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viernes, 20 de agosto de 2010

Una tragedia convertida en leyenda: Un condenado a garrote vil a quien se le aparece la Virgen de Ujué.

PROLOGO
(puesto al día en diciembre del 2020)
El tafallica Pedro Maria Flamarique Zaratiegui.
Sacerdote nacido  en 1931, gran devoto de la Virgen de Ujué. Ha ejercido su sacerdocio en varios pueblos de Navarra y en su Tafalla natal.
Fue por varios años capellán de la Cofradia de los Doce, que todos los 1 de mayo sube en peregrinación nocturna a Uxue. 
Ha sido también compositor de muchas jotas que cantaron sus hermanas y últimamente, director del coro de gregoriano Santa Cecilia de Tafalla.

Es autor de varios libros, uno dedicado a la Jota navarra, otro a Músicos y música de Tafalla, a las romerías  de Tafalla a Ujué, otro sobre las peregrinaciones nocturnas de varias cofradías de la comarca a la Virgen de Uxue. 
También fue promotor y uno de los autores del libro de poesías titulado "Ujué remanso del romancero Navarro" en el que cuenta en verso el tema que ahora reproducimos en prosa.
 
Investigador de los archivos locales, ha publicado numerosos artículos sobre la historia de Tafalla y pueblos la comarca en varias revistas, ente ellas "La voz de la Merindad" de la que copio el relato de hoy.



Flamarique se basa para este relato en un documento que encontró en el Archivo Municipal de Tafalla. 
En aquel escrito se cuenta que la noche anterior a su ejecución, allá por 1862, Doroteo el ujuetarra afincado en Beire "soñó que había visto en la ventana de la cárcel a una mujer bien vestida", que le dijo: "Al que llama yo le abriré".
La mujer, según el reo, era la Virgen de Ujué, a la que rezaba todas las noches.
Al amanecer, Doroteo subió al cadalso, y tras pedir a los presentes que  rezaran con él una salve a la Virgen de Ujué, fue ejecutado.

Pedro Mari Flamarique nos lo contó en un conocido medio escrito de nuestra comarca tal como se reproduce a continuación:

DOROTEO, EL DEVOTO UJUETARRA MUERTO EN GARROTE VIL.
La voz de la Merindad. 25 de abril de 1986.
Hace 124 años (1862) hubo una historia y una presencia de la Virgen de Ujué entre rejas y oscuridades de una cárcel provinciana.
Un mal día y en un mal momento, Doroteo Salaberry e Irigaray, con sus jóvenes 25 años a cuestas, mató a su suegro, en un enfado de tarde de verano, al bochorno de la parva, en la era.
Y a Doroteo, joven ujuetarra, la justicia firme y pesada le condenó a muerte en garrote vil.

La sentencia judicial, dura y sin rostro, ayudó a que apareciera una nueva imagen de Doroteo, entre rejas y a la luz de las calles tafallesas, de hombre valiente, creyente y ejemplar.

Un amanuense o secretario diligente, nos dejó en tres pliegos de letra menuda, un documento hermoso de sus últimas horas. Se guarda en el Archivo Municipal Tafallés, y curiosamente en un lugar, que no es el suyo:
"Salaberry decía que se solía llevar la imagen de la Virgen de Ujué"
"La noche anterior a su ejecución soñó que había visto en la ventana a una mujer bien vestida, la cual dijo:- Al que me llama yo le abriré. Que a su parecer era la Virgen, a la que rezaba todas las noches, pero que como eran dos los que estaban en el local, no sabía si dirigió dichas palabras a él o al otro"
"Que confundido con tal aparición, principió a dudar si había o no rezado aquella noche y por la incertidumbre se levantó y oró a la Virgen santísima"

"Ayunó Salaberry, el Jueves, Viernes y Sábado Santo. Suplicaba le guardasen el rancho de la mañana para el mediodía y rezaba el Rosario y las Cruces de rodillas y en cruz, desde hacía dos meses"
"Se celebraron en la capilla dos misas y en la primera ayudó al sacerdote y de noche se levantó varias veces para orar en cruz"
"Aquel día almorzó con los sacerdotes y los restos los fue distribuyendo por su mano a los sacerdotes y soldados".
"Dio repetidas veces gracias a Dios de haberse dignado concederle la gracia de poder preparar su alma para morir cristianamente".

"Escribió cuatro cartas con pulso tranquilo, una al Sr. Párroco de Beire, encargándole que desde el pulpito, implorase a su favor el perdón de todos los vecinos por el mal ejemplo que les dio.
Otra a su mujer, encargándole la buena educación de su hijo y otra a su primo Juan Marín, para que se encomiende a Dios y diga a su madre que se halla muy arrepentido de no haber sujetado su conducta a la esmerada educación que procuró constantemente infiltrar en su corazón".

"Pidió se le compraran unas alpargatas negras, por no parecerle decente las valencianas que tenía para presentarse el día siguiente, en público".
"A las diez y media se le quitaron los grillos, prestándose con jovialidad. Al ministro ejecutor le recibió con amabilidad, pidiéndole el favor de darle una muerte breve".

" Edificaba su cristiana conformidad y resignación preparándose a sufrir el tremendo y condigno castigo de sus crímenes".
"Fue con semblante sereno. Se desmontó del jumento y subió las escaleras con desembarazo".

"Colocado en el tablado se arrodilló instantáneamente. Se reconcilió y asiendo el Santo Cristo, con el mayor fervor recitó una oración a la Virgen Santísima de UJUÉ en voz clara e inteligible y enseguida suplicó al auditorio se rezase una salve a la Virgen de Ujué.".
“Sentado en el banquillo, el ejecutor puso fin a tan lúgubre escena".
Así concluye el diligente escribano la narración de este hecho público y desagradable
Pero, se olvidó escribir que... Si aquella mañana florida de mayo de 1862, alguien subió a orar al santuario de Ujué, lo encontró vacío porque la Virgen de Ujué se había hecho romera y había peregrinado silenciosa a hacer compañía a DOROTEO "EL UJUETARRA" su fiel devoto en el trance difícil de su muerte violenta.
Y, allí en una esquina del patíbulo, asistió maternal y le tendió sus manos blancas, convertidas por la fe de Doroteo, en alas de paloma para poder volar al más allá.
PEDRO MARÍA FLAMARIQUE.
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