FOTO: Los Doce de Olite/Erriberri en torno a la Cruz del Saludo de Uxue
Relato de Ángel Jimenez Biurrun escritor de Olite y vídeo sobre el Apostolado procedente de www.olite.com.es
Los olitenses más versados saben que, normalmente, el día de la Pascua de Pentecostés con la campanada de la una de la madrugada, hecha la señal de la cruz y el acto de contrición, salen descalzos de la iglesia de San Pedro los Doce Apóstoles, una de las cofradías más populares de Olite.
Entunicados de negro, cubierto el rostro con un capillo, llevan un crucifijo en el pecho, una la linterna en la mano y un cayado sin adorno en la otra, herramientas necesarias para auxiliar una larga jornada.
Al frente de un capellán los cofrades parten en silencio hacia el Santuario de la Virgen de Ujué.
Entre curiosos que salen a decirles adiós, atraviesan ligeramente las calles del pueblo y abandonan Olite por el Portal del Fenero, para enfilar rumbo a la Sierra.
Al llegar a la altura del paso a nivel del ferrocarril, el prior dirige una plática.
El predicador, por tradición, siempre ha sido un fraile franciscano del convento de Olite.
Acabada la arenga, los Apóstoles siguen el camino descalzos hasta llegar al puente de El Chorrón. Allí se colocan los zapatos y organizan nuevamente en una fila que encabeza el Prior seguido del Mayordomo.
Por orden de antigüedad, salen en rigurosa disposición rezando el rosario hasta la Cruz de Ujué.
Aproximadamente a mitad de trayecto, al llegar al puente de la carretera de Ujué, paran por si hay alguna necesidad y supervisar las linternas.
Los Doce Apóstoles siempre ha ido a Ujué por este camino. Sin embargo, en 1970, Juan José Vidaurre Lopeandía, privado de la vista, quiso acompañar a su padre, apóstol, y para mayor comodidad del invidente decidieron todos marchar ese año por la carretera que va a San Martín de Unx.
Hace setenta años, un grupo de olitenses acompañó a los apóstoles en una noche cerrada. El mayordomo que abría la fila se desvió por otra vereda y tardó más de media hora en encontrar el verdadero sendero. Estos pequeños percances ocurrieron varias veces a lo largo de la historia, ya que andar a oscuras por tortuosos caminos y veredas es siempre complicado.
Pero sigamos la peregrinación. Una vez que los Hermanos alcanzar el Crucero de Ujué, rezan juntos la salve. Se descalzan y restablecen la fila para llegar en oración al Santuario.
Ante la Virgen besan su medalla y ocupan los primeros bancos alrededor del altar. El resto de asientos los llenan acompañantes que han seguido a pie a los actores, así como veteranos cofrades y devotos que también llegan en coche para oír la misa de la Hermandad.
Terminado el acto religioso, los peregrinos pasan al Hostal a tomar un desayuno en medio de la más fraternal alegría. Los primeros en tomar café con rosquilla son los acompañantes, a los que sirven viandas los propios cofrades.
Después se alimenta la Hermandad, que al final se hará cargo del gasto ocasionado. Antes de regresar a Olite, los peregrinos tornan al Santuario y despiden a la virgen morenica y galana.
La vuelta a casa tiene la alegría y el encanto de la mañana. No hay ruido ni movimiento en las calles de Ujué.
Reina un silencio sepulcral. Sólo se oye el murmullo de los penitentes que van hacia el Crucero y el sonido de sus cayados al golpear el firme.
Al alba, con la primera luz, los hermanos se reúnen en torno a la Cruz. Miran a Ujué y rezan en comunidad. Después el capellán invoca un responso por los difuntos de la cofradía y emprende, sin el orden de la ida, el camino de retorno a Olite.
Andado un trecho corto alcanzan una cruz de piedra. En el lugar hay una inscripción: “Salve a la Virgen del Yugo-año 1833”.
Es el momento de hacer un alto en el camino, encomendarse a la virgen bardenera, y seguir la ruta hasta el Portalico de la Celada, donde espera un buen almuerzo.
Acabado el ágape, vuelve a salir el grupo encabezado por el Prior y el Mayordomo. Rezan un nuevo rosario, tras el que se rompe el orden hasta alcanzar el huerto de Jesús García, lugar en el que se organiza la procesión que entrará en Olite.
Siempre a las doce del mediodía, al toque de la campana de la iglesia de Santa María, los apóstoles entran en el pueblo y son recibidos por los vecinos y el párroco acompañado con cruz.
En la iglesia, el capellán vuelve a dirigir a los hermanos una proclama que, generalmente, habla de su devoción por la virgen de Ujué. Seguidamente reparte a cada uno un bollo de pan como símbolo de su apostolado.
Sirva este breve relato sobre la historia de la Cofradía y su peregrinación a Ujué de recuerdo y homenaje a los franciscanos Bernardo Garayalde y Joxe Mª Lete, ambos desaparecidos, y que tantos y tantos años fueron priores de los Doce Apóstoles de Olite.
------------------------------------------Relato de Ángel Jimenez Biurrun escritor de Olite y vídeo sobre el Apostolado procedente de www.olite.com.es
Los olitenses más versados saben que, normalmente, el día de la Pascua de Pentecostés con la campanada de la una de la madrugada, hecha la señal de la cruz y el acto de contrición, salen descalzos de la iglesia de San Pedro los Doce Apóstoles, una de las cofradías más populares de Olite.
Entunicados de negro, cubierto el rostro con un capillo, llevan un crucifijo en el pecho, una la linterna en la mano y un cayado sin adorno en la otra, herramientas necesarias para auxiliar una larga jornada.
