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sábado, 25 de mayo de 2024

La relación militar para con Navarra de los soldados de Castilla Iñigo de Loyola, Juan Ciudad y Garcilaso de la Vega.


PROLOGO
Seguro que tú lector habrás escuchado un montón de veces los nombres de San Ignacio de Loyola, San Juan de Dios y del poeta Garcilaso de la Vega. 
Los dos primeros porque, después de muertos, la Iglesia Católica los declaró santos y el tercero porque es mencionado como afamado poeta, aunque su obra salió a la luz mucho después de su muerte. 

Algo común entre ellos es que los tres fueron soldados al servicio del que fue Carlos I de Castilla y V del Sacro Imperio Romano Germánico. 
Los tres, estuvieron en nuestra tierra entre 1521 y 1524 sofocando el alzamiento de los partidarios a los legítimos reyes de Navarra que luchaban contra el ejército que nos invadía desde 1512.

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NOTA PREVIA
En este artículo mencionaré a Carlos I de Castilla porque desde entonces hasta la actualidad los reyes de España sólo utilizan números ordinales del reino de Castilla, tal como expliqué en otro articulo que podéis leer  klikando en este enlace:  
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LA BATALLA DE PAMPLONA DE 1521 E IÑIGO LOPEZ DE LOYOLA.
El soldado y capitán del ejército de Castilla Iñigo López de Loyola.
(Recordad que Bizkaia Araba y Gipuzkoa estaban desde algo más de 300 años bajo Castilla)
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Íñigo López de Loyola nació en 1491 en Azpeitia, Guipúzcoa.
Su padre, Don Beltrán, era el señor de Oñaz y Loyola, líder de una de las familias distinguidas de aquella provincia y perteneciente al clan de los oñacinos.
Don Beltrán fue un caballero que se puso al servicio de los Reyes Católicos entre 1474 y 1476. 
La madre de Iñigo era Marina Sáenz de Licona y Balda.


Iñigo era el sexto entre los ocho hijos del matrimonio. Cinco de sus hermanos fueron guerreros al servicio de los reyes de Castilla y Aragón,
Cuando Iñigo cumplió los 16 años lo mandaron a servir a Arévalo (actual prov. de Ávila) en la casa de Juan Velázquez de Cuellar, que luego llegó a ser contador y administrador del reino de Castilla. 
Al servicio de este señor, Iñigo se hizo conocido en toda la Corte de aquel reino a causa de su guapura, prestancia y habilidad en el manejo de las armas.

Tras el fallecimiento de Juan Velázquez, que es quien lo introdujo en la Corte, la viuda de éste, María de Velasco, lo envió a servir al Duque de Nájera, Antonio Manrique de Lara. 
En esta época, Iñigo, arma en mano y al servicio del mencionado Duque de Nájera, peleó contra las revueltas comuneras en Gipuzkoa y en el mismo Nájera. 

En 1512, las tropas castellanas invadieron el Reino de Navarra, e Iñigo, que formaba parte de las mesnadas del mencionado Duque de Nájera, fue destinado a Pamplona el año 1517.
Antonio Manrique, Duque de Nájera, desempeñó el cargo de Virrey de Castilla en Navarra entre los años 1516 y 1521.​

1521. Navarra se rebela. 
En 1521 el ejército castellano quedó muy menguado en Navarra a causa de tener que acudir a sofocar el  último alzamiento comunero en Castilla.
Los navarros de a pie aprovecharon la ocasión para expulsar a los soldados que quedaban. Era mayo de 1521.

El alzamiento fue espontáneo, sin esperar siquiera a que el ejército organizado por Enrique II de Navarra y el rey de Francia pasara el Pirineo.

Hubo alzamientos en la comarca de Pamplona, Ulzama, Valdizarbe etc.
Los labradores que habían tenido que sufrir humillaciones y robos por parte de las tropas y trabajos forzados en la construcción del castillo de Santiago de Pamplona, persiguieron a la soldadesca castellana hasta desarmarlos.

Iñigo de Loyola, soldado al servicio de Castilla, fue herido en Pamplona.


