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miércoles, 3 de agosto de 2011

Recuerdos de métodos inquisitoriales practicados en Ujué.

El día 31 de julio del 2011, leí en el periódico Gara un artículo que publicaba en aquella fecha. Ahí van unos párrafos del mismo para introducir el tema de hoy:
“Tal día como hoy, en la Valencia de 1826, al bueno de Cayetano Ripoll le dio muerte la Inquisición española. Cayetano era un maestro, culto y por ende, librepensador. El delito que le hizo merecedor de la horca fue no descubrir su cabeza al paso del viático. (El viático, queridos ignorantes, se administra en el sacramento de la extremaunción a fin de que el alma del moribundo llegue limpita y almidonada al cielo de los justos). También, decían las amables lenguas de doble filo, que don Cayetano no llevaba a sus alumnos y alumnas a misa.”

 Grabado: Cayetano Ripoll

Podréis saber más de Cayetano Ripoll si leéis el capítulo referido a él en Wikipedia, o si ponéis su nombre en cualquier buscador.
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Este suceso me hizo recordar varias historias ocurridas en mi pueblo de las que saqué la conclusión de que varios ujuetarras tuvieron que pasar muy malos ratos a causa de no haber tenido en cuenta los mandatos y creencias de la Iglesia Católica.

Aunque la Inquisición española quedó abolida el 15 de julio de 1834, lo religioso y lo civil siguieron fuertemente unidos y lo legislativo y penal castigaban cualquier irreverencia hacia la Iglesia Católica.

Un botoncico de muestra es la noticia que publicó el Diario de Navarra el jueves 12 de enero de 1905 y que dice como sigue:
“La guardia civil del puesto de Ujué pone en conocimiento del señor Gobernador civil que ha detenido a dos jóvenes que fueron denunciados por el señor Cura párroco de la misma por faltar á los dogmas de nuestra santa religión, pasando delante del Santísimo Sacramento, sin descubrirse y fumando”
(El señor cura párroco era don Félix Aramendía).

Si en ese momento la Santa Inquisición hubiera estado vigente en vez de abolida, es fácil adivinar que estos dos “irreverentes” ujuetarras podrían haber tenido otro peor destino.

En mayo de 1910 siendo próximas las elecciones a diputados al congreso, se vio a José Bustince, cura coadjutor de Ujué, capitaneando un tumulto al frente de los niños de la escuela recibiendo al candidato liberal con alguna que otra pedrada y los gritos de 
-¡Traidores! ¡Cobardes! ¡Abajo los canallas! ¡Abajo las escuelas laicas!
Ver aquí.

El tiempo pasó. Año 1936. Llegó el alzamiento militar contra la República. En Navarra no hubo guerra, no hubo campo de batalla, no hubo frente.
Los alzados se dedicaron desde el primer momento a la caza, fusilamiento y represión de sus contrarios ideológicos. En Navarra hubo más de tres mil fusilados e innumerables represaliados.

Entre los "délitos" que imputaron a alguno de los vecinos que detuvieron en Ujué estaba el no haber puesto colgaduras ornamentales en el exterior de sus casas al paso de la procesión del Corpus.
Por tal causa (y ser socialistas) fueron llevados al presidio del fuerte de San Cristóbal y estuvieron a punto de ser fusilados en el camino.
Este alzamiento obtuvo el título de "Cruzada" y la bendición de casi todos los obispos de España. La Inquisición revivía aun sin mencionarla como tal.

Los años negros del franquismo perduraron hasta la muerte del dictador en 1975. La obligación de ser “buen español” era sinónimo de ser “buen católico” y consistía en tener un respeto incontestable y obediencia ciega a lo que decían las jerarquías del Estado y las de la Iglesia oficial.

No ir a misa ni frecuentar los sacramentos convertía a la gente en sospechosa de ser desafecta al régimen y a la "verdadera religión"… La suprema autoridad del Estado (el golpista Franco) entraba bajo palio en los templos…

Mis recuerdos de chaval son que era tal la unión entre el régimen y la iglesia oficial, que si a algún labrador se le ocurría ir a trabajar en festivo y la Guardia Civil lo pillaba, la multa era segura.
Si las labores del campo eran urgentes y el párroco consideraba que el labrador tenía verdadera necesidad, emitía unos permisos escritos para que si los uniformados abordaban al labriego, éste pudiera justificarse y librarse de la correspondiente sanción.

En tiempos en que don Francisco Lizarraga fue párroco de Ujué, allá por el año 1965, recuerdo el enorme enfado de éste cuando el alcalde, Porfirio Ayesa, comenzó a emitir permisos para trabajar en festivos….¡El alcalde estaba invadiendo competencias exclusivas del clero!
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EPILOGO.
Eran los años 60. Una ola de jóvenes sacerdotes impulsaron movimientos de regeneración dentro de la Iglesia... 
Era normal ver a curas que renunciaban al sueldo que les pasaba el Estado y que luego pedían trabajo en cualquier fábrica o tajo para ganarse el sustento como obreros...
Muchos militantes de los nuevos movimientos políticos y sociales se reunieron en iglesias regentadas por ese nuevo clero. 
Muchos componentes de esos movimientos sociales eran miembros de círculos progresistas del catolicismo... El Concilio ecuménico Vaticano II dio esperanzas de cambio en la Iglesia oficial..

Hoy en día la impresión general es que la jerarquía eclesiástica está en plena involución y que ha dado la espalda a todo lo que supuso aquella renovación, aquel aire fresco del Concilio Vaticano II y de la Teología de la Liberación de los Pobres y recuerda cada día más lo de antaño, lo inquisitorial..
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Artículo escrito en Uxue el 3 de agosto del 2011.
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