El 23 de julio de 1512 el Duque de Alba entró en Navarra, acompañado de un ejército de 12.000 soldados, tropas a caballo
y armado con numerosas piezas de artillería..
El grueso del ejército invasor se detuvo primero en torno al pueblo y palacio de Arazuri, gobernado por un familiar del
conde de Lerín y el 24 de julio ya estaban en la Taconera, a las puertas de la
capital del Reyno.
Pamplona intentó ganar tiempo para intentar pactar condiciones, ya que ese ejército doblaba en número a los habitantes de la ciudad.
La respuesta que recibieron del Duque de Alba
fue clara y concisa:
«No son los vencidos quienes imponen leyes a los
vencedores, sino que las reciben de éstos. Marchad pues y comunicad a vuestros
convecinos que, o se entreguen sin condición alguna, poniendo en mis manos
todos los bienes eclesiásticos y públicos -en cuyo caso disfrutarán de absoluta
libertad y de sus haciendas-, o si no les placen estas condiciones, sepan que
han de pasar por todo lo que acontece en el asedio de las ciudades: matanzas,
sin respetar edad ni sexo; incendio de las haciendas, tanto eclesiásticas como
privadas, y saqueo de toda clase bienes.»
Como ya hemos visto en este mismo blog,
la población de Navarra se alzó al menos tres veces en contra
de los invasores pero al final el poderoso ejercito de ocupación se
afianzó en nuestra tierra de manera definitiva.
Hoy, 23 de julio del 2012, se cumplen 500 años de aquellos
aciagos días. Vaya mi reconocimiento hacia todos los que
lucharon para que nuestro Reyno sobreviviera sin depender de nadie.
Han pasado 500 años pero Navarra sigue viva.
Han pasado 500 años pero Navarra sigue viva.
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