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viernes, 22 de agosto de 2008

Mis primeras nociones de Euskera

Ujué, años 50-60
¡Cuantas veces oímos de chiquitos la historia de la aparición de la Virgen de Ujué!
Un pastorico que ve una paloma salir y entrar volando en el hueco de una roca y que sube al peñasco para coger su nido. ¡Y anda que se encuentra la imagen de la Virgen de Ujué!

 Situación de Uxue
dentro de Navarra 
Yo, todavía un muetico, un mocoso, entendía que en mi pueblo se había hablado el vasco porque la leyenda dice que a nuestra Virgen le llamaron de Uxue o Uxua porque es paloma en vasco, idioma natural de aquel pastorico y de nuestros antepasados de aquellos tiempos.

Pero eso de hablar vasco en Ujué me parecía muy pero que muy lejano... cosa de hace mucho, pero que mucho tiempo atrás... en tiempos de Matusalén o así.

Luego me fui dando cuenta que los nombres que usaban nuestros mayores para referirse al lugar donde estaban las piezas, sus tierras de labranza eran especiales: Larciaga, Basandia, Mugazuria, Astuciaga, Andiaga, Sule, Andresoro, Pistalorra, Maniturri. ... Había, hay, muchos, pero que muchos nombres más.

Por otra parte los maestros Don Ángel  y Don Fermín nos decían que lo que llamábamos sangundilla era lagartija y que para que nos entendieran fuera de Ujué no debíamos decir espuenda sino cuesta. Y que si decíamos chiricome no nos entenderían y que deberíamos decir cría de pájaro.

Aparte de tener que conjugar muchos verbos diferente de como se conjugaban en el pueblo, había que cambiar muchas palabras... ¡igual más de cien! para que nos entendieran fuera de Ujué.
Entonces pensé, o alguien me lo dijo, que los nombres del campo y ese montón de palabras que decíamos y que no valían para afuera, podían ser del antiguo vasco que se habló en el pueblo.

Años 60-70
Tras cumplir los 14 dejé de ir a la escuela. Una de mis ocupaciones fue atender a los que venían a ver la iglesia de Ujué. Mi padre era el sacristán y teníamos todas las llaves en casa.

Saber todo lo relativo a nuestra tierra (historia, monumentos, arte, folklore, el porqué de las romerías a Ujué) se convirtió en pasión.
Devoré todos los libros que el padre Clavería escribió sobre Ujué y lo que por aquellos años, todavía de dictadura, permitían publicar sobre la historia de Navarra.
Me era necesario saber todo lo posible sobre lo nuestro para no quedar como un ignorante ante los turistas.

He de decir que también hubo visitantes que me hicieron llegar libros que fueron legales antes del 36: La cartilla de Hermilio de Oloriz, una copia en offset de un libro sobre la historia de Navarra de Arturo Campion... y algún que otro libro más, también muy interesantes.

En 1970 cayó en mis manos un folleto de la "Cofradia Gastronómica el pimiento seco"  donde se contaba la pervivencia del euskara en muchos pueblos incluido el nuestro... ver pdf aqui
Años más tarde leí otro libro más clarificador sobre el mismo tema: "Una Geografía Diacrónica del euskera en Navarra", de la colección del Diario de Navarra.

Y vi que los autores de esos libricos mencionaban nuestro pueblo. Que decían que en el siglo dieciséis Ujué estaba entre los pueblos que hablaban vasco.
Y que los notarios que vinieran a Uxue debían ser por obligación gente que supiera el vascuence para poder entender a la gente y luego poder escribirlo todo en castellano. Que un cirujano de Ujué habló en vasco a sus vecinos en 1611...
Por los autores de aquellos libricos supe que cien años antes (en 1860) todavía se hablaba euskara en la Valdorba...

En cuanto a nuestro pueblo, quedó claro que casi todas las palabras raras que usábamos en la infancia y casi todos los nombres (por no decir todos) que tenían los campos de Ujué provenían del euskara.

A la vez que llegaba a estas conclusiones, se fue avivando en mí el deseo de aprender el viejo idioma. Y me reté a mí mismo hacer lo posible por aprender euskara cuanto antes.


A mis dieciocho años, fui un día a Tafalla. 
En una librería que había al lado de la del fotógrafo Montoya vi un librico  titulado "Como aprender el vasco fácilmente" método escrito por un señor de Isaba llamado José Estornés Lasa.

Lo compré sin dudarlo. Pero, para mi desgracia, nunca conseguí pasar de las primeras lecciones.

Estudiar en solitario resultaba difícil y no tenía ninguna persona a quien acudir para consultar mis dudas.
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Por aquellos años supe que en Pamplona había alguna academia para adultos donde se podía aprender euskera en grupo y con profesor.

El año 1974, tras cumplir la mili, empecé a trabajar en Iruiñea. Asistí al comienzo de un curso que el profesor Jose Basterretxea dio en el Aula Magna de la universidad del Opus... pero aquella única clase a la que asistían doscientas personas no era nada práctica.

El siguiente paso fue saber donde estaba la Academia Arturo Campión, que según mis informantes era fenomenal en la enseñanza de euskera, ... y me matriculé en ella... 
Allí, en clases de diez o quince personas como mucho, tuve irakasles (profesores-as) de Baztán, Leiza, Larraun, Imotz, Donostia... 
Desde luego que gracias al diferente método que empleaban en Arturo Canpion y al estar en grupos mucho mas reducidos que el del profesor Basterretxea en el Opus, el provecho en el aprendizaje de todos era superior.

Al cabo de dos cursos y dos intensivos de verano, ya era capaz de expresarme en euskara.
Además conseguí que me aceptaran en un piso de estudiantes y trabajadores euskaldunes donde durante otros dos años conviví con gente de Leiza, Etxarri Aranaz, Donostia... 
Éramos gente que quería vivir en euskara todo el tiempo que fuese posible.

 Aquellos tiempos fueron de despertar social en muchos aspectos y entre las muchas inquietudes estaba la de aprender euskara.
Así que, gente de todas las edades vino a nuestra academia con el firme propósito de aprender nuestro milenario idioma.

Tras mi aprendizaje en Arturo Canpión, y tras un curso de preparación obtuve el título D de Euskalzaindía animado por los irakasles de nuestra academia.
También fueron ellos los que nos animaron a unos cuantos "novatos" a dar clase (una al día) a los grupos que entonces empezaban.
Y es que en aquellos años hubo en nuestra academia matriculaciones de más de trescientos nuevos alumnos a quienes había que atender.

También di clases de euskara a unos compañeros míos de Koxka - Ibérica del Frío durante tres años...
En Uxue comencé a dar euskara los fines de semana...  intento que aunque quedó en agua de borrajas fue motivo para que varios jóvenes que acudieron en un principio lo aprendiesen luego en Pamplona... 
Luego vino lo de ayudar al también uxuetarra Patxi Salaberri en su búsqueda de toponimia antigua de nuestro pueblo...

Ni Patxi Salaberri ni yo somos los únicos de Uxue, que siendo mozos aprendimos euskera por aquellos tiempos.
Por supuesto que todos los ujuetarras que lo aprendimos por aquel entonces nos seguimos comunicando en euskara. ¡Ya han pasado años desde aquel 1975!

A día de hoy hay un buen puñado de euskaldunes de Uxue o descendientes del pueblo.
Unos, porque lo aprendimos en nuestra juventud.
Otros, hijos y nietos de aquella generación que salió del pueblo en busca de trabajo y que fueron enviados por sus padres a las ikastolas.
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