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jueves, 26 de febrero de 2009

Dos Priores con genio: Uno el de Uxue y otro el de San Martin de Unx.



Fotocopia del documento en que se hace mención al sucedido del prior de Uxue, el acalde y los beneficiados que se encontraron la iglesia cerrada. Fotocopia enviada por el autor de este articulo Ángel Jiménez Biurrun.

UJUÉ Y LAS LLAVES DEL SANTUARIO
Por Ángel Jiménez Biurrun
El prior del Santuario de Uxue cerró en una ocasión sus puertas al propio alcalde de la villa. Autoridades civiles y vecinos se quedaron a un palmo de narices de entrar a ver la Virgen.
Leer los legajos de la época tiene su encanto. A veces son relatos ingenuos. Otras, el más mínimo detalle o el más vulgar acontecimiento te traslada a asuntos plenamente actuales como es el de la autoridad que ejercen los clérigos al frente de los templos.



Un legajo del año 1592 hallado en el archivo de Olite señala que, habiendo llegado a la puerta principal de la iglesia de Nuestra Señora, el alcalde Martín de Unciti, Gracián Gil y Sancho, regidores de la villa de Uxue, acompañados de otros muchos vecinos, hallaron cerrada dicha entrada llamando que se les abriese.

El documento explica que Juan Enfría, Miguel Pérez y Juan de Unciti, beneficiados de la dicha iglesia, querían decir misa y celebrar los oficios divinos. A dicho llamamiento se asomó a una ventana que estaba sobre la puerta el doctor Bernardino de Rada, prior de la iglesia, el cual preguntó varias veces si estaba el alcalde. “Y viendo que estaba presente dijo: abriré en su tiempo y lugar”.
El alcalde y sus concejales manifestaron entonces que no iban a consentir esa infidelidad y burla a las autoridades municipales y, por extensión, al vecindario, y cuando le dio la real gana el prior Bernardino de Rada abrió las puertas de la iglesia.

Sin embargo, los uxuetarras no dejaron ahí el asunto. Al día siguiente bajaron a Olite y reclamaron oficialmente sus derechos ante el notario Pedro de Añorbe, ya que hasta 1668 ni Uxue ni San Martín contaron con notario propio.
El funcionario de Olite puso un pleito al cura. No obstante, no hay constancia de si Añorbe suavizó el contencioso o no, pero seis años más tarde, cuando los olitenses peregrinaron a Ujué para organizar las exequias fúnebres del rey Felipe II, el mismo párroco abrió de par en par las puertas del Santuario y dio toda clase de facilidades durante los tres días que duraron los oficios.



El Párroco carlistón de San Martín de Unx.
En una época más cercana, se contaron muchas historias de otro famoso cura, Clemente Gorri, que fue párroco de San Martín de Unx desde finales de siglo XIX hasta el año 1920.
Era natural de Olite, carlista y antiliberal. Dada su popularidad, cuando iba a Olite los tradicionalistas salían a recibirle. Llevaba una boina roja con una borla que, al andar, parecía el péndulo de un reloj.
Con motivo de las bodas de oro de la ordenación como sacerdote del reverendo Clemente Gorri, que se auto titulaba Abad de San Martín, acudió a la cita una multitud de curas carlistas y una representación del Ayuntamiento de Olite. El Pensamiento Navarro, periódico de los seguidores de Don Carlos, dedicó al evento varias paginas completas y la revista de la Acción Social también hizo lo propio.

Los de San Martín de Unx contaban que, un año que hubo muchos votos liberales en el pueblo, Gorri suspendió como castigo la tradicional romería a la Virgen de Ujué. A los propios carlistas del pueblo no les pareció bien, pero respetaron el mandato del cura.
Sin embargo, cuando llegó el día, los sanmartinejos liberales desobedecieron la orden. Cogieron sus túnicas y cruces y se fueron a Ujué.
La sorpresa se la llevaron cuando llegaron al Santuario, que permanecía con las puertas cerradas a cal y canto. El párroco de Ujué, otro carlistón, se había puesto de acuerdo con Gorri para no abrir la parroquia a los inquietos liberales.
Los de San Martín, conociendo el temperamento de Gorri, no se molestaron mucho y lanzaron al aire de aquella madrugada un canto con esta letrilla:

Sagrada Virgen de Ujué
A tus pies hemos llegado
Y los ministros de Dios
Las puertas nos han cerrado.

Así que los romeros pararon un rato en la bella Uxue. Almorzaron en la villa y, después, regresaron pacíficamente al feudo del cura carlistón de San Martín de Unx.