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domingo, 10 de julio de 2011

Las almendras garrapiñadas de Ujué según Baldomero Barón.

Desde el 6 al 25 de julio de 1926 se celebró en Pamplona la primera Exposición Regional de Agricultura e Industria de Navarra.
En esta exposición se premió con una medalla de oro las almendras garrapiñadas de doña Estefania Arangua de Ujué.

Por aquel tiempo, Baldomero Barón Rada, insigne periodista de Pamplona, mantenía una sección en "El Diario de Navarra" titulada "Ripios al vuelo".
El domingo 6 de septiembre de 1926, antevíspera de las fiestas de Ujué, publicó en esa sección del periódico la poesía que reproducimos en este capitulo. 

Baldomero estaba casado con Juana Irigaray Rey natural de Ujué que tenía parentesco con Fausto Ayesa Irigaray y con las hermanas Julia y Angela Rey.
En los ripios que siguen, Baldomero cuenta la visita del matrimonio a la exposición de Pamplona de 1926 y su paso por el puesto de las almendricas de doña Estefanía.
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LAS ALMENDRAS GARRAPIÑADAS DE UJUÉ

Por razones que conocen
cuantos leen mis endechas,
ya saben que a Ujué mi alma
un gran cariño profesa.
Primero canté a su Virgen,
la Virgen de la Ribera
la Virgen de mis amores,
tan hermosa y tan morena.
Luego canté a sus vecinos
y a la honradez que reflejan
con su vida de trabajo
y de cristianos de veras.
Canté después a sus mozos,
muchachos de nobles prendas,
navarros de recio temple
y amigos de buenas juergas
Y al par canté de las mozas
sus naturales bellezas,
sin afeites ni postizos,
cual rosas lindas y frescas.
Y canté de las mujeres
su tesón y su franqueza,
sus virtudes y su afecto
a su Patrona y su Reina.
También canté la alegría
tan clásica de sus fiestas,
con sus costumbres sencillas,
con sus diversiones buenas.
Y canté a sus romerías
que los pechos de fe llenan...
romerías de cruceros
que recorren muchas leguas...
También canté a los auroros,
que con sus voces soberbias
entonan muy buenas coplas
antes que el sol amanezca...
Y canté, por fin, del pueblo
su bondad tan manifiesta,
sus anhelos de progreso,
su afán de cultura y ciencia.
Y hoy canto porque este año
salgan muy bien las mecetas
y haya jolgorio de sobra
con paz. . . ¡y muchas pesetas!
Mas si canté a tantas cosas
en mis rimas volanderas,
¿Por qué no elogiar un poco
los productos de esta tierra?
Pues sí: Sucedió que viendo
la Exposición estupenda
que en Pamplona lugar tuvo
con tan admirables muestras,
al comienzo de una sala
en una esquina modesta,
en un puesto muy pequeño
me encontré con la sorpresa
de un cartel que así decía:
«Las legítimas almendras
de Ujué»—la cuna bendita
donde nació mi parienta.—
Vi a mi esposa de reojo
que se ponía mas hueca . .
que un globo recién inflado,
de orgullosa y satisfecha.
Yo me hice el disimulado
como diciendo en voz queda:
«No creo que valgan mucho,
¡serán piedricas bien hechas!
Mas mi mujer, comprendiendo
mi tan prudente indirecta,
me interrogó: —Mira, chico,
tú que tanto y tanto aprecias
las de Alcalá, aquí tienes
otras que son.. . ¡De primera!
—Bien. ¡Que te crees tú eso!
—Si lo creo? ¡Ahí van pruebas!
Y haciendo uso mi esposa
de su amistad con la dueña,
doña Estefanía Arangua,
para que ustedes lo sepan,
me dio un puñado, mas otro
y otro más, y hasta cuarenta,
quedando un tarro de aquellos
limpio como una patena.
Y ya no quise decirle
si eran de mi complacencia,
pues vi además que el Jurado,
las premió, por su excelencia,
con una medalla de oro
en muy justa recompensa;
Y ahora me entero que son
En Ujué dichas almendras
Como aquí las coronillas
y mantecadas de Viena,
algo clásico que compran
todos cuantos allí llegan.
Pa que mi media naranja
se me pusiese contenta,
discurrí al vuelo esta copla
y se la dije a la oreja:
«Para toreros Sevilla,
para jardines Valencia,
para .chorizos Pamplona
y Ujué para las almendras.’»

BALDOMERO BARON
«Romedobal».
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