Al frente de un capellán los cofrades parten en silencio hacia el Santuario de la Virgen de Ujué.
Entre curiosos que salen a decirles adiós, atraviesan ligeramente las calles del pueblo y abandonan Olite por el Portal del Fenero, para enfilar rumbo a la Sierra.
Al llegar a la altura del paso a nivel del ferrocarril, el prior dirige una plática.
El predicador, por tradición, siempre ha sido un fraile franciscano del convento de Olite.
Acabada la arenga, los Apóstoles siguen el camino descalzos hasta llegar al puente de El Chorrón. Allí se colocan los zapatos y organizan nuevamente en una fila que encabeza el Prior seguido del Mayordomo.
Por orden de antigüedad, salen en rigurosa disposición rezando el rosario hasta la Cruz de Ujué.
Aproximadamente a mitad de trayecto, al llegar al puente de la carretera de Ujué, paran por si hay alguna necesidad y supervisar las linternas.
Los Doce Apóstoles siempre ha ido a Ujué por este camino. Sin embargo, en 1970, Juan José Vidaurre Lopeandía, privado de la vista, quiso acompañar a su padre, apóstol, y para mayor comodidad del invidente decidieron todos marchar ese año por la carretera que va a San Martín de Unx.
Hace setenta años, un grupo de olitenses acompañó a los apóstoles en una noche cerrada. El mayordomo que abría la fila se desvió por otra vereda y tardó más de media hora en encontrar el verdadero sendero. Estos pequeños percances ocurrieron varias veces a lo largo de la historia, ya que andar a oscuras por tortuosos caminos y veredas es siempre complicado.
Pero sigamos la peregrinación. Una vez que los Hermanos alcanzar el Crucero de Ujué, rezan juntos la salve. Se descalzan y restablecen la fila para llegar en oración al Santuario.
Ante la Virgen besan su medalla y ocupan los primeros bancos alrededor del altar. El resto de asientos los llenan acompañantes que han seguido a pie a los actores, así como veteranos cofrades y devotos que también llegan en coche para oír la misa de la Hermandad.
Terminado el acto religioso, los peregrinos pasan al Hostal a tomar un desayuno en medio de la más fraternal alegría. Los primeros en tomar café con rosquilla son los acompañantes, a los que sirven viandas los propios cofrades.
Después se alimenta la Hermandad, que al final se hará cargo del gasto ocasionado. Antes de regresar a Olite, los peregrinos tornan al Santuario y despiden a la virgen morenica y galana.
La vuelta a casa tiene la alegría y el encanto de la mañana. No hay ruido ni movimiento en las calles de Ujué.
Reina un silencio sepulcral. Sólo se oye el murmullo de los penitentes que van hacia el Crucero y el sonido de sus cayados al golpear el firme.
Al alba, con la primera luz, los hermanos se reúnen en torno a la Cruz. Miran a Ujué y rezan en comunidad. Después el capellán invoca un responso por los difuntos de la cofradía y emprende, sin el orden de la ida, el camino de retorno a Olite.
Andado un trecho corto alcanzan una cruz de piedra. En el lugar hay una inscripción: “Salve a la Virgen del Yugo-año 1833”.
Es el momento de hacer un alto en el camino, encomendarse a la virgen bardenera, y seguir la ruta hasta el Portalico de la Celada, donde espera un buen almuerzo.
Acabado el ágape, vuelve a salir el grupo encabezado por el Prior y el Mayordomo. Rezan un nuevo rosario, tras el que se rompe el orden hasta alcanzar el huerto de Jesús García, lugar en el que se organiza la procesión que entrará en Olite.
Siempre a las doce del mediodía, al toque de la campana de la iglesia de Santa María, los apóstoles entran en el pueblo y son recibidos por los vecinos y el párroco acompañado con cruz.
En la iglesia, el capellán vuelve a dirigir a los hermanos una proclama que, generalmente, habla de su devoción por la virgen de Ujué. Seguidamente reparte a cada uno un bollo de pan como símbolo de su apostolado.
Sirva este breve relato sobre la historia de la Cofradía y su peregrinación a Ujué de recuerdo y homenaje a los franciscanos Bernardo Garayalde y Joxe Mª Lete, ambos desaparecidos, y que tantos y tantos años fueron priores de los Doce Apóstoles de Olite.
IMÁGENES DE LOS APÓSTOLES DE OLITE A UXUE. AÑO 2009
Para comprender bien este impresionante vídeo es imprescindible haber leído el relato de Ángel que hemos transcrito.
Las imágenes nocturnas corresponden a la salida a medianoche desde la iglesia de San Pedro y las diurnas al regreso de mediodía a la iglesia de Santa María de Olite.
Para acabar recordar que otras hermandades o apostolados dedicados a la Virgen de Ujué han existido en la comarca hasta los años setenta (1970-80). Son las de Lerga, Aibar, Eslava, Ayesa, Barásoain y Olleta. En la actualidad esta tradición únicamente se mantiene en Olite y Tafalla.
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Pinchando en los siguientes enlaces, miembros de esas cofradías de "Los Doce" de cada lugar explican como se desarrolla, o desarrollaba, su caminata nocturna a Uxue, el regreso a sus respectivos pueblos y las actividades que desarrollan, o desarrollaban, durante el año:
- El Apostolado de Olite.
- El Apostolado de Aibar.
-El Apostolado de Ayesa.
- El Apostolado de Eslava.
- El Apostolado de Lerga.
- El Apostolado de Olleta.
- El Apostolado de Barasoain.
- El Apostolado de Tafalla.
- La subida a Ujué del 2009 contada por uno de los Doce de Tafalla
- La romería nocturna de San Martín de Unx
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