El castillo de Santiago de Pamplona, que Fernando el Falsario mandó construir donde hoy está el Palacio de Navarra, se convirtió en refugio de las menguadas tropas castellanas que hicieron valer su poder bombardeando desde allí la ciudad que se había alzado contra ellos y bombardeando también al ejército franco-navarro que los asediaba desde extramuros. 
Dentro del castillo de Santiago resistió Íñigo de Loyola, capitán del ejercito castellano 
Pero... una bala de cañón disparada por el ejército franco-navarro le destrozó las dos piernas.

Tras la rendición de la guarnición castellana fue recogido por varios leales al rey de Navarra que lo llevaron hasta Loyola para su recuperación.

En Pamplona no fue herido ningún santo, sino Iñigo, soldado de Castilla
Iñigo López de Loyola, en aquel tiempo no era mas que un militar que medró y quería seguir medrando sirviendo con las armas al más poderoso señor de aquellos tiempos: Carlos I de Castilla y V del Sacro Impero Romano Germánico.

La vida mundana de Iñigo.
Sus biógrafos cuentan que que vivió una juventud movida y mundana en la Corte de Carlos I y que se enamoró de la hermana menor del rey.
Además dicen que Iñigo era un tipo "travieso en juegos y en cosa de mujeres, además de en revueltas y cosas de armas".  
Además todos sus biógrafos dan por cierto que Íñigo tuvo una hija de una distinguida dama de la Corte. 
Incluso hay quien escribió que tuvo sus pinitos en el toreo ecuestre y que, tras ganar el favor del monarca, Carlos I y él fueron hasta Azpeitia para disfrutar de una corrida de toros. 
(Iñigo era nueve años mayor que Carlos I)

El pensamiento al que llegó Iñigo durante su convalecencia:
¿De qué vale ganar el mundo si al fin pierdes el alma?
Truncada su carrera militar por haber quedado lisiado para siempre, vio que se desvanecían sus posibilidades de mantenerse admirado y valorado dentro del ambiente mundano en el que tan a gusto había vivido antes.

Y así, tras leer muchas vidas de santos y un "Vita Cristi" dicen que llegó a asumir dejar a un lado su vida anterior al cañonazo, para seguir una vida más acorde con la religión. 
(No dicen si se arrepintió de sus gestas guerreras, sólo de su anterior vida mundana) 

A partir de ese momento comenzó la metamorfosis espiritual de Iñigo para, poco a poco, irse transformando en el Ignacio al que la Iglesia Católica hizo santo 101 años más tarde del cañonazo, 




Hay muchas biografías sobre Iñigo de Loyola en Internet que podéis hallar fácilmente. 
Os invito a leer una que analiza su faceta de militar y que se titula "Iñigo de Loyola excepción  o prototipo de los guipuzcoanos en la Navarra del primer tercio del siglo XVI" del historiador Luis Javier Fortún Pérez de Ciriza pinchando aquí

(El nombre de Ignacio fue tomado por nuestro personaje tras fundar la Compañía de Jesús).
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 INTRODUCCIÓN ANTES DE HABLAR DE OTROS DOS SOLDADOS.
(Son otros dos soldados, pero que pelearon contra los navarros que ocupaban el castillo de Hondarribia entre 1521 y 1524)

Años 1521-1524.  La ofensiva navarra posterior a la batalla de Noain.
La conquista de Hondarribia y, también, la toma y recuperación de Amaiur por el ejercito leal a los legítimos reyes de Navarra fue la revancha franco-navarra a la derrota de Noáin.
Estos hechos se producen apenas tres meses después de la derrota de Noain.

Año 1522. Caída del castillo de Amaiur.
El 19 de julio de 1522, con los muros del castillo de Amaiur reducidos a escombros y perdida toda esperanza de frenar por más tiempo a los asaltantes,
Jaime Belaz de Medrano capitán de las tropas leales al los legítimos reyes de Navarra, rindió el castillo al virrey español, a cambio de que se respetasen sus vidas. 
Jaime Velaz de Medrano y su hijo aparecieron muertos en la torre de San Nicolás de Pamplona a donde los llevaron presos.

