octubre de 1893, página 2.
CRÓNICA.
Los moros en Melilla se enfurecen porque los forasteros, los pícaros españoles, pueden ver a respetable distancia a las moras que acuden a la mezquita.
Pero en todo hay quien supera; porque esa extravagancia marroquí es tortas y pan pintado para lo que pretende el alcalde de Ujué, el cual se opone bajo multa a que ningún forastero pise el término de su jurisdicción.

Primero por medio de los guardas denunció ante el juzgado municipal a un cazador porque se atrevió a cazar en el término de la villa.
El cazador iba provisto de su licencia, no obstante lo cual el juzgado le condenó por que la caza de aquel término estaba arrendada por el Ayuntamiento, que no sabemos por qué arte se abroga ese derecho feudal.

Pero apelada la sentencia y en virtud de auto para mejor proveer se ha justificado por certificación de la Diputación que el Ayuntamiento de Ujué no obtuvo la correspondiente licencia para el referido arriendo de la caza y que además ese arriendo es antiforal.

Mas no por eso se ha descorazonado el Alcalde: agarrándose a las facultades, según cree, se ha descolgado con el siguiente oficio al mismo cazador:
"Habiendo usted infringido el artículo 96 de las ordenanzas municipales vigentes aprobadas por el M.I. Gobernador Civil de la provincia en 23 de noviembre de 1891 por penetrar en esta jurisdicción atravesando los consumos y fincas de particulares (el suceso ocurrió en Septiembre, levantada la cosecha y en fincas no acotadas) los días 4 y 5 de Septiembre último hallándose prohibida la entrada en ella de todo forastero, por providencia de hoy he acordado imponer a usted la multa de 15 pesetas que hará efectiva entregando a la secretaría el papel correspondiente etc"

Este oficio se ha pasado al cazador aludido y además a otras dos personas de las cuales una fue a Ujué a cumplir una promesa piadosa ante el Santuario de dicha villa.
No dudamos que nuestro respetable amigo el señor gobernador hará entender al aludido alcalde que no es oportuno aislar los municipios con murallas que hoy desaparecen de la China.
…………..
Y ahora viene la segunda parte del caso: 1894. Resolución de Diputación y sentencia del Juzgado de Tafalla.

El Liberal Navarro, un año más tarde que la anterior crónica, volvía sobre el tema y dedicaba casi toda su primera página a este caso. Era el sábado 20 de octubre de 1894.


Primeramente reproducía el informe que la Diputación Foral de Navarra emitió sobre el acotado de caza de Ujué advirtiendo al ayuntamiento que debía suprimir de su ordenanza municipal dos artículos que concernían  a este caso, y luego la sentencia del juzgado de Tafalla que absolvía a José Jaurrieta Giménez.

En este número del periódico leemos que el guarda denunciante fue Manuel Caparroso y al fin nos enteramos de los nombres de los denunciados: Vicente Lerga, Antonio Flamarique y José Jaurrieta vecinos de Beire. 

El Juzgado de Ujué absolvió a los dos primeros pero el alcalde impuso multa de quince pesetas a José Jaurrieta y este apeló seguidamente al juzgado de Tafalla que lo absolvió.

Sería  aburrido copiar el extenso artículo de periódico a causa del tedioso y repetitivo lenguaje notarial y judicial de los documentos que transcribe, pero con lo siguiente será suficiente para poder opinar:

En el texto del periódico se dice que el artículo 96 de las ordenanzas municipales de Ujué decía que “… Queda asimismo acotado todo el término que comprende la jurisdicción para aquellos que no sean vecinos de esta villa, sin que puedan los forasteros penetrar con ningún objeto, ni en los comunes ni en las propiedades particulares y solo podrán entrar en ella los propietarios y colonos de fincas comprendidas en la misma para su cultivo y recolección, entendiéndose este acotamiento y el artículo 94, sin perjuicio de las cañadas, abrevaderos, caminos, travesías y toda clase de servidumbre que por título legitimo pesen sobre aquellas fincas”.

Este articulo y otro (el 94) que englobaba los comunales dentro del coto, no fueron aprobados por Diputación, aduciendo que tal cosa estaba prohibida por las leyes privativas de Navarra encaminadas a que toda persona pudiera ejercer  libremente el ejercicio de la caza en los comunales.

En la ilegalidad de estos dos artículos es donde el Juzgado de Tafalla se basó para absolver al multado y demandante Señor Don José Jaurrieta y Giménez, mayor de edad, casado, propietario y vecino de Beire.
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Vosotros juzgaréis.  La cosa es que siendo casi todo el término de Beire propiedad de corraliceros, uno de ellos viene al término de Uxue a cazar...
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POSTDATA: No me resisto a copiar la nota que hay al pie de la página 18 del trabajo del profesor José Miguel Gastón sobre “Beire, 1800-1931: Distribución de la renta y conflictividad rural en Navarra” 
En dicha nota se habla de los parentescos de don José Jaurrieta y su hermano Pablo:
José Jaurrieta Jiménez era hermano de Pablo, quien introdujo en sus tierras maquinaria de vapor y construyó una fábrica de abonos a finales del XIX. 
Pablo era, además, socio de Conducción de Aguas de Arteta y presidente de la Papelera Vasco-Navarra en 1895; su yerno fue Juan Pedro Arraiza Baleztena. 
Tanto Pablo como José se casaron con hijas de Eusebio Múzquiz; también emparentaron con diputados liberales: dos tías de José y de Pablo se casaron con Juan Paulino Azcona; una hermana con Miguel Aldaz Manterola. 
La mujer de Pablo era prima del diputado Antonio Iturria. José Jaurrieta fundó Diario de Navarra. Su hijo Germán Jaurrieta Múzquiz sería miembro de la Junta Directiva de la Asociación de Propietarios Terratenientes y secretario de la Sociedad Mercantil Vinícola de Navarra. 
Germán se casó con Mª Luisa Baleztena Azcarate, hermana del diputado Ignacio Baleztena; Pablo Jaurrieta Múzquiz se caso con otra hermana de Ignacio Baleztena.
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