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viernes, 31 de octubre de 2008

Costumbres funerarias. Enterramientos en las iglesias.

Foto del atrio de la iglesia de Ujué llamado popularmente "el Losau". 
Cada tres losas es una sepultura que se puede abrir aprovechando la ranura de la losa central de cada tumba.

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El término cementerio (del griego: lugar para dormir) implica que el terreno está designado específicamente como terreno para enterrar.
Hebreos, griegos y romanos enterraban a sus muertos fuera de las ciudades. 
Sin embargo desde el siglo XIII se impuso en la Cristiandad el enterramiento en el interior y entorno de los templos.

Desde el siglo VIII, el entierro europeo estaba bajo control de la Iglesia y solamente podía ocurrir en el terreno consagrado al lado de un templo.

Las prácticas variaron, pero en Europa por lo general, los cuerpos eran enterrados en un sepulcro familiar que o estaba dentro del templo, o en sus entornos. 
Un lugar muy elegido era el atrio de entrada a las iglesias.

En casi todos los casos el cadáver solía estar en sepultura hasta que se descomponía.
Entonces los huesos eran exhumados y almacenados en cámaras y osarios, sitos también en lugar sagrado. Había que hacer hueco en cada sepultura antes de nuevas defunciones.

Desde mediados del siglo XVIII el problema higiénico de los enterramientos en el interior de las iglesias fue una de las grandes preocupaciones de las autoridades civiles. 
Numerosos médicos y científicos, insistían por motivos de salud pública en la exigencia de enterrar lejos de lugar poblado.

En ese mismo siglo XVIII, en Navarra se habla del hedor que sufrían los fieles debido al hacinamiento de cadáveres en el subsuelo de las iglesias.

Lo dice el médico Manuel Joaquín Ortiz, que en diciembre de 1781 refiere como era de inaguantable el hedor de las tres parroquias de Pamplona: San Lorenzo, San Saturnino y San Nicolás así como en la iglesia del Hospital general (hoy museo de Navarra). 
Y eso solo es un ejemplo de lo que sucedía en muchos sitios.

En Ujué los enterramientos se hacían en el Losau, o atrio de entrada a la iglesia y en Santana, a la derecha de la puerta principal y hacia la trasera de los ábsides románicos.
Las excavaciones hechas tanto la iglesia así como el Paseo de Ronda demostraron que aquí se enterraba como en todos los pueblos: en la iglesia y terrenos adyacentes considerados como tierra sagrada. 

En el archivo diocesano de Pamplona hay bastantes litigios familiares de gente de Uxue por querer el uso exclusivo de una misma sepultura del Losau o entorno, pretendida por varias ramas del mismo apellido.

EL OSARIO DEL PASEO DE RONDA
Un profundo osario encontrado en los años cuarenta en la zona  del Paseo de Ronda que rodea la iglesia demuestra que era el lugar donde se depositaban los huesos de los difuntos y quizás fosa común en época de pestes, ya que allí se encontraron varios esqueletos enteros y con piel, momificados.

Aunque la mayor parte de los huesos que había en este lugar fueron llevados al osario del actual cementerio, todavía quedan más huesos en el fondo que por ser las osamentas depositadas en el suelo se presume son las más antiguas.
Seria interesante saber de qué época son las personas a quienes pertenecieron estos huesos, a qué edad murieron y a causa de qué enfermedades murieron.
(se supone que este foso abovedado es del siglo XIV)

A PRINCIPIOS DEL SIGLO XIX SE DEJA DE ENTERRAR  EN EL ATRIO DE LA IGLESIA DE UJUÉ.
A principios del diecinueve se empezó a enterrar a escasos treinta metros de la iglesia en la zona del solar de la torre principal del Castillazo.
Las medidas preventivas que se instauraron a causa de la peste de cólera de los años 1885 y 1886 fueron causa principal de que se decidiera hacer un nuevo cementerio más lejos del pueblo.

EL CEMENTERIO SE TRASLADA A UN KM DEL PUEBLO EN 1866
En 1886 el cementerio se trasladó definitivamente al término de Ardui a un km del pueblo que es donde se encuentra actualmente.

EL DESCONOCIMIENTO HACE NACER MITOS
Pasados los años las antiguas costumbres se olvidan y la gente cree que lo de enterrar en el cementerio actual ha sido así por los siglos de los siglos.

Un ejemplo de ese olvido es el que voy a contar:
Pastas Urrutia. La cafetería.
Varios clientes, todos del pueblo, estaban hablando sobre el enigmático foso de los huesos y de que seguro no era sino la boca de un misterioso túnel de huida que según dicen va hasta la ermita de San Miguel a menos de 300 metros en línea recta. ¡Vaya huida!.
Y los huesos, pues de alguna guerra o tal vez la Inquisición. ¡Toma ya!
Para explicar lo olvidado y por lo tanto desconocido, había nacido un mito, una leyenda.

Me preguntaron mi opinión y si sabía algo del misterioso túnel y de tanto hueso.
Les dije que enterrar en las iglesias era normal hasta hace ciento ochenta años. Que el foso es un simple osario. Con unas medidas concretas y sin salidas.
Me miraron con desilusión e incredulidad. Y soltaron decepcionados un escéptico:
-"Pues vaya..."
Estaban esperando una contestación que alimentase (y aumentase) el misterio y la intriga.

A pesar de los pesares sé que no los convencí del todo. Y sé que la leyenda del tenebroso túnel y los misteriosos huesos y esqueletos pervivirá.
Es que... es tan bonito pensar que en vez de una explicación obvia y sencilla, pueda haber otra más extraordinaria, fantástica y misteriosa...
¡Que le vamos a hacer!
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NOTA FINAL
En la ultima etapa de excavaciones del año 2009 se ha encontrado otro osario junto a la portalada principal, al comienzo del pasillo que va a la balconada gótica. Debajo de las esculturas de los cuatro evangelistas y del Pantocrator que los preside en una clave.
Este osario se ha dejado intacto para poder investigar en el futuro tanto los huesos como el osario mismo.