Año 1524. Caída del castillo de Hondarribia.
El 29 de febrero de 1524 tras un fuerte ataque de las tropas castellanas Pedro mariscal de Navarra (hijo del también mariscal Pedro asesinado en Simancas) Miguel de Xabier y otros caballeros leales al legitimo rey de Navarra firmaron un armisticio y la entrega de la fortaleza de Hondarribia al condestable de Castilla
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DOS MILITARES DEL EJERCITO DE CASTILLA EN CONTRA DE LOS NAVARROS QUE RESISTIERON EN HONDARRIBIA ENTRE 1521 Y 1524.

Primero hablaremos del soldado Juan Ciudad Duarte, otro futuro santo de la Iglesia Católica.



Juan Ciudad Duarte (futuro San Juan de Dios) nació hacia 1495. 
Trabajó en su juventud como pastor de ovejas en el pueblo de Oropesa (actual prov. de Toledo) 
También fue soldado a las órdenes del Conde de Oropesa (miembro de una de las más poderosas familias de la alta nobleza) luchando contra la toma de Hondarribia por el ejército franco-navarro. 

En 1532 Juan volvió a estar alistado en las huestes del Conde de Oropesa convocadas para engrosar el ejército que Carlos I mandó para socorrer la ciudad de Viena, sitiada por los turcos.

Leyenda en torno la estancia de Juan Ciudad Duarte en Hondarribia.
Una leyenda dice que ya en el sitio de Fuenterrabía, resultó que andaban escasos de víveres en la compañía donde militaba nuestro personaje.
Juan Ciudad se ofreció voluntario para conseguir algún alimento ya que conocía algunos caseríos de la zona. Así que cabalgó en una yegua que habían requisado por las inmediaciones y se fue a arramplar algo que comer.

La yegua, reconociendo la tierra en que se había criado, corrió alocadamente queriendo ir hacia su antiguo establo. 
Y Juan Ciudad, no consiguiendo frenar su galope, cayó de mala manera al suelo quedando sin sentido y en territorio enemigo.

Dicen que cuando despertó se le apareció nada menos que la Virgen, la cual le reconfortó dándole un vaso de agua tras lo cual el malparado jinete se recuperó del susto, pero quedándose sin yegua y sin conseguir su propósito de conseguir víveres.

La misma leyenda cuenta la causa por la que Juan Ciudad se tuvo que marchar de Hondarribia.
Dicen que un capitán le confió a Juan unas ropas que le habían tomado como botín al enemigo, pero resulta que al pobre Juan se las robaron otros soldados.

Enfurecido por ello, aquel capitán condenó a muerte a Juan y mandó que inmediatamente lo ahorcasen en un árbol.
Los soldados estaban a punto de colgar a Juan cuando pasó por allí un caballero "de respeto" que consiguió que el capitán cambiase la sentencia de muerte por la de destierro y expulsión de las tropas del Emperador Carlos I.
(Juan tendría entonces unos 27 o 28 años)

Año 1947. La estatua que se le erigió a a Juan Ciudad Duarte en Hondarribia.
El 12 de abril de 1947 inauguraron en Hondarribia una glorieta y la escultura que la preside, que no es otra que la que representa al futuro San Juan de Dios cayendo de la yegua y confortado por la Virgen que vemos en la siguiente foto.


La escultura que vemos es obra de José Díaz Bueno. Conmemora el evento de la caída de la yegua que hemos comentado.
Tenéis un buen trabajo sobre Juan Ciudad Duarte, incluido este pasaje de su vida,  klikando  en este sitio web del ayuntamiento de Hondarribia.

Juan Ciudad volvió a ser soldado.
Ya hemos dicho antes que el año 1532 Juan Ciudad Duarte volvió a estar alistado en las huestes del Conde de Oropesa engrosando el ejercito que convocado por Carlos I marchó hasta la ciudad austríaca de Viena para librarla de los turcos que la asediaban.

La vocación hospitalaria de San Juan de Dios llegó años mas tarde de haber vuelto de aquella campaña de Viena, y después de haberse ganado la vida como pastor, albañil y vendedor de libros de cariz religioso. 

Su definitiva conversión mística y la fundación de hospitales, ocurrió después de escuchar un sermón que San Juan de Ávila dio en Granada, 

Nada más escuchar aquel sermón Juan comenzó a dar voces de tal manera que le declararon enfermo de locura por lo que lo internaron en un hospital "para locos". 

El mal trato y castigos físicos que los internos recibían el aquel hospital le hizo ver la necesidad de fundar otro tipo de hospitales donde todos los enfermos fuesen tratados con amor y respeto.

(Podéis leer la vida y esta etapa  final del santo klikando en este enlace)
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Garcilaso de la Vega. Otro soldado famoso de familia aristocrática que estuvo en Hondarribia y en Pamplona.



Garcilaso de la Vega nació en Toledo y fue el segundo de siete hermanos de una familia aristocrática con tradición literaria. 
No hay acuerdo sobre su fecha de nacimiento exacta; se sugieren los años 1498, 1501 o 1503. 
Su padre, García Laso de la Vega (1455-1512) fue embajador en Roma y miembro del Consejo Real de Castilla. Su madre, Sancha de Guzmán, descendía del cronista y poeta Fernán Pérez de Guzmán (c. 1377-c.1460).

Garcilaso quedó huérfano de padre a los nueve años. Su madre se encargó de su educación y lo mandó a la casa Real de Castilla, donde aprendió latín, griego, toscano y francés. 
Desde joven, Garcilaso ocupó un lugar en la Corte y a los diecisiete años dominaba la cítara, la lira y la espada.
Su entrada a la corte de Carlos I le conectó con otras familias nobles de Toledo, incluyendo la de Juan Boscán (1487-1542), poeta y traductor, con quien mantuvo una amistad de por vida. 
Boscán le introdujo a la poesía renacentista italiana y juntos estuvieron en Nápoles entre 1522 y 1523.

Año 1523. Carlos I de Castilla y su estancia de varios meses en Navarra.
Intentando dar al reino de Navarra una apariencia de normalidad, el flamante emperador Carlos de Gante, un príncipe alemán que casi no hablaba castellano, y que pasaría a la historia peninsular con el rimbombante nombre de Carlos I de España y V de Alemania, decidió organizar una visita a Navarra. El monarca tenia entonces 23 años.

El 12 de octubre de 1523 el emperador llegaba a Pamplona con una numerosísima comitiva, que pasó por Logroño, Estella y Puente la Reina en su camino hacia Pamplona. 
Los navarros fieles a sus legítimos reyes todavía ocupaban Hondarribia.

Garcilaso armado caballero durante la estancia del emperador en Pamplona.
La vida de Garcilaso de la Vega estuvo estrechamente vinculada al servicio del Emperador. 
Estuvo entre sus tropas de guardia en su estancia en Navarra, de modo que por decisión del monarca fue armado caballero de la Orden Militar de Santiago en una ceremonia celebrada en la iglesia de San Agustín de Pamplona.

Garcilaso de la Vega en cuanto a militar.
Intensa vida militar de Garcilaso de la Vega en los dominios europeos de Carlos de Gante. 
Seria largo enumerar las veces que peleó sirviendo a Carlos I de Castilla y V del Sacro Imperio Romano Germánico.
- Garcilaso acompañó al Duque de Alba, Fadrique Álvarez de Toledo (1460-1531) en la Guerra de las Comunidades de Castilla (1520 - 1522), 
- El 17 de agosto de 1521, cerca de Olías del Rey, se libró la batalla decisiva del "cerco de Toledo" en el contexto de la Guerra de las Comunidades de Castilla. Durante esta batalla Garcilaso sufrió una herida en el rostro
- En 1522 participó en una expedición a Rodas.
- Estar al servicio del Duque de Alba y del Emperador le hizo participar el año 1523 en el asedio a la fortaleza de Fuenterrabía.
- El mismo año de 1523 acompañó a Carlos I en su viaje a Pamplona.
- En 1530 Garcilaso se desplazó con Carlos I a Bolonia
- A partir del año 1531.permaneció en Bolonia doce meses más, hasta que, debido a una cuestión personal mantenida en secreto, fue desterrado a la isla de Schut, en el Danubio,
- Después viajó a Nápoles donde se hizo amigo del virrey Pedro de Toledo,
- En febrero de 1532 acompañó al duque de Alba, don Fernando Álvarez de Toledo, para encontrarse con el Emperador en Ratisbona con el fin de acudir a la defensa de Viena contra los turcos.
- El 31 de octubre de 1534 Carlos V nombró a Garcilaso de la Vega alcaide del castillo de la ciudad de Reggio (Calabria), cargo que desempeñó hasta 19 de marzo de 1536. 
- Desde Reggio participó en la campaña del norte de África: la toma de La Goleta (en la que resulta herido en la boca y brazo derecho) y Túnez, donde el ejército imperial entró victorioso el 22 de julio de 1535.
- El 17 de mayo de 1536, fue nombrado maestre de campo al mando de tres mil soldados que lucharon en Provenza contra los franceses que intentaban invadir Italia.

Muerte en combate de Garcilaso de la Vega.
- El 13 de octubre de 1536, Garcilaso de la Vega se lanzó al ataque, sin casco ni coraza, contra una fortaleza en la Provenza francesa. Una gran piedra arrojada desde lo alto de la muralla le destrozó la cabeza. A su muerte, Garcilaso rondaba los 36-38 años.

Garcilaso de la Vega en cuanto a poeta.
Garcilaso nunca vio su obra poética publicada, ni llegó a saber la trascendencia que tendrían sus versos en la literatura hispana. 
Algunos poemas de Garcilaso se publicaron en marzo de 1542, seis años después de su muerte, cuando su amigo Boscán y su viuda Elena editaron una selección en un volumen titulado "Las obras de Boscán con algunas de Garcilaso de la Vega".

Hasta el año 1574 (a los 38 años de su muerte) no se editó la obra completa de Garcilaso de la Vega compuesta por treinta y ocho sonetos, ocho coplas, cinco canciones, tres églogas, dos elegías y una epístola.

 
Cuando armaron caballero a Garcilaso de la Vega, la Orden de los Caballeros de Santiago solo estaba instaurada en los reinos de León, Castilla, Aragón y Portugal.

Ni que decir tiene que en la decisión de armar caballero a este señor, no tuvo absolutamente nada que ver la ciudad de Pamplona. 
Y es que al coincidir en Pamplona Carlos I de Castilla y Garcilaso, la decisión la tomó el emperador como reconocimiento a los servicios prestados por aquel soldado a su persona.

Por lo tanto, aunque en la placa dice que hacen caballero al poeta, es al soldado a quien recibieron en la Orden de Santiago. 
Y es que la obra poética de Garcilaso de la Vega no se conoció hasta 38 años después de su muerte.
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Para redactar el apartado dedicado a Garcilaso de la Vega he consultado entre otras 
las siguientes direcciones de Internet:


UNAS NOTAS A MODO DE EPILOGO DE ESTE ARTICULO:
En lo referente a 1521, se puede afirmar que los soldados castellanos tuvieron que abandonar Navarra para sofocar el levantamiento de los Comuneros en Castilla, dejando Navarra con una escasa guarnición al menos durante un mes.

Y se puede decir que Carlos I tuvo que volver a ocupar Navarra en una guerra prolongada hasta la caída de Hondarribia en 1524.

Carlos I. finalmente concedió indultos a los navarros que resistieron en Hondarribia,

Pero lo dicho no es todo: Los enfrentamientos en la actual Baja Navarra continuaron hasta 1528 en el que las tropas castellanas tuvieron que marcharse de allí por serles imposible de controlar aquel territorio navarro del otro lado del Pirineo.

El testamento de Carlos I de Castilla.
Carlos I nunca estuvo convencido de que la conquista de Navarra de1512 por parte de su abuelo Fernando el Católico fuera por motivo de una causa justa.
Aun así, no dudó en mandar sus tropas a Navarra tras el alzamiento de 1521.  

Alguna carga de conciencia debía tener el emperador cuando en su testamento ordenó a su hijo Felipe II que revisara el asunto, pero éste no lo hizo, sino que le pasó la responsabilidad a su hijo Felipe III, quien, asesorado por una comisión, se negó a devolver la Navarra del sur del Pirineo a sus legítimos reyes